El portal YouTube pone en pie de guerra a músicos de todo el mundo
Los artistas acuden a la Comisión Europea y el Congreso de EE.UU. para exigir mejores retribuciones
Tras años de goteo de rebeliones individuales contra Spotify y Apple, los artistas han decidido unir sus fuerzas para batir a un rival mucho más poderoso, el omnipresente YouTube . A través de una carta firmada por más de mil músicos y enviada el pasado jueves al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, esta alianza pretende conseguir unas condiciones más justas por el uso de las canciones en el portal de vídeos online.
«El futuro está amenazado por una grave transferencia de valor causada por los servicios de alojamiento de contenidos como YouTube, que desvían el valor creado por los artistas y los cantantes de forma desleal. Mientras el consumo de música está en niveles de récord, los servicios de alojamiento de contenidos abusan de las exenciones de alojamiento seguro», reza la misiva, que lleva las firmas de Lady Gaga , Coldplay, Paul McCartney , Elton John, Sam Smith, David Guetta, Ed Sheeran, Bruno Mars, Robert Plant, Mark Knopfler , Steven Tyler, Christina Aguilera y Calvin Harris y otros mil compañeros de profesión.
La declaración de los artistas argumenta que YouTube no les retribuye lo suficiente por el uso de sus contenidos, ya que una reproducción en dicho portal genera ingresos tres veces menores que los de servicios como Spotify. Además el portal de vídeos encierra otro quebradero de cabeza para los creadores, ya que el contenido puede ser publicado por terceros, de forma que la plataforma puede eludir (conscientemente o no) el pago de los correspondientes derechos de difusión, cosa que no ocurre con otros portales de streaming como Spotify, Napster, Deezer o Apple Music, donde son los sellos y los denominados agregadores los que suben los contenidos, y nunca particulares.
Uso indebido
A través de la publicidad (antes, durante y/o después del vídeo), una canción puede generar alrededor de un euro por cada mil reproducciones . Pero si es un tercero el que sube esa canción (o la usa para musicar su contenido propio), no se genera nada para el autor hasta que YouTube detecta ese uso indebido, y o bien cancela el vídeo en cuestión o bien obtiene la pertinente tasa para el artista. Y el problema es que eso lleva su tiempo.
La llamada a la revuelta también ha tenido eco en España, donde han firmado Alejandro Sanz, Pablo Alborán, Raphael, Joaquín Sabina, Plácido Domingo, David Bisbal , Bustamante, Raphael, Manuel Carrasco, Melendi, Rosario Flores, Sergio Dalma , Silvia Pérez Cruz, Arcángel , Antonio Carmona, Luis Eduardo Aute y muchos otros artistas. Y es que la protesta es ya un fenómeno casi global, pues hace menos de una semana la peleona Taylor Swift también ha comandado el inicio de las hostilidades con YouTube a través de una carta abierta al Congreso de los Estados Unidos, en la que los firmantes abogan por una «reforma sensible» del Digital Millennium Copyright Act (D.M.C.A), ley que fue firmada en 1998 y que por tanto consideran obsoleta, ya que pocos años después las reglas del juego cambiaron radicalmente con el nacimiento de los servicios de reproducción de video. Allí la iniciativa cuenta con el apoyo de grandes sellos discográficos como Sony Music y Universal, y al igual que sus colegas europeos, su demanda es que se deje de permitir a los usuarios compartir material con copyright, «un hecho que permite que las compañías tecnológicas obtengan una enorme cantidad de beneficios dándole a los usuarios todas las facilidades para subir cada canción grabada en la historia a través de un smartphone, mientras las ganancias de autores y artistas no paran de decrecer».
El otro negocio
En la mayor plataforma de streaming de audio, Spotify, el artista gana con cada reproducción entre 0,006 dólares (0,004 euros) y 0,0084 dólares , en función de distintas variables como el número de reproducciones totales de la canción, el número de oyentes que escuchan su canción en ese mismo momento o su cuota de mercado (número total de reproducciones de dicho artista entre el número total de Spotify). Apple Music , que tuvo que rectificar su estrategia por las protestas de Taylor Swift (el portal pretendía no pagar nada a los artistas por las reproducciones generadas en los tres meses de prueba del usuario), ofrece cuantías algo más beneficiosas a los autores.
En cuanto a las ganancias por la venta de discos, la mitad se reparte entre el sello discográfico (30%) y los impuestos (21% en España). El establecimiento que vende el disco suele quedarse un margen del 15%, y el fabricante y el distribuidor se quedan un 8% cada uno. Así que, descontando los fastos relacionados con el copyright (5%), al grupo o el artista le queda un 13% del que hay descontar también los gastos de producción, promoción, management y servicios jurídicos.
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