Natalia Lacunza: «Hay machistas que piden perdón sólo para salvar su culo de la cultura de la cancelación»
Tras su paso por Operación Triunfo y sus dos primeros EPs, la artista navarra publica su primer disco largo, 'Tiene que ser para mí'
Desde que salió de Operación Triunfo , la pamplonica Natalia Lacunza ha hecho un gran esfuerzo por labrarse una carrera honesta, paciente y sin artificios que arrancó con dos EPs muy celebrados por sus fans, y que ahora se enfrenta a la hora de la verdad con el lanzamiento de 'Tiene que ser para mí' , un primer disco que fue presentado en directo el pasado miércoles en la sala madrileña Uñas Chung Lee dentro de los conciertos Vibra Mahou, y que ahora se embarca en una gira que pasará el próximo 17 de junio por el festival El Bosque Sonoro (Zaragoza), para continuar el 24 de junio en el Tomavistas Extra de la capital y después seguir su camino en otros festivales como Oasis Sound (Ciudad Real), Gigante (Alcalá de Henares), Riverland (Villaviciosa), Fan Futura (San Javier) y un largo etcétera que la mantendrá ocupada durante todo el verano.
¿Tiene la sensación de estar ante la hora de la verdad?
Pues un poco sí, la verdad. Y ya no es sólo mi sensación interna, también es así desde el exterior. Por cómo se está tratando el lanzamiento, por cómo me preguntan... y me hace mucha ilusión, porque he tenido muchas dudas sobre si iba a ser capaz de hacer algo tan redondo. Al final, un álbum no es lo mismo que un EP, es una responsabilidad diferente. Tiene que tener una narrativa perfecta a nivel musical y de letra, y estoy muy orgullosa de haberlo terminado. Me he demostrado a mí misma que podía hacerlo, y además ha quedado genial, que es algo que también tengo que decirme a mí misma, porque ya me toca.
'Tiene que ser para mí' es una frase que suena como la respuesta correcta cuando un músico se pregunta qué tipo de disco debe hacer.
Yo creo que sí. El título habla de darme lo que me merezco. Llevo mucho tiempo trabajando en todos los sentidos, para ser buena con los demás, para ser buena en lo que hago... Me he esforzado muchísimo para estar donde estoy y para tener el círculo de gente que tengo. Y tengo que pensar que eso es porque tengo algo bueno. Tengo que darme esas palmaditas en la espalda a mí misma.
Creo que es un disco para escuchar en la azotea de un rascacielos en la gran ciudad con la caída de la noche.
Totalmente. Yo creo que también lo escucharía así. Tiene muchos colores, y también hay alguna canción como la primera que me da sensaciones de mañana soleada, pero lo que es seguro es que es para escucharlo en la gran ciudad, ahí tienes toda la razón del mundo. Es un disco hecho aquí en Madrid, en la jungla de cemento, y no sugiere imágenes rurales.
Es urbano en el sentido de sensaciones, no de género musical.
Sí. Refleja las sensaciones de estar en la capital, refleja el proceso que he tenido este tiempo de mudarme a la ciudad, de hacerme mayor, empezar a tener una carrera, tener responsabilidades...
Llegó a la capital en 2019. ¿Cómo fue comerse un confinamiento al poco de mudarse? Debió ser un contraste brutal llegar a un lugar lleno de vida social, y quedarse a cero en ese sentido.
En 2019 todavía no había hecho amigos, estaba un poco más 'lost', más sola, y justo cuando empecé a conocer a gente llegó la pandemia. Acababa de empezar a tener vida social, y el momento de soledad ha quedado muy reflejado en el disco. Madrid, vivida en soledad, puede ser una ciudad bastante hostil.
Tanto en esta entrevista como en otras, ha dejado entrever que ha sufrido cierto síndrome del impostor, y también cuadros de ansiedad...
La ansiedad es algo con lo que he lidiado durante un montón de años, y con lo que sigo lidiando a día de hoy. Es mi realidad, y creo que también la de mucha gente. Eso define mi manera de sentir las cosas e influye en cómo hago mis procesos de reflexión. Y lo del síndrome del impostor también me pasa, como a todos los músicos... menos a los raperos, que se creen los mejores todo el rato (risas). El resto de los mortales tenemos ese síndrome, y más ahora, en una industria musical en la que toda va muy rápido y todo es muy efímero. Trabajamos mucho tiempo para que luego nuestra música se aprecie durante cinco minutos y luego se olvide. Es difícil no hacerse esas preguntas, ¿valdré lo suficiente? ¿seré lo suficientemente talentosa? ¿tendré el suficiente carisma? ¿seré lo suficientemente guapa? ¿lo suficientemente lista? Tenemos esa presión, que a veces nos auto imponemos nosotros mismos, pero que nos viene dada por cómo son la cosas ahora. Hay que hacer mucha reflexión para luchar contra eso.
Alguna vez ha dicho que tiene 23 años, y ya está demasiado cansada de demasiadas cosas, algo que no tendría que ocurrir a su edad. ¿Es un mal generacional?
Sí, porque estamos todo el rato viviendo en el futuro, en la expectativas, en lo que se espera de nosotros, en lo que debemos cumplir. Es muy difícil conectar con tu presente, con lo que necesitas en el ahora. Estamos todo el rato intentando cumplir la expectativas. Esa dinámica te mina el camino. Hacer lo que te da la gana y estar tranquilo con ello, no es tan fácil.
¿Cómo influye en todo esto el odio que hay en las redes sociales?
Hay momentos en los que me he sentido apabullada por eso. Salir de OT, y pasar de ser una desconocida a alguien famoso que recibe mil mensajes al día, de los cuales quinientos son de odio, es horrible. Nadie está acostumbrado a recibir odio de gente que no te conoce, y que se toma la libertad de ser mala persona desde el anonimato. Pero bueno, esta batalla la tengo ya bastante asumida desde hace tiempo. Llega un momento en el que tienes que pensar que todo ese odio es tan ilícito como irracional, y por eso te tiene que dar igual.
Además de estos temas, también ha visibilizado el problema del machismo varias veces, algunas de formas muy sutiles... mi pregunta es, sin decir nombres: cuando alguien que ha tenido actitudes muy machistas pide perdón, ¿hay que perdonar? ¿o crees que hay disculpas poco creíbles?
La situación con el machismo entre la juventud es terrorífica. Hay una conciencia general que está al tanto de esta realidad, pero sigue habiendo mucho que hacer, muchas cosas que cambiar. Sigue habiendo mucha misoginia y muchas desigualdades, pero creo que ahora el trabajo tenemos que dejar de hacerlo las mujeres, y tienen que empezar a hacerlo los hombres. Nosotras ya hemos hecho mucho, estamos agotadas. Yo estoy un poco cansada de hablar de feminismo, de que me pregunten por el feminismo. Quiero que se lo pregunten a la gente que no forma parte del feminismo, que les pregunten a ellos, y no a nosotras, qué hacen para combatir el machismo. Y en cuanto a los que han tenido actitudes machistas y piden perdón... hay de todo. Hay gente que lo hace de corazón, pero también hay quien lo hace por salvar su culo de la cultura de la cancelación. Cada uno allá con su conciencia.