Miguel Ríos: incombustible en otra noche de no-despedida

El granadino presentó 'Un largo tiempo', su nuevo disco, en el Gran Teatro Caixabank

Miguel Ríos sobre el escenario Leonardo Sierra

Arcadio Falcón

La mística del lugar ayudó. Lo que un día fue la estación desde la que partían los «sucios trenes que iban hacia el Norte», hoy es un auditorio. No es difícil imaginar, observando la bóveda que cierra, las lágrimas de andén y los besos con prisa.

Entre tanto recuerdo, apareció Miguel Ríos , que ostenta el R ecord Guinness en la categoría del Falso Adiós . El cantante granadino, cansado de despedirse tantas veces para acabar arrepentido, parece haber asumido su destino: cuando eres Rock n’ Roll el único adiós que vale es el último, ese del que no hay retorno.

Salió primero la banda, un cuarteto acústico en el que llamó la atención la ausencia de batería/percusión. Después, tras medio minuto, él, enfundado en chaqueta de cuero y aura de perro viejo. El nuevo disco, ' Un largo tiempo ', se mantiene fiel a su estilo, con varias canciones muy logradas.

Empezaron con 'Hola Ríos, Hello', un rock n’ roll guasón en el que el cantante se ríe de sí mismo con elegancia antes del clásico 'Bienvenidos', que triunfa siempre.

Bonito momento en italiano con 'Maruzella', donde el violín (un color muy útil para este formato acústico), se luce desde el minimalismo. Confesó que fue una de las primeras canciones que cantó en su vida y la hizo con gusto y cariño.

De su último disco, 'Un largo tiempo', tocaron casi todas. 'Por San Juan', con mandolina, es una gran canción de directo con un final repetido, casi como mantra, que involucra bien al público. El artista, maestro de los tiempos, felicita después al respetable por «cantar tan de p*** madre». Nunca rompe el personaje . Después, 'Los viejos rockeros nunca mueren', donde destacó Gaby Pérez haciendo un gran solo de guitarra slide.

Ríos, en el centro, secundado por su banda Leonardo Sierra

Bonito recuerdo también de Ríos para Robert Johnson, el 'fundador' (realmente no) de la leyenda negra sobre pactos con el diablo y ventas de alma a cambio de éxito. La canción, 'Cruce de caminos', nos muestra un lado más 'upbeat' de la banda, marchosa y con un violín -sonido asociado con Satán en historias del folclore- muy sugerente.

Como anécdota, Miguel Ríos confesó que, aunque nunca se le presentó la oportunidad, habría estado encantando de firmar el pacto con El Caído. Personalmente, me pareció muy osado.

El cuarteto que le acompañó, Black Betty TRIO (¿?), estuvo brillante durante todo el concierto, llenando el espectro sonoro sin instrumentos percusivos ni bajo, en una propuesta muy cercana y atrevida.

La banda la dirige José Nortes , un talentoso guitarrista, cantante y compositor que ha producido (de nuevo) el disco y colaborado con el granadino en la creación de las canciones. Luis Prado (piano), Manu Clavijo (violín) y Gaby Pérez (mandolina, pedal steel, guitarra), tres músicos excelsos, componen el grupo.

Respetuoso con la tradición, Miguel Ríos es realmente un crooner del blues, del rock n’roll y del country más tradicional de los Estados Unidos. Ahondando en la raíz, nos regaló una versión saltarina y a medio tempo de un estándar del género como es 'Moon of Alabama'.

Más tributos después con 'A contra ley', en la que nos recuerda la romántica historia (¿leyenda?) de Jesse James , archienemigo del sherrif Pat Garrett .

'En la Frontera', con mensaje fraternal, pacífico y algo naïve muestra un lado más personal de Ríos; quizá romántico. Casualidad o no (seguro que no), esta canción dio paso a la sección lenta del concierto. 'Todo a pulmón', dedicada con cariño a la isla de La Palma, 'Para que yo me llame Ángel González' y 'No estás sola', donde por primera vez Nortes se calza la guitarra eléctrica, mostraron un lado diferente del ilustre granadino: el emocional, el del corazón. Su voz brilla con menos instrumentos sobre el escenario: menos decibelios; más espacio para él. Sin esa necesidad de cantar tan sólido y con energía como cuando está el cuarteto, puede mostrarse más sensible, lo que le beneficia.

Vuelta a la marcha con el que fue el primer single del último disco, 'El blues de la tercera edad'. Brillante canción bluesera donde la mandolina de Pérez y el piano de Luis Prado (finísimo) brillan casi más que el cantante.

Siguió 'El blues del autobús', celebrada por el público como el éxito que es. Momento de reposo para el jefe, que cedió el micrófono a Clavijo y Prado, que cantaron dos buenos temas propios.

Con Ríos de nuevo sobre las tablas, una más del nuevo disco, 'La estirpe de Caín'. Un mensaje punzante sobre las consecuencias de la pandemia y los retoques de José Nortes a la guitarra propulsan una canción correcta pero sin alardes. Cerraron el concierto con el frenesí de 'Rocanrol Bumerang' antes de los bises: 'El río', 'Moriré antes que las flores' (del último disco) y 'Santa Lucía'.

El rockero español por excelencia tiene 77 años. Cantó durante dos horas y media, estuvo bromista, riéndose sobre todo de sí mismo, y muy enérgico.

Hace no tanto, en ese mismo sitio, se despedían los viