Así ha quedado la industria de la música española tras la pandemia
Repasamos los nuevos agentes del sector y las problemáticas que han surgido durante el confinamiento, y otras novedades que ha traído la crisis sanitaria
Ah, los tiempos de la burbuja festivalera. Hace un suspiro había tantísimos conciertos y festivales en nuestro país que apenas se podía hacer un registro fiable y actualizado, pero la llegada del coronavirus ha borrado de un plumazo el mapa tradicional de eventos musicales en vivo hasta nuevo aviso, probablemente cargándose a muchos de ellos para siempre. Aún es imposible estimar cuándo va a volver el sector a la normalidad, y esa incertidumbre está generando muchísima desazón, pero también está agudizando el ingenio de algunos promotores y, lo que es más importante, está movilizando a los propios músicos.
Uno de los primeros efectos de la pandemia en esta industria ha sido la creación de la Unión de Músicos Profesionales , «una alianza fruto de una reclamación histórica del sector cuya constitución ha acelerado la crisis actual», tal como señala su comunicado de presentación, que también explica que la entidad nace para «hacer más presión y fuerza a la hora de defender los derechos de las y los músicos profesionales y ejercer de interlocutores ante el gobierno central, gobiernos autonómicos y municipales, así como ante entes sociales y empresariales, para conseguir un nuevo marco legislativo que refleje la realidad de esta profesión, mediante el desarrollo del Estatuto del Artista». Hablamos con su portavoz Joan Bosch Anton, que también es vicepresidente de GEMA.
¿Cuál es el objetivo de la creación de la UMP?
De las crisis se aprende dicen, no? Bien, pues el covid ha conseguido algo inusitado en el mundo de la música: una organización seria y un trabajo continuo para para hacer bien visibles a intérpretes y autores, asociándose entre ellos, y construyendo una plataforma para poder interlocutar directamente con las administraciones.
¿Qué problemáticas se están encontrando, y qué soluciones les están buscando, si las hay?
Podríamos hacer una larga lista de graves problemas en nuestra profesión. Cierto es que compartimos carencias con otros sectores, cosas muy básicas como pérdida de trabajo y ausencia de ingresos. Pero es que a esto se suma la extrema dificultad crónica en acceder a ayudas habituales en otros entornos, como la esencial prestación por desempleo o ayudas a autónomos, dada la intermitencia de nuestra actividad o la resistencia a ultranza de muchas empresas a realizar contratos laborales por cada actuación; el mundo de la cultura contempla un alto grado de porcentaje de los llamados free lance, autónomos o, el substantivo trending: emprendedores. La Unión de Músicos Profesionales ha jugado un papel crucial en la interlocución con el Gobierno para que los músicos, durante la pandemia, tengan acceso a la prestación por desempleo sin demasiadas trabas y con unos requisitos razonables. De la misma forma que hemos tratado este tema con representantes de los Ministerios de Cultura y el de Hacienda, con rigor, agilidad y un profundo conocimiento de la realidad del músico, podemos seguir explicando nuestras carencias y negociando las mejoras pendientes que ya se esbozaron en el trabajo previo sobre el Estatuto del Artista. Pero necesitamos que continúe esta predisposición de la Administración a sentarse, entender nuestra especificidad y dejar de tratar al sector musical como un apéndice de las artes escénicas, ya que nuestros problemas son propios y diferentes de otros ámbitos de la cultura.
¿Cómo están viendo las primeras iniciativas de conciertos con aforo reducido y en autocines? ¿Son rentables sin patrocinios de por medio?
Toda iniciativa que represente poner en marcha al sector se observa con cierto optimismo. Cualquier medida propuesta por cualquier administración también, y a nosotros, a UMP, nos toca analizar las documentaciones puestas encima de la mesa y hacer nuestra aportación, aportación, por otra parte, que nace del conocimiento absoluto de nuestro trabajo, aportación que pensamos indispensable. Un ejemplo, un amigo neurocirujano siempre es preguntado sobre las medidas para su labor que, ahí es nada, medio centímetro arriba, o abajo, son muy importantes. Pues bien, preguntan a él puesto que riesgos laborales saben que nadie mejor que el médico para definir parámetros de seguridad, si? Entonces, es de lógica que nadie mejor que el músico para dar las primeras impresiones de por dónde puede ir la puesta en escena de las temporadas de conciertos en cuanto a como disponerse en un escenario, las relaciones entre los músicos de una orquesta sinfónica para que no suene descompesada por tener que reducir músicos para preservar las distancias, nuevos formatos... En lo que respecta a los patrocinios, aforos reducidos y otras consecuencias que el covid ha traído, no tenemos muy claro si tenemos que ser los músicos y autores los que tengamos que valorar el concepto rentabilidad porque, supongo, te refieres a rentabilidad económica. ¡Claro! Si el productor no genera dinero, lo más probable es que desaparezca el ciclo de conciertos y nosotros nos quedemos sin trabajo, una vez más. Ahora bien, yo me preguntaría, ¿cuál es la responsabilidad del músico ante el tema de los patrocinios? Creo que la respuesta sería que su concierto fuese de total excelencia para generar nuevo público y que el que ha estado en el concierto vuelva. Entonces, ¿Quién tendría que remar para que los patrocinios no desaparezcan? Los programadores, ¿no? A cada uno su parte en el trabajo de sacar adelante una temporada de conciertos. No vamos a pedir a la buena persona que pone atriles y partituras que haga el solo del primer violín, ¿verdad?
¿Cómo ven el panorama general del sector de la música en España tras la pandemia? Ha habido mucho movimiento asociativo y sindical, también compras y fusiones de ticketeras, nacimiento de nuevas plataformas de streaming…
El panorama, antes, mientras y después siempre ha sido el mismo: no muy bueno. Además, si eres músico nacional, ¡peor! La idea de que todo lo que viene de fuera es excelente, desgraciadamente, perdura y perdura, como las pilas alcalinas del muñeco que nunca se terminan. Sí, ha habido mucho movimiento asociativo y lo ha traído el covid, y esperamos que la vacuna no se lo lleve. Todo ha sido fruto de la necesidad para poder afrontar una desazón absoluta e intentar buscar soluciones. Imagínate que a toda tu redacción os encierran en un saco oscuro y os empiezan a caer palos de todas partes, que no los ves ni venir, y luego os dejan libres. Así nos sentimos, metafóricamente hablando, claro. En lo que se refiere al streaming, los conciertos en ese formato han venido para quedarse, sin duda. Así que, vamos a por ello y a generar ideas interesantes en esas nuevas plataformas.
¿Se ha hecho un cálculo aproximado de la cantidad de empresas que podrían destruirse en el sector por esta crisis?
Se han hecho cálculos de los conciertos perdidos y del dinero que ha dejado de moverse. Cuando un grupo hace un concierto también tiene que pagar los impuestos correspondientes, pero es que genera actividad en otros sectores: las empresas que se dedican a la sonorización, a la iluminación, imprentas para la publicidad, los publicistas, acomodadores…
¿Creen que hay aspectos de la profesión musical que ya no volverán a ser igual, que se han quedado definitivamente atrás durante la pandemia?
Bueno, yo lo miro desde el otro lado del caleidoscopio. Nada se va a quedar atrás, el presidente del Gobierno lo dijo muy claro: «No vamos a dejar a nadie atrás», entendemos que en ese nadie abstracto está incluido nuestro mundo, nuestro trabajo. Nuestra lucha para tener unos cachés dignos viene y continúa, lo mismo para el sistema de contratación. Vamos a tener que exprimir las ideas para continuar trabajando y ingresando, tenemos la sensación que la profesión de músico genera utopías, quizás distopías, y, nosotros, como cualquier otro trabajador tenemos que pagar nuestras facturas de luz, agua, gas, colegios, ordenadores para nuestros hijos/as…
¿Dónde debería concentrar sus esfuerzos un músico hoy en día? ¿A qué aspectos laborales debería prestar más atención a partir de ahora?
La segunda pregunta creo que es más fácil, debería prestar más atención a todo el tema de su contratación pero vaya, como cualquier trabajador. La primera es más compleja. Hoy en día un músico debe saber de todo: management, marketing, Community manager, algo de fiscalidad y contabilidad, y, por supuesto, de música. Ahora que lo pienso es la misma problemática para un autónomo que se dedique a la serigrafía, por ejemplo; para que su empresa vaya hacia adelante también tendrá que desempeñar todos los papeles del drama.
¿Creen que las empresas del sector de la música en directo tienen los medios, la logística y sobre todo la información suficiente para implantar protocolos de seguridad e higiénico-sanitarios para ir incrementando su actividad progresivamente en los próximos meses? Si no hay rebrotes, claro…
¿Y las de restauración? ¿Y los hoteles? ¿Y la del turismo? Si tenemos fe en todas ellas, ¿no tenemos que tenerla en las empresas de la cultura?
¿Algún otro tema de interés que se haya quedado en el tintero, y que consideren conveniente comentar?
Consumid cultura y, a poder ser, cultura kilómetro cero. Esa es la clave para nuestra salvación. Tanto se habla del frutero de la esquina, de la tienda de electrodomésticos de enfrente, del carpintero del barrio, y cada vez son más la voces de consumo responsable y no abusar de tiendas de muebles de paquetes planos que son fáciles de cargar en el coche, o de las web de tiendas online, o de grandes superficies. La cultura es exactamente lo mismo: necesitamos al consumidor y que éste piense bien de qué se alimenta.
En cuanto a movimientos asociativos, otro gran proyecto surgido en el confinamiento ha sido la Plataforma Contra la Precariedad en la Música Profesional , una alianza que cuenta con una ingente cantidad de artistas de primera línea entre los que están Javier Ruibal, Miguel Ríos, Ana Belén, Victor Manuel, Rozalén, Jorge Drexler , El Kanka, Zenet, Chano Domínguez, Ariel Rot, Coque Malla, Marwan, Arkano, Pedro Guerra, Jorge Pardo, Wyoming, Izal, Diana Navarro, Pasión Vega o Vetusta Morla.
«La penosa situación actual en nuestra profesión, provocada por esta pandemia, tan solo ha visibilizado una precariedad antigua y pre-existente de manera estructural», dice su carta de presentación. «Ejercer nuestra profesión de forma legal, con garantías y derechos, resulta un calvario imposible, debido al laberinto burocrático al que se nos obliga para conseguir dicha legalidad. Esas trabas administrativas a las que se somete al sector obligan a la mayoría de las/ los profesionales de la música al furtivismo, la indefensión y la invisibilidad laboral . Nuestra dignidad como profesionales pasa por el reconocimiento del derecho a una pensión, que provenga de un digno sistema de altas y bajas por nuestro régimen especial, por el desarrollo del Estatuto del Artista, y por una correcta y estrecha vigilancia por parte de la administración de su estricto cumplimiento».
La plataforma llama a todos los profesionales del sector a «informarse y asociarse», pero además propone una serie de medidas concretas con una mesa de trabajo donde se establezca, como mínimo, un punto de partida; un «máximo común divisor» de medidas incuestionables consensuadas entre las diferentes asociaciones ahí representadas , como por ejemplo:
• Revisión de las medidas de emergencia social, consideradas insuficientes debido al abandono de la gran mayoría de los músicos de base.
• La revisión del Real Decreto 1435/1985 en algunos de sus apartados.
• Desarrollo del Estatuto del Artista.
• Alta obligatoria en la Seguridad Social en el Régimen Especial de Artistas.
• Garantizar un sistema de pensiones equiparable de fácil acceso.
• La revisión de los modelos francés y alemán como punto de partida (desde el contrato intermitente, al pago de cuotas subvencionado).
• La creación de la Oficina del Músico.
Otro nuevo agente del sector que ha nacido a raíz de la pandemia ha sido Rebel Rebel, un proyecto que surge con el firme objetivo de guiar a las empresas y profesionales de esta industria (promotores, salas, festivales, oficinas de management, sellos, fundaciones, técnicos...) hacia nuevas oportunidades, y que viene respaldado por Sympathy for the Lawyer, despacho de abogados de referencia en el gremio musical. Durante la crisis sanitaria han sido referencia en el sector y han lanzado una consultoría estratégica que llega para acompañar, apoyar y ayudar en este proceso de transformación y cambio. Nos lo cuenta con más detalle Lidia Gámez, CEO de Rebel Rebel y directora de operaciones de Sympathy for the Lawyer.
¿Cuál es el objetivo de la creación de Rebel Rebel?
Rebel Rebel nace para trabajar proyectos innovadores que ayuden a mejorar el sector de la música, para empujar en su recuperación y crecimiento. La crisis provocada por la pandemia hace que la innovación y la adaptación al cambio sean más necesarias que nunca en este negocio. Para innovar y desarrollar nuevos proyectos nos basamos en el espíritu inconformista y rebelde que está implícito en la música desde sus orígenes, sin miedo a cambiar las reglas. No hay que olvidar que trabajamos en un sector que siempre ha sido resiliente, ágil y valiente. Pero esa innovación y creatividad debe sustentarse en una estrategia sólida con enfoque empresarial, así que también trabajamos en conseguir financiación para los proyectos, principalmente con subvenciones, patrocinios, inversores e incentivos fiscales. En definitiva, transformamos ideas de negocio en realidades.
¿Están ya trabajando en los primeros proyectos? ¿Qué problemáticas se están encontrando?
Hace tiempo que en Sympathy for the Lawyer venimos trabajando otras cuestiones más allá del ámbito legal, como consultoría de negocio, optimización de empresas, estrategia, recursos humanos,... Pero desde el lanzamiento de Rebel Rebel nos han llegado varios proyectos muy importantes que tendrán un fuerte impacto en el sector, tanto en España como en ámbito internacional de tipo: experience learning y mentoring en la industria musical, así como planes de inteligencia creativa para empresas, diseño de proyectos digitales, plataformas, etc. Nuestros clientes tienen buenas ideas en el cajón, pero necesitan ayuda para convertirlas en una realidad. Otra problemática que afrontamos es la adaptación al entorno PostCovid-19, donde trabajamos en identificar los nuevos retos y oportunidades y ayudamos a que las empresas o profesionales se mantengan competitivos y relevantes en el sector. Y por supuesto, la falta de ingresos hace necesario que ayudemos a encontrar fuentes de financiación.
Han puesto en marcha Hub, un espacio online con contenidos sobre la cara profesional de la música, guías legales, inspiración, webinars, buscador de subvenciones, ofertas de empleo... ¿Qué tal está funcionando?
Las cifras de visitas y suscriptores muestran que ha tenido una gran acogida por el sector. En unas pocas semanas se ha convertido en una referencia para el lado profesional de la música. El blog legal de Sympathy for the Lawyer ya tenía un tráfico web muy alto desde hace años, pero con HUB hemos tenido un incremento notable. Por otro lado, el feedback y comentarios que nos llegan son muy positivos; especialmente nos cuentan que nuestra información y contenidos han sido de mucha ayuda en estas semanas tan duras, lo cual nos emociona y compensa el esfuerzo que hemos realizado. El proyecto de HUB lo teníamos planteado desde finales de 2019, pero ha llegado en un momento en el que será un aliado para el sector de la música. Se trata de contenido con un enfoque muy práctico y útil sobre todo lo necesario para la gestión de actividades relacionadas con la música: legal, innovación, procesos empresariales, subvenciones, empleo, financiación, seguridad en eventos o estrategia de negocio, entre otras temáticas. Recopilamos mucho conocimiento antes disperso y lo adaptamos completamente a la realidad de la música, pensado para artistas, promotores de conciertos, sellos discográficos, agencias de management y booking, salas, festivales,...
¿El tema de la devolución de entradas se está gestionando razonablemente bien en términos generales?
Ha sido complicado porque la normativa aprobada durante el Estado de Alarma sobre esta cuestión era compleja y se generó mucha confusión en el sector. Hemos encontrado interpretaciones erróneas y algunos protocolos que podían dar problemas posteriores. A Sympathy for the Lawyer nos han llegado durante la pandemia muchos promotores que no habían desarrollado una correcta planificación jurídica previa, sobre condiciones de venta de entradas, contratos con artistas, cumplimiento normativo,... Lógicamente, los efectos de la crisis sanitaria han evidenciado la importancia de un asesoramiento especializado para todas estas cuestiones. Finalmente hemos conseguido implantar fórmulas para las cancelaciones y reembolsos en equilibrio entre los intereses de promotor y derechos del público. Además, la estrategia la hemos complementado buscando financiación en condiciones favorables para asumir la devolución de entradas que se soliciten.
¿Cómo están viendo las primeras iniciativas de conciertos con aforo reducido y en autocines? ¿Son rentables sin patrocinios de por medio?
Las cifras previstas inicialmente para la desescalada eran muy restrictivas. Ahora cada comunidad autónoma está aprobando normativa propia con criterios de aforo desiguales. Hemos colaborado con la Federación Es_Música en la propuesta de unas condiciones para conciertos y eventos que permitan recuperar una rentabilidad mínima para la música en vivo, desde unos sólidos argumentos técnicos que incluso mejoran las medidas de seguridad para público, artistas y trabajadores. Será difícil para la música en directo alcanzar rentabilidad en 2020, y muchos promotores, agencias y artistas trabajarán este verano para no tener su maquinaria parada, nos consta que también hay mucha vocación detrás de esos proyectos.
¿Cómo ven el panorama general del sector de la música en España tras la pandemia? Ha habido mucho movimientos asociativo y sindical, también compras y fusiones de ticketeras, nacimiento de nuevas plataformas de streaming…
Sin duda, hemos entrado en una realidad diferente a la que conocíamos. En este contexto, solo queda asumir que ciertas cosas no volverán a ser iguales, y a partir de ahí trabajar duro en identificar las nuevas oportunidades que nos brinda esta situación. Las dificultades nos hacen desarrollar la astucia y la creatividad posicionandonos en escenarios más favorables de los que partíamos. No solo tenemos que conseguir que no nos arrastre la ola, sino que tenemos que aprender a surfear en la cresta y aprovechar su fuerza... De otro lado, las crisis siempre evidencian deficiencias del entorno que en situaciones de bonanza no se perciben. Y esta pandemia ha servido para poner de manifiesto la desprotección de profesionales que forman parte de la industria musical como las crews, por ejemplo. Esta situación debe servir para unir al sector, trabajar con los poderes públicos y luchar por una industria musical con pilares más sólidos y dónde se avance en la protección y el talento de estas figuras.
¿Han hecho un cálculo aproximado de la cantidad de empresas que podrían destruirse en el sector por esta crisis?
Es difícil hacer una estimación, pero existe un riesgo muy alto de perder un tejido profesional en el sector que luego costará recuperar. Algunos perfiles lo están teniendo complicado, como el caso de técnicos, pequeñas salas de conciertos y microempresas promotoras o agencias, que son la base de nuestro ecosistema musical y serán los más perjudicados. Ellos no pueden aguantar esa falta de mínima rentabilidad y necesitan ayudas directas de las administraciones públicas para no desaparecer definitivamente. También hay otras profesiones de la música en riesgo de las que no nos podemos olvidar, como periodistas, fotógrafos, locales de ensayo... Es preocupante que si toda esa gente cierra y se va a otros sectores, la industria musical se está descapitalizando a nivel de talento y conocimiento.
¿Creen que hay aspectos de la profesión musical que ya no volverán a ser igual, que se han quedado definitivamente atrás durante la pandemia?
Estamos viviendo una experiencia social y económica que cambiará muchas cosas. Tenemos que afrontar un proceso de reinicio y de reinvención para el negocio de la música. Hay que verlo como una oportunidad de mejorar el sector; si ciertas cosas van a cambiar sin remedio, aprovechar la inercia para orientarlo hacia el lado positivo. La música popular en España nunca lo ha tenido fácil, se trata de un sector que siempre ha vivido dentro del cambio, creo que eso es una fortaleza para afrontar esta situación. La primera etapa de la crisis ha afectado a la música en directo por las restricciones sanitarias, pero ahora viene una crisis económica muy fuerte, que afectará al consumo general, y por tanto a los ingresos discográficos, sincronizaciones, publicidad, derechos de autor… Todo el sector debe estar unido y preparado para reinventarse (de nuevo).
¿Dónde debería concentrar sus esfuerzos un músico hoy en día? ¿A qué aspectos laborales debería prestar más atención a partir de ahora?
Ahora más que nunca es importante profesionalizar todos los aspectos de su carrera más allá del lado artístico: gestión económica, propiedad intelectual, estrategia, impuestos, subvenciones,... Estar fuerte en esos aspectos significa poner en valor su trabajo. Una carrera artística es un negocio que hay que gestionar, e incluso si opta por autoeditarse con su propio sello necesitará trabajar en equipo, con agentes, productores y profesionales de confianza.
¿Creen que las empresas del sector de la música en directo tienen los medios, la logística y sobre todo la información suficiente para implantar protocolos de seguridad e higiénico-sanitarios para ir incrementando su actividad progresivamente en los próximos meses?
La dispersión autonómica en materia de normativa sobre espectáculos siempre ha sido una dificultad para la música en vivo, pues muchas empresas del sector (promotores, agencias y artistas) trabajan en todo el territorio estatal y las obligaciones legales varían mucho para cada concierto. La crisis sanitaria va a suponer unas medidas adicionales para promotores en los próximos meses que son difíciles de asumir. Pero creemos que la seguridad y gestión de eventos ha cambiado para siempre, igual que el 11S cambió la manera de viajar, y habrá que adaptarse a un nuevo paradigma para los eventos incluso una vez llegue la vacuna. En todo caso, la seguridad y buenas prácticas en la organización de espectáculos siempre será primordial, aunque no haya virus. Tras la pandemia deberemos mejorar todos los procesos de planificación y gestión del evento, y empezar a ver la seguridad como una inversión y no como un gasto. Aparte de evitar daños y tragedias, una buena gestión de la seguridad aumenta la satisfacción del público y optimiza costes, lo cual también se traduce en una mayor rentabilidad económica.
La promotora más poderosa, Live Nation, quiere que los artistas asuman reducciones salariales y cargas de cancelación para espectáculos. ¿Qué les parece?
Se trata de unas directrices de negociación generales planteadas desde Estados Unidos. Habrá que ver si esa política la trasladan a las actividades en España. Es un reflejo de las tendencias que se pueden ir consolidando para 2020 y 2021 en los contratos entre promotores y agencias, muy condicionadas por los nuevos riesgos e incertidumbres en la organización de festivales y giras. Será inevitable una mayor tensión en las relaciones entre promotores y agencias, por lo que es fundamental cuidar mucho los aspectos legales en la negociación de los contratos para las actuaciones.
El sector del streaming español también ha experimentado cambios, con el surgimiento de plataformas como Vuvuzela.es o Wegow Streamings , perteneciente a la ticketera Wegow. Este nuevo servicio permite a promotores y artistas organizar un concierto en streaming o en formato mixto de forma sencilla. Tan solo debe concretar la fecha y la hora, del resto se encarga Wegow.
Con estos conciertos online los usuarios pueden vivir los conciertos de esta nueva manera, disfrutando de sus artistas favoritos cómodamente desde su casa, solos o acompañados. Además, los streamings traen nuevas ventajas como los meetandgreet digitales, o la posibilidad de volver a ver el concierto cuando se desee.
Desde Wegow ya se han organizado streamings y conciertos mixtos tanto a nivel nacional, como internacional. En España se han sumado artistas como Trueno, Desakato o Ginebras, y fueron un verdadero éxito. En México, donde Wegow está en pleno crecimiento y cuenta con oficina, se han realizado más de diez streamings en apenas dos semanas, con artistas como Camilo Séptimo, Odisseo, Technicolor Fabrics, Simpson A Huevo o el ciclo Morres Online. «La producción, el sonido, la entrega de los artistas y la participación de los fans demostró que este formato gusta, y ha llegado para quedarse», dicen desde la plataforma.
¿Cómo funciona? Wegow Streamings ofrece la plataforma tecnológica, producción, comunicación, venta de entradas, control de accesos, y personalización de este tipo de conciertos. Algunas de las funcionalidades que destacan es una emisión segura en un entorno protegido, una retransmisión mundial con capacidad de segmentación por áreas geográficas, la gestión de todas las necesidades técnicas y de producción, así como de venta de entradas, acceso y visualización. Además, Vimeo es el partner tecnológico para la retransmisión de los streamings, ofreciendo la mejor calidad posible para cada espectador.
También cuenta con nuevas posibilidades como la conexión y conversación con el artista durante el concierto, chats para socializar con otros fans, la posibilidad de volver al streaming una vez finalizado en Pay Per View, y muchas más. « En definitiva, los conciertos en streaming son una apuesta de futuro» , dice la compañía. «Promotores y artistas podrán rentabilizar sus conciertos vendiendo más allá del aforo limitado, así como ampliar su público y conseguir mayor presencia. Mientras que el fan, tiene una nueva forma de ver a su artista o banda cuando se encuentre en otra ciudad, cuando haya sold out, o simplemente porque prefiera este nuevo plan».
En el sector de las ticketeras también ha habido cambios . Por ejemplo, la empresa española entradium ha anunciado la adquisición de hiphoptickets y se encuentra negociando la compra de otras dos plataformas de venta de entradas.
Y tras la pandemia, también hay novedades en cuanto a la defensa de derechos de autor. La Sociedad Española de Derechos de Autor, SEDA , ha presentado ya la documentación necesaria ante el Ministerio de Cultura, y ya forma parte de la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores (CISAC), lo cual supone el fin del dominio absoluto de la entidad de gestión tradicional, la SGAE. Hasta el pasado 1 de julio, los artistas que lo desearan han podido «migrar» a esta nueva entidad.