Paco Loco: «El indie soy yo»
Estrenan en el Festival de Cine de Sevilla un «rockumental» sobre el carismático productor de pop español, que ha trabajado con Bunbury, Triángulo de Amor Bizarro o Hinds, entre muchos otros, y aprovechamos para charlar con él sobre su larga trayectoria y mil cosas más
Hinds , Lori Meyers , Bunbury , The Sadies , Triángulo de Amor Bizarro , Marina Gallardo , Gary Louris o Bigott son solo unos pocos nombres de la larga retahíla que hilvanan, nutren y habitan los últimos 20 años de Paco Martínez aka Paco Loco en su nidito de amor y magia en el Puerto de Santa María. El mitológico productor musical, que gusta de desnudarse para contagiar la pandemia del sonrojo, tiene algo de sacerdote indie al descubrir su vocación postrera de «trabajar para los demás» en lugar de para su gloria y arte. Carismático facilitador sónico, ahora Daniel Cervantes y Mikel Gil le han hecho un «rockumental» llamado «Paco Loco: viva el noise» , que se estrena este jueves en el Festival de Cine de Sevilla, y en el que a partir de su figura recorren temas varios, que pasamos a preguntarle al propio señor Loco.
- ¿Se han resentido mucho las grabaciones durante la pandemia?
Cuando estaba el confinamiento y ahora con el Estado de Alarma, sí. Pero por suerte para mí, en el momento en el que se abrieron las puertas volví a la situación normal. Porque los grupos que yo tengo tienen su vida y están empezando en esto, su vida es otra, y más o menos mantienen las fechas de grabaciones. Yo no tengo muchos grupos que su vida depende directamente de la música. Eso quiere decir que si no trabajan, no tienen dinero. Y entonces no pueden grabar. Sí que tuve algún chico que me dijo «no podemos pagarlo ahora, no hemos tocado ni hemos podido ensayar». Yo creo que hay que amoldarse a las cosas y tirar para adelante, no vale la pena estar lamentándonos todo el rato. Tengo amigos que siempre que hablas con ellos es «vaya mierda esto». Es lo que es y ya está, no podemos hacer nada.
- Graba a muchos primerizos.
Sí, y algunos se han convertido en parte bastante grande de la música en España, y yo los grabé cuando no los conocía nadie. Por alguna razón especial, los grupos que están muy consagrados, menos algunos, igual me tienen como alguien de grupos que empiezan. Y los grupos que empiezan piensan que soy un productor de grupos consagrados. También me llegan grupos que están muy instaurados en la música española.
- Como Mikel Erentxun.
Como Mikel, como Enrique (Bunbury), La Habitación Roja , o más independientes como Triángulo de Amor Bizarro, grupos más establecidos que han decidido trabajar conmigo.
- Parece a gusto con los grupos novatos y sus nuevas ideas, ¿no?
Eso va mucho conmigo, la verdad. Porque, sobre todo, los grupos que empiezan tienen otro tipo de ilusión. No es que los grupos establecidos no tengan ilusión, porque tú cuando grabas a Mikel es un tipo que parece que está grabando su primer disco, o La Habitación Roja o Enrique Bunbury, la gente que tuve la suerte de trabajar, pero los que están empezando sí que me gusta. Con la gente del Monkey Week nos propusimos hacer una especie de sello discográfico que no lo era, en verdad, pero iba a ser una lanzadera de grupos que nos gusten, darles una oportunidad y que los desarrolle otra persona. En ningún momento tengo ninguna gana de hacer promoción de discos ni nada así.
- En el documental dicen que se amolda para que la gente pueda sacar su música.
Bueno, tengo que decir dos cosas. Yo no he visto el documental (risas) así que no sé lo que se habla y no puedo hacer spoilers. Y no es que yo me amolde a los presupuestos, porque por respeto hacia los demás tengo que cobrar a todos por igual. Lo que sí me amoldo es en la implicación, y me implico con todo el mundo porque evidentemente si tengo una grabación de 7 días habrá algún día que tenga que hacer 20 horas de grabación. Y si tengo una grabación de 10 días igual ese día de 20 horas se convierte en 16. Si tengo una grabación de 20 días, normalmente hago mi jornada de trabajo que son 12 horas.
- ¿Cómo empezó en la producción?
Nunca tuve la inquietud de tener un documental ni de escribir un libro ni de ser productor. Las cosas surgen. A mí cuando era más joven lo que me gustaba era tocar en mi grupo, componer canciones y hacer música. Y en un momento dado pues me compré un equipo para grabar, con la idea de componer y hacer más canciones para mi grupo. También había conocido a un tipo que tenía una agencia de publicidad e hice un par de spots y quería hacer música para documentales y películas. Pero claro, al montar el estudio en un momento dado, en un momento de explosión de grupos jóvenes pues todos querían grabar. Y empecé a grabar, a grabar y a grabar, y mi inquietud por trabajar para mí mismo fue decreciendo y fue creciendo más la inquietud de trabajar para los demás. Al fin y al cabo he descubierto que el poco o mucho del talento que tengo está más al servicio de los demás que para el servicio mío. Descubrí que era más útil ayudando a la gente a grabar discos que grabando mi propia música.
- Curiosamente de joven, en sus propios grupos, no era el típico que se le daba bien el tema de cables y máquinas...
Bueno, en aquella época era todo muy precario. Era complicado tener máquinas. Pero no me siento muy ingeniero. Lo que sí me siento es más artístico, de desarrollar mi faceta más artística. La faceta técnica no sé si soy todo lo bueno que debería ser, eso sí que lo sé.
- Trabaja con cinta y con ordenador. ¿Por qué le gusta mantener viva la llama de lo analógico y cómo lo complementa con el ordenador?
Es muy fácil, cada uno tenemos en nuestro cerebro y en nuestro cuerpo escrito cómo hemos crecido. Para mí los grandes discos que yo conozco y las grandes proezas técnicas están hechas en estudios, con equipos, con cintas y mesas de mezclas. Y yo cuando escucho los discos que me gustan mucho cierro los ojos y me estoy imaginando el grupo en un estudio muy grande, con baterías, lleno de mesas de mezclas y la gente disfrutando. Todos mis amigos van cambiando hacia el rollo más ordenador y digital, y he descubierto que mi misión en la vida es mantener viva... Tengo una misión, soy el encargado de que esto no se pierda. Es una cuestión romántica, de entrar en un local y ver que se hace música y que está específicamente adecuado para hacer música. Muchas veces los estudios de hoy pueden ser un local para hacer música o para diseño o vídeo. Me gusta que sea un santuario donde solo se hace música, y que venga la gente y vea una mesa de mezclas, y que sea diferente y que me pregunte: «¿Y eso qué es?». Y decirle que es un grabador de cinta.
- ¿Tiene algún truco para que los grupos se sientan a gusto? ¿Son muy psicólogos los productores?
Bueno, todos tenemos que tener psicología en la vida, en la oficina y en el estudio. Porque los músicos vienen con una tensión para empezar porque van a grabar música y, también, porque creen que están delante de una persona que es alguien especial. Yo lo que hago entender a la gente que no soy más especial. He grabado más discos y tengo un poco de más experiencia que eso, pero hago entender a la gente que de la música nadie sabe. Porque por mucho que sepa yo, si a ti te gusta una canción que a mí no... no hay una cuestión de saber. La música es una cuestión de gustos y de sentimientos. Para mí lo principal es que la gente no se sienta un poco abrumada por el sitio en el que está. Y tratamos con respeto, como si fueran estrellas. Les ponemos las guitarras ahí y procuro que estemos todos al mismo nivel. Y cuando estamos al mismo nivel podemos hacer un chiste o nos podemos mandar a la mierda en plan broma, y nos podemos quitar los pantalones o no, estar en un sitio distendido. Cuando estas en un sitio distendido, todo es mejor. Los primeros dos días son un poco tensos, pero luego cuando la gente ve... Yo siempre comparo al técnico de sonido con los pilotos de las líneas comerciales. Cuando vas por el aeropuerto y viene un piloto parece que se para el mundo, y no deja de ser un conductor de aviones. Pues el técnico de sonido no es más que un tipo que mueve los botones para que tu música sea guay. La estrella es el músico.
- Grabar allí en el Puerto de Santa María es diferente porque los músicos duermen y comen con usted, es una experiencia más inmersiva.
