Muerte en el Calderón: la triste historia de un escenario que segó una vida humana
En 2006, David Marín Puras, un joven de 22 años que estaba desmontando el escenario de Los 40 Principales, sufrió el golpe de una barra de hierro que le dejó en coma durante cinco días y acabó provocando su muerte
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David Marín Puras tenía 22 años cuando, un día de junio de 2006, se marchó al Vicente Calderón para desmontar el gigantesco escenario del concierto de Los 40 Principales que había tenido lugar la noche anterior. «Un rato después de irse me llamaron para decirme que había tenido un accidente. Yo me fui al hospital pensando que había sido de coche, camino del estadio», recuerda trece años después su padre, José Ángel Marín . Poco después de comenzar a trabajar, a un compañero que estaba en un andamio se le escapó una barra de hierro de dos metros de largo y diez kilos de peso, e impactó contra la cabeza de David. Tras cinco días en coma, murió el día del cumpleaños de su madre.
La búsqueda de justicia fue una auténtica odisea, que se complicó desde el minuto uno. El perito no apareció por el Vicente Calderón hasta 24 horas después, cuando apenas quedaba rastro del escenario, y las inspecciones posteriores no parecían demasiado exhaustivas. Para colmo, los padres llegaron a escuchar testimonios de compañeros de David que aseguraban que tras el accidente, alguien repartió cascos a toda prisa entre los trabajadores. José y su mujer, Rosa, tuvieron que esperar siete años y medio para llevar a juicio a los imputados por la muerte de su hijo (uno de ellos incluso había estado en paradero desconocido).
Hubo sentencia en 2014, y aunque consideró probado el delito de homicidio por imprudencia, también observó que hubo «culpa concurrente» del fallecido. El juez concluyó que la muerte pudo impedirse y que los trabajadores fueron sometidos a «graves riesgos», pero absolvió del homicidio involuntario a los contratantes de David, alegando que estos tenían la «confianza» de que serían los responsables de Planet Events y Cabo los que se ocuparían de las medidas de seguridad. Por ello, su pena fue de 2 meses de prisión y 30 euros diarios de multa por un delito contra los derechos de los trabajadores. Los padres de David recurrieron, y consiguieron que se retirara la dolorosa mención de la culpa concurrente. Pero nadie pagó con pena de cárcel por la muerte de su hijo.
El año siguiente a la muerte de David, la tragedia se repitió en el mismo lugar, el Calderón: dos trabajadores más murieron desmontando el concierto de los Rolling Stones .
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