Pongamos que hablo de Sabina: 6 cosas que quizá no sabías del bardo de Úbeda
El nuevo documental sobre su vida revela increíbles anécdotas sobre algunos de los aspectos más controvertidos de su personalidad
El canallismo ilustrado del protagonista es uno de los ejes del documental «Pongamos que hablo de Sabina» , conducido por Iñaki López y dirigido por Alberto del Pozo, y cuyo primer capítulo (de un total de tres) ha sido estrenado por Atresmedia este domingo. Pancho Varona, Esperanza Aguirre, Leiva, Celia Villalobos, Ana Belén, Pablo Iglesias, Vanesa Martín, Sánchez-Dragó y el Gran Wyoming son una muestra del variopinto elenco de personajes de todos los ámbitos, que se han prestado a contar sus reflexiones y anécdotas sabineras menos conocidas. Estas son algunas de ellas.
1. Una modelo inspiró su canción «19 días y 500 noches»
En el documental habla por primera vez en público la mujer que inspiró una de sus composiciones más inolvidables, «19 días y 500 noches». Se llama Cristina Zubillaga, y conoció a Sabina a finales de los ochenta, cuando trabajaba como modelo. «Yo era un poco loquita de la noche, me perdía de mis amigas y en una de esas aparecí sola en Amnesia», cuenta Zubillaga, refiriéndose a la famosa discoteca de Madrid. «Estaba sola en un rincón tomando una copa. Vi a Joaquín y se acercó porque yo creo que le acosé un poco mirándole y me dijo: '¿Quieres tomar una copa?'. Le dije que sí y así siguió todo». Aquella noche acabaron juntos en la casa de Pancho Varona. «Hubo mucha química, me gustó su caballerosidad. Hubo sus tiempos, su historia, me llamó mucho la atención lo bien que hablaba... Yo para él era una tía buena, una modelo... hasta que un día me llamó y me dijo que era algo más», cuenta ella en el documental.
Poco después empezaron los malos rollos entre ellos, casi siempre por el alocado ritmo de vida del músico, que hacía que su casa se convirtiese todos los días en lugar de paso para amiguetes y demás crápulas de la noche madrileña. «Me levantaba en camisón y ahí estaba un amigo que había entrado con otra amiga para enseñarle la casa de Joaquín. ¡Quería matar a Joaquín!», dice Zubillaga, que finalmente dejó a Joaquín, inspirándole para escribir la famosa «19 días y 500 noches».
A pesar de todo, Zubillaga fue a visitarle al hospital en 2001, cuando sufrió un ictus. «Me enteré del ictus y a la hora estaba en el aeropuerto para ir a verlo. Me dio igual quien estuviera. Allí estaba la madre de sus hijas y Jimena, entonces su novia. Me dejaron entrar cuando dije que me iría cuando le viera», cuenta la ex modelo, que asegura que ha inspirado otras canciones de Sabina que le gustan más que «19 días y 500 noches».
2. Fue condenado a un arresto domiciliario por un altercado con una seguidora
Esta anécdota enlaza con los días de vino y rosas con Cristina Zubillaga. Es ella la que explica en el documental por qué Sabina pasó tanto tiempo en casa durante una temporada. «Las fiestas las hacíamos en su casa porque Joaquín tuvo un arresto domiciliario y como no podíamos salir. Fue a causa de un accidente con una fan que le acosaba. Creó que ocurrió en Nochevieja y sin querer le dio con un vaso, le denunció y... Creo que esto nunca se ha contado», relata su ex.
3. Es fan de OT y quiso cantar con Nuria Fergó
En el documental también descubrimos que Sabina es muy fan de programas como Sálvame, y también de Operació Triunfo. De hecho, le mandó este mensaje a Nuria Fergó, una de las participantes en la primera edición del concurso: «Que sepas que yo iba contigo, yo te votaba y defendía tus canciones. Y quiero que grabemos algo juntos». Pero la cantante rechazó su oferta: «Yo pensaba que este señor era un viejo verde y no le hice caso. No le cogí el teléfono y podía haber cantado una canción con Joaquín Sabina», ha confesado en una reciente entrevista.
4. Se peleó con Ramoncín y con Manolo Tena
Al parecer, Sabina ha tenido sus más y sus menos con algunos compañeros de profesión. Uno de ellos fue Manolo Tena, a quien dedicaría «Conductores suicidas», y el otro es Ramoncín, al no le sentó bien que Sabina llamara a una de sus giras «Carretera y Top Manta». El título hacía sorna con un tema con el que Ramoncín se estaba dejando la piel (la piratería), que no pudo contenerse y afirmó: «No suelo hablar mal del nadie, pero que Joaquín Sabina salga de gira con el nombre 'carretera y top manta' creo que dice a las claras en qué situación está este colectivo, cómo algunos piensan que es esto y cómo algunos se aprovechan de una situación determinada. Me parece que hay cosas que pueden ser escandalosas y otras que pueden ser repugnantes, y ésta lo es. Uno no puede creer que está por encima del bien y del mal, uno no puede creer que es Dios y como me permiten estar afónico, no cantar, irme, no venir... ¿carretera y top manta? Bueno, pues yo, desde aquí, le digo que es vergonzoso y que es un insulto al resto de los compañeros».
Las declaraciones de Ramoncín tuvieron reacción de Sabina: «Que se joda. Si es más tonto, no nace. Más piratas y más grandes hay en las multinacionales». Pero al final, hicieron las paces.
5. Arrastra una depresión desde que empezó el siglo XXI
En «Pongamos que hablo de Sabina» también se descubre que el ictus que sufrió en 2001 derivó en una depresión, que finalmente ha sido crónica. De ello habla la escritora Almudena Grandes, otra buena amiga del bardo que asegura: «Joaquín torea la depresión bastante bien porque es una compañera de viaje».
6. Tiene pendiente una pintura escatológica con Sánchez-Dragó
Cuando conoció a Fernando Sánchez Dragó, «lo primero que se sorprendió fue de que yo fuera del PP y me supiera la letra de sus canciones y me gustara él», dice el escritor en el documental, que gracias a esta entrevista desvela una de las anécdotas más bizarras y escatológicas del historial sabinero. «Una vez le pregunté a Joaquín se me dejaría que le pintara los cojones de rojo. Él me contestó: «Si tú me pintas los cojones, yo te dedico un soneto». Todavía tenemos pendiente esa cita, estoy seguro de que se dejaría».