El misterio de «Origen», el disco que Tino Casal ocultó al mundo

Hablamos con Pablo Lacárcel del sello Lemuria, editor de un álbum perdido de 1977 que apareció por casualidad en Brasil

Nacho Serrano

«Quién sabe. Quizá Tino tuviera una copia pero quiso que nadie lo escuchara jamás, y la quemó en la chimenea de su casa». Esa es una de las múltiples teorías, unas más plausibles y otras menos, que Pablo Lacárcel ha barruntado al descubrir un disco que Tino Casal grabó en Italia en 1977, y que hace unos meses apareció de pura casualidad en Brasil. Las preguntas acerca de esta colección de canciones se apelotonan ya desde la primera línea de su «sinopsis». ¿Qué demonios pintaba Tino Casal en Turín en 1977? ¿Cómo es que ha aparecido este disco perdido en Brasil más de cuarenta años después? ¿Por qué nadie -ni su propia familia- sabe absolutamente nada de estas canciones?

Lacárcel es el responsable de Lemuria, sello especializado en la edición y reedición de viejos tesoros de la música popular ( vean aquí su impresionante catálogo), y que ahora lanza «Origen» , un colección de nueve canciones que Casal grabó durante un viaje a Turín antes de hacerse famoso. Una suerte de eslabón perdido entre Los Archiduques, Goma de Mascar (una efímera banda para la que cantó dos temas) y «Neocasal», que en 2020 toma forma en carpeta doble con un vinilo escarlata de 200 gramos, CD y libro de 30x30 cm. (cuesta entre 18-20€), con el estilo siempre elegante y mimado al detalle que caracteriza a las obras que ven la luz bajo el paraguas de este hermosísimo proyecto de arqueología discográfica, que trabaja bajo la máxima de «la industria del formato físico ya no existe, sólo quedan los coleccionistas».

Lemuria ya publicó el año pasado un auténtico tesoro para los fans de Tino, «Integral», donde reunía toda su obra. O mejor dicho, toda su obra conocida. «Con «Integral» di por cerrado mi trabajo con Tino, pero de pronto va y aparece este disco», explica. Todo empezó con un correo electrónico con una sola línea de texto: «Hemos encontrado una cinta del artista este que te gusta tanto, Tino Casal». El mail se lo envió una trabajadora de Warner Brasil, que halló la bobina en los almacenes de la discográfica. «Me dijeron que eran nueve canciones, que estaban acompañadas por una etiqueta en la que ponía «Celestino Casal», y que si quería que me la enviaran, y yo dije que vale, sin saber qué me iba a encontrar realmente».

Tino Casal ABC

Cuando recibió el codiciado paquete, lo reprodujo en un magnetófono Revox que tenía en casa. Pero sólo por unos segundos, ya que la cinta estaba en tan mal estado que le dio miedo de cargársela. Al principio pensó que sería un disco de otro artista con el que confundieron por error, o como mucho los masters de alguna edición latinoamericana de «Etiqueta Negra» o «Lágrimas de cocodrilo». Pero dos meses después, se la llevó a Gerona al estudio de Jordi Solé, con quien han trabajado Bunbury, Serrat o Manolo García. «La pusimos allí, y nos quedamos alucinados. Tuve que oírla dos veces para creérmelo. Era surrealista tener una cosa así entre manos. Creo que no hay ningún caso parecido en la historia de la música española. Alguien que se muera, y que a los treinta años aparezca un disco inédito del que nadie ha oído hablar».

La sorpresa fue mayúscula, ya que en opinión de Lacárcel, «era impensable que Tino hubiese grabado un álbum y no hubiese dicho nada a nadie, ni a su familia, ni a Luis Cobos, con quien empezó a trabajar sólo unos meses después». Una de las canciones de «Origen» es «Volarás, Volaré», que ya fue incluida en «Integral». «Sabía que la había grabado en Turín -dice Lacárcel-. Fue un encargo de un sello italiano que quería tener una versión en castellano de la canción, una grabación meramente alimenticia para Tino. Pero fue la forma de averiguar que el resto de canciones que aparecieron en Brasil también fueron grabadas en esas sesiones».

El disco acabó en Brasil por una rocambolesca sucesión de casualidades. El sello italiano con el que grabó Casal fue un fracaso total, entró en bancarrota «y sus responsables tuvieron que salir por patas a Brasil, acosados por las deudas», cuenta Pablo. La discográfica fue vendida a Warner allí en 1983, y de ahí que la cinta acabara cogiendo polvo en sus sótanos.

Los motivos de Tino Casal para ocultarle al mundo este disco se desconocen. Y aquí es donde empieza el carrusel de hipótesis. «La familia no tenía ni idea de este disco, ni siquiera de que había ido a Italia. Sus músicos tampoco, sus amigos tampoco... Puede que las canciones no le salieran como él quería, y como era muy obsesivo, decidió guardarlo en un cajón para siempre. Lo que está claro es que es su primer disco en solitario, y puede que el hecho de que titulara «Neocasal» a su debut oficial sea una confirmación de esta teoría. Estaría lanzando el mensaje de que se acaba el anterior Tino Casal, y empieza el nuevo». Lacárcel cree que Casal acabó grabando en Turín porque el sello italiano pertenecía a Fonogram, y Fonogram también distribuía en España a Philips, la discográfica con la que acababa de firmar Tino Casal. Este sello tuvo sólo el éxito de «Volarás volaré», que había grabado un grupo italiano que se llamaba Época, y decidieron grabarla en varios idiomas. «Yo creo que preguntarían en su distribuidora si tenían algún cantante español bueno, bonito y barato que les hiciese la versión española, y desde aquí les propusieron a Tino», opina Lacárcel. «Pero claro, es sólo una teoría. Quizá se fue a Italia a comprar ropa, en un bar por la noche conoció a unos músicos, y acabó grabando en su estudio. Nunca lo sabremos».

Tras adquirir la bobina, Lacárcel emprendió las labores de edición respetando el orden de temas de la grabación original, donde se puede escuchar a Tino Casal en una interesantísima etapa formativa, imbuida de la moda Disco del momento. «Es un disco un poco caótico, en el que se escucha a un artista probando esto y aquello, para ver por dónde tirar. Era la época de «Fiebre del sábado noche», la música Disco y los Bee Gees... y esto lo digo con todo el cariño del mundo: Tino se puso un poco en plan moderno de pueblo para imitarlos. Él buscaba las tendencias del momento e intentaba hacerlas suyas. Es como cuando la psicodelia se puso de moda, y empezó a tocarla con Los Archiduques».

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