La noble música del Alentejo

El festival «Terras sem sombra» se abre al paisaje poniendo en valor el entorno ambiental y cultural de esta región portuguesa

Imagen del festival «Terras sem sombra» ABC

ALBERTO GONZÁLEZ LAPUENTE

Según una vieja tradición, el deleite musical se encuentra entre las satisfacciones más peligrosas . Lo explicaron teóricos y místicos, incluyendo al papa Gregorio IX quien incluso bautizó a los juglares como cornamusas del diablo en una célebre bula de 1233, en la que también se hace patente que la naturaleza de la música, a medio camino del cielo y la tierra, puede sustanciarse a partir del sentido moral de los sonidos y de su interpretación. Pudiera parecer extraño, pero el asunto tiene consecuencias aún vigentes. Lo certifica, por ejemplo, el actual obispo de la diócesis de Beja, capital en el Alentejo portugués, quien tuvo a bien advertir en la prensa local sobre la peligrosidad de la música y lo inapropiado de su interpretación en las iglesias de la región. La consecuencia más inmediata ha sido el replanteamiento de algunas propuestas del festival « Terras sem sombra » y la conquista en su edición de 2018 de espacios inéditos.

« Aproximando o distante » es el título genérico de la edición 2018 especialmente inclinada al diálogo con la cultura musical húngara . La relación se concreta en la participación de intérpretes procedentes de la Academia Liszt Ferenc, aunque desde una perspectiva más íntima se perciba en coincidencia con varias tradiciones enraizadas en la música popular y en una oralidad que traducida en principio educativo permite que «la música sea de todos». «Terras sem sombra» se abre al paisaje poniendo en valor el entorno ambiental y cultural del Alentejo, y en lo que a la programación se refiere aunando música con la biodiversidad y el patrimonio.

Un caso singular es el de la Quinta de São Vicente asentada en el término municipal de Ferreira do Alentejo desde el siglo XVIII y abierta al público por primera vez el pasado fin de semana. La evocación italiana de sus jardines y arquitectura, la calidad decorativa de los salones eran un secreto apenas conocido pero que se comparte desde este momento. Hay que observar la tradición solariega de la quinta y su imagen de prestigio en la gestión de buena parte de la comarca, considerada la capital del aceite . La actual transfiguración del paisaje lo fuerza ahora a través del cultivo superintesivo del olivo impuesto entre las plantaciones de trigo, lo que ahoga el desarrollo de especies endémicas en el Baixo Alentejo como la «Linaria ricardoi», planta de crecimiento entre marzo y abril, y actualmente en grave peligro de extinción. La explicación in situ de los planes de conservación también ha sido parte relevante de en esta edición en tanto establecía una singular relación con el lagar de la Herdade do Marmelo, el mayor del país por servir para el tratamiento para mas de 10 millones de olivos, además de ser una construcción que a punto está de convertirse en uno de los símbolos futuros del festival.

Construido por Ricardo Bak Gordon, destacado autor de la arquitectura portuguesa contemporánea, su presencia apenas se posa en el horizonte generando una especie de fantasmagoría plana y levitante. El nuevo escenario implica un cambio de paradigma. Porque es evidente que la inmensidad y hondura del espacio, la escenografía industrial y esterilizada de su interior, coadyuvan a la creación de un fantástico templo laico y musical . Lo ha demostrado, bajo el paraguas de su resonante acústica y concentrado perfume a aceite, el recital de la joven pianista americana Pauline Yang, musicalmente concisa y sintácticamente rigurosa. La expectación era máxima y fueron muchos los espectadores que se quedaron sin sitito. Porque si en la edición de este año son muchas las propuestas a tener en cuenta, algo de especial ha tenido la mezcla singular y coherente entre tradición y modernidad que el fin de semana se dio en Ferreira do Alentejo. Lugar capaz de vencer la inmediatez del pecado que se deduce del mero disfrute musical y espacio suficientemente elocuente como para descubrir que tras Terras sem sombra hay un propósito erudito, fuerte y vigoroso. Algo razonable en un territorio que defiende el canto alentejano, desde 2014 Patrimonio Inmaterial de la Humanidad , como ejemplo de dignidad colectiva. Lo que algunos llamarían una infracción moral.

La noble música del Alentejo

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