- Todas las experiencias de mi estudio vienen de mi experiencia como músico, de cuando grababa en los años 80 y notaba que los estudios a los que yo podía acceder eran sitios que cuando se acababa la jornada te ibas a un hotel, a un apartamento o a tu casa y volvías al día siguiente y parecía que te habías olvidado y no sabías lo que estabas haciendo. Entonces, a mí me apetecía ir a un sitio donde la gente se sintiese cómoda y no tuviese que perder el tiempo. O sea, cuando acabase la grabación no tuvieran que irse y volver, cenar todos juntos, hablar de la grabación, hacer bromas y así conocernos entre todos. En los estudios en los que se graba de diez de la mañana a la hora que sea, cuando se va no conoces al músico en realidad. Lo conoces ahí en el estudio, pero realmente cuando lo conoces es cenando con él, comiendo, qué película le gusta, cuál no, y toda esa información, aunque parezca mentira, te sirve para ti para esa psicología que hablábamos antes. Se crea así una especie de vínculo muy grande que, bueno, cuando se marchan desaparece en unos meses, pero también suele durar bastante tiempo. Quiero decir, mis amigos son gente de estudios de grabación y, sobre todo, de grupos. Yo puedo ir a Murcia y llamar para cenar a alguien porque es amigo mío.
- A vueltas con el sonido perfecto, para usted es algo como el sonido imperfecto que sea más guay.
No exactamente así, es un poco complicado porque la perfección todo el mundo tiene su idea de perfección. Un hombre y una mujer para ti puede ser perfecto pero para otros no. ¿Cuál es la perfección? No hay unos estándares. Para mí es cuando lo que estás escuchando te emociona. Y eso te puede emocionar con la guitarra un poco desafinada o con la guitarra afinada. Te puede emocionar el grupo tocando con la claqueta tocando perfectamente o te puede emocionar cuando el cantante hace un gallo. Si estamos hablando de la perfección, de tocar una batería perfectamente al punto que siempre el 1 coincide con el 1, el 2 con el 2, si es una especie de campeonato a ver quién lo clava mejor ahí hay una perfección. Pero para mí la música no es un campeonato ni es cuestión de ser mejor o ser peor, es cuestión de poner una grabación y que te guste. Nosotros muchas veces hablamos que las maquetas nos suelen gustar más que los discos. Y las maquetas suelen ser técnicamente más imperfectas. Lou Reed , del que yo soy muy fan, decía que un disco tardó mucho en hacerlo porque quería que tuviese el sentimiento y el «feeling» de la maqueta con el sonido de la grabación. Y eso le llevó mucho tiempo.
- ¿Cuáles son sus discos favoritos en cuanto a sonido?
Hay muchísimos. Hay un disco que aún hoy sigo escuchando y me emociona a todos los niveles que es «Berlin» , de Lou Reed. Pero ayer estaba escuchando a T. Rex y suenan increíbles con cuatro cosas en el 73. Lo más flipante es que ahora mismo tendemos a usar mogollón de cosas en la grabación, mucha «reverb» y mucho «delay», y a mí las cosas que realmente me gustan tenían cuatro cosas.
- ¿Hay algún disco que te hubiera gustado producir a tu gusto porque no te gusta el sonido?
Yo no puedo disociar las canciones del sonido. Puede ser que a veces te guste una canción pero no cómo suena, aunque yo no suelo examinar tanto las canciones. Pero, por ejemplo, algún disco de Lou Reed de los 80 como «Mistrial» no me gustaba demasiado y luego lo vi en directo y me gustaron muchísimo las canciones. Es un poco difícil disociar. Esto lo hablé con un amigo técnico canadiense, que a él le gustaba mucho Leonard Cohen y le hicieron la misma pregunta. Y dijo: «Yo hubiera quitado todas las "reverbs" que le hicieron en "First we take Manhattan, then we take Berlin" ». Pero a mí me gustan tanto las canciones que me dan igual las reverberizaciones.
- ¿Cuál es la joya de la corona de tu estudio en materiales?
Bueno, yo creo que ahora mismo lo más guay que tengo es la mesa de mezclas, es con la tecnología antigua pero con las facilidades de las mesas modernas, muy cara y que me está dando lo que yo quiero que es rapidez con buen sonido y ese tipo de sonido antiguo que me gusta. Pero lo que más me gusta es la unión de todo, en general.
- Volviendo atrás, ¿que pasó con su grupo Los Locos en los 80 para que tuvieran un tremendo éxito en Asturias pero nada fuera?
Yo creo que igual éramos demasiado sofisticados para la época, una época que era un poco más salvaje en España. La Movida madrileña, y esto era un poco más sofisticado. No lo digo ni como bueno ni como malo, simplemente era diferente. E igual de esas cosas que la gente tienes que conocer mucho de primeras te cae mal pero luego cuando la conoces y dices pues es buen tío, yo creo que pasaba. La primera escucha era un poco difícil y luego... Lo digo por intentar por dar una explicación un poco normal. Tampoco me lo pregunto mucho, supongo que en la época si me lo preguntaría, pero ahora ya no. Es como es y ya está.
- Por cierto, en el documental se aprecia esa faceta nudista-bromista... ¿ha tenido algún percance con sus bromas enseñando el pene?
No... Sabes lo que pasa, no es por exhibicionismo pero me hace mucha gracia que la gente hoy en día todavía se ruborice por enseñar el pene o el culo. Por ejemplo, yo ahora en casa tengo mi nuevo estilo. Y mi nuevo estilo es ir en calzoncillos y camiseta y zapatillas de deporte. Y la gente se escandaliza por ir en calzoncillos. Y me hace mucha gracia que hoy en día... Igual es un poco por provocar de manera tonta, porque mira que provocación más tonta. Te hago un símil un poco raro. A mí no me gusta el fútbol pero me gusta seguirlo, es una cosa rara. Pero me hace mucha gracia que la gente se tome tan en serio el fútbol. Eso me hace mucha gracia. Y me hace mucha gracia que la gente se ruborice con chorradas.
- Sobre el sempiterno debate de qué es el indie, dices en la película: «El indie soy yo».
Sí, sí. El indie soy yo porque yo había una época hace tiempo en la que todo el mundo renegaba. Ahora parece que hay una época más patriota de España pero también había antes que renegaba y alguien dice «Muy bien, yo soy España, me quedo con la marca». Entonces hay un movimiento que tiene un nombre y nadie quiere serlo, pues yo lo soy. Como cuando el Xixon Sound , eran todos pero nadie quería ser. No os preocupéis, yo me quedo con la marca. A mí no me importa. Tengo muchos amigos que hemos crecido con la música americana e inglesa, lo que pasa es que la música indie de la que se habla hoy en día es algo que se acuña a algo que creo no es indie. Ellos mismos cuando les preguntan dicen que no. Entonces si a mí me lo preguntas digo que para mí indie es hacer música gustándote la música sin saber si vas a triunfar o no, o si alguien te va a decir algo o no y ese tipo de sentimientos. No es algo que yo diga: «Este grupo no es indie». Cuando le preguntan a Izal si son indies ellos dicen que no. O a Vetusta Morla o a Love of Lesbian . ¿Tú eres indie? Porque es lo que se entiende por el indie hoy en día. Y ellos dicen que no son indies. Y yo no digo que ser indie sea bueno o malo. Y ser Vetusta Morla mola mogollón porque es gente que tiene mogollón de éxito, conectar con la gente y ser el reflejo de una generación. Pero ellos mismos dicen que no son indies y yo no soy nadie para contradecirles. Y a mí cuando me lo preguntan, yo digo que sí.
- ¿Cree que en el mundo de las redes y la hipercompetencia es más difícil cuajar en el mercado?
Sí, puede que sí. Hay muchas maneras de hacer música, hay muchos movimientos musicales, ahora está todo como más clasificado... Si te gusta el Facebook, eres mayor. Si te gusta el Instagram molas mucho. Y si te gusta lo otro, eres tal... Y si te gusta el rock, eres un pureta. Por eso está bien que de repente salgan movimientos que igual no están asociados a la gente joven, porque ahora la gente joven está más asociada al trap o al reggaeton, y de repente yo he grabado este año a gente de 20 o 21 años que les gustaban Bob Dylan , los Rolling Stones o los Beatles . Y de repente salen grupos como Carolina Durante y parece que todo se iguala un poco. Parece que hoy en día todo es muy clasista. Pero te digo esto, y creo que toda la vida ha sido igual. Porque antes estaba la música de la gente joven y salió el rock pues se convirtió en como más elitista. Al final, se repiten patrones. Me estoy contradiciendo un poco pero esto de la música es un poco cíclico. Ahora mismo es una cosa y luego viviremos otra. Si es verdad que está todo más clasificado.
- Siguendo con esto, en los últimos cinco o seis años ha crecido con mucha fuerza en España la llamada música urbana, electrónica, sin guitarras... ¿Se siente parte de otra época?
Como te dije, todo es cíclico y en los años 90 ya hubo una tendencia a no usar guitarra. Había muchos discos que ponía «free guitars». Y ya la vivimos. La música urbana la vivimos un poco con todos los grupos que había en aquella época como los Public Enemy , los Beastie Boys , Run DMC , que son un poco los que pusieron el pilar de todo esto. Y a mí esa música me gusta. Porque es un poco la música con la que crecí. Por ejemplo, otras que me encantaría que me gustaran como el reggaeton y todo eso son lenguajes que yo no controlo tanto y quizás me quedan un poco lejos. Pero para nada me siento de otra época, es como si, de repente, cuando a la gente le dio por escuchar trash metal pues no es un lenguaje que yo controle o me sienta muy identificado... Pero como a mí me gusta escuchar a la gente que empieza, me gusta escuchar a los grupos lo que pasa que de una manera selectiva siempre suelo tirar a lo que me gusta. El año pasado nos gustaron unos cuantos grupos de gente de guitarras que sonaban un poco a las cosas con las que crecimos nosotros como Talking Heads , Television y cosas así, pero por gente joven que los ha descubierto y ha tirado para adelante. Evidentemente, soy de otra época, es una cuestión física (risas). Pero me encuentro bien hablando con la gente joven de música y cosas así.
- ¿Le interesa algún grupo o artista de esta hornada?
No escucho demasiado. Cuando, por ejemplo, descubrí a PXXR GVNG que me lo puso un grupo de Madrid que se llama The Parrots , pues me hizo cierta gracia. Luego hay uno que me gusta, aunque con algunos chavales jóvenes que hablo no les gusta mucho, que es Kidd Keo . Y luego me gustó algo de Bad Gyal . Rosalía no me engancha mucho porque, por desgracia, yo no tengo mucho «feeling» con el flamenco. Entonces no me llega mucho eso. Pero reconozco que es una chavala que canta muy bien y hace muy bien las cosas y entiendo que tenga su éxito.
- En una cena con Bunbury cuenta se gesta el festival Monkey Week, una especie de South by Southwest español, que no funda pero es clave. ¿Qué le parece su evolución y el auge de tantos festivales en España quizá en detrimento de los conciertos en salas?
Es un festival indie que mantiene la esencia de lo que hablamos antes del indie como yo lo entiendo. Es un festival que en ningún momento intentan hacer un festival súper grande ni hacer un festival de miles de personas, quieren hacer el festival que les guste evidentemente que cuanta más gente vaya y les vaya bien, mejor. Pero en ningún momento pretenden ser un festival de 100.000 personas. Ahora con la pandemia se han reinventado de una manera estupenda y creo que la gente les va a seguir igual. Respecto a lo otro, es que los festivales aunan que va gente y pueden generar cierto dinero, y en las salas puedes perderlo. Lo que pasa es que los festivales son para un tipo de grupos y otros muchos que no entran, y la gente de los grupos están locas por tocar. Pero estos grupos que empiezan es un arma de doble filo: no puedes llevar a grupos que no conoce nadie porque entonces el festival se te muere. Por eso me gusta el Monkey Week, porque puedes ver grupos que son muy pequeños y que el día de mañana puedan estar en el Primavera o cosas así, de gente ya siempre medio consagrada. Así que necesitamos un festival puente en el que gente pequeña pueda tocar en festivales. Y el Monkey Week es llevar, al final, los grupos a las salas. Creo que los festivales acabarán siendo un poco así, donde la propia ciudad es el escenario. Yo cuando veo un festival clásico, esa especie de estar metidos todos en un espacio o cuatro paredes, me parece un poco agobiante.
- John Agnello, el productor de Sonic Youth o Dinosaur Jr, dice que el éxito es longevidad.
Hombre, claro. El éxito no es que de repente tengas un éxito y que nunca más te llame nadie. El éxito es que puedas estar viviendo décadas y que los grupos te llamen durante décadas. Date cuenta que mantenerse en el tiempo es una cosa complicada, y yo llevo 20 años trabajando prácticamente todos los días. Eso es el éxito, grabar discos unas veces mejores y otras no tan buenos. Además, hacer algo que te gusta y hacerlo con ilusión.