MUERTE PRINCE
La gira y las últimas semanas de Prince
El mito de Minneapolis murió ayer a los 57 años en su estudio. Tenía problemas de salud, pero no se sabe la causa de la muerte
Prince se subió a un escenario por última vez el pasado sábado en Paisley Park, el enorme complejo de grabación que montó en su casa, en un suburbio de su ciudad, Minneapolis. Fue una fiesta de baile sorpresa, que el músico anunció esa misma mañana, con las entradas tiradas de precio , a diez dólares. Quería mandar un mensaje: que se encontraba bien. El día anterior, el portal sensacionalista TMZ había publicado que el avión privado de Prince, que volaba de vuelta a casa tras una actuación en Atlanta (Georgia), había aterrizado de emergencia en un aeropuerto de Illinois para llevar al hospital al artista , aquejado de una persistente gripe en las últimas semanas.
Pasada la medianoche, el cuerpo diminuto de Prince se sentó junto a su nuevo piano, de color púrpura . No duró más de cinco minutos en el escenario. Sólo quería mostrarse, tranquilizar a sus seguidores. Sobre el piano, una funda guardaba su último juguete, una guitarra eléctrica metálica, también púrpura. La sacó de la caja y la mostró a los fans, orgulloso.
Hubiera sido la última ocasión de ver a Prince en su formato emblemático, agarrado a la sonanta eléctrica, exprimiendo notas y ritmos imposibles, como si el hijo de Chuck Berry y Jimmy Hendrix se hubiera caído en un caldero de «funk» nada más nacer. Pero no la enchufó ni deslizó sus dedos por el diapasón. La devolvió a la caja.
El genio de Minneapolis murió ayer por la mañana, a los 57 años. La noticia llegó después de que la policía acudiera a investigar un fallecimiento en el estudio de Prince. Eran las nueve y media de la mañana (cuatro y media de la tarde en España), una hora natural -cualquiera lo era- para que el músico estuviera en su ambiente favorito . Una vez explicó a los periodistas por qué, entre otras razones, tocaba tantos instrumentos en sus discos: «Soy el único que está en el estudio a las cinco de la mañana ». También, porque le bastaban tres horas de sueño. Y porque fue un genio indiscutible de la música.
Después de varias horas de rumores sobre la identidad del fallecido en el estudio, su portavoz, Yvette Noel-Schure, confirmó que era Prince : «Con profunda tristeza, confirmo que el legendario e icónico músico Prince Rogers Nelson ha muerto en su residencia de Paisley Park esta mañana a la edad de 57 años».
Sin causa
Ni Noel-Schure ni la oficina del Sheriff del condado de Carver han dado información sobre la causa de su muerte por el momento. Prince llevaba semanas en mal estado por la gripe, aunque acudió a tocar en Atlanta, en una gira de pequeño formato en la que solo se acompaña del piano y el micrófono. Según el «St. Louis Post-Dispatch», el músico tenía un concierto sorpresa previsto para el pasado lunes en San Luis (Misuri) , que estuvo a punto de anunciarse, pero acabó suspendido porque no se encontraba bien .
Prince nació en Minneapolis el 7 de junio de 1958 rodeado de música: su padre era pianista y compositor; su madre, cantante de jazz. A los siete años ya compuso su primera canción al piano. El título, «Funk Machine», fue premonitorio. También lo fue su primer disco, «For You», grabado a los 19 años, en el que Prince grabó los 27 instrumentos que suenan.
Fue un músico portentoso, por la amplitud y la intensidad de su creación. Firmo 39 álbumes en una fiebre prolífica que solo aumentó en los últimos años, con cuatro discos en sus últimos 18 meses de vida. Entre sus grandes trabajos, destacan los álbumes «Dirty Mind», «1999» o «Sign O’the Times» y la película-disco «Purple Rain», una de las obras más influyentes en la música popular del final del siglo XX.
Una gran energía
Sus 153 centímetros de estatura escondían una energía inagotable, siempre en busca de lo nuevo, de lo original, de territorios inexplorados. Mezcló el rock, con el R&B y el funk para crear el llamado «sonido Minneapolis», en una coctelera de influencias con ecos de James Brown, los Beatles o Hendr ix.
Fue además un «dandy» en lo estético y un provocador en todo lo que se le puso a tiro: escandalizó con letras de alto voltaje sexual , guerreó con las discográficas para el control de su música y no se aburrió de cambiar su nombre artístico, desde Alexander Nevermind hasta «El Artista Anteriormente Conocido como Prince» -, quizá por una urgencia en seguir el paso a su creatividad irrefrenable. Vivió y sudó la música hasta el extremo. Después de conciertos multitudinarios de varias horas, se iba a los clubes de las ciudades en las que paraban sus giras para tocar hasta el amanecer. Llegó a decir que no pensaba en palabras, sino en música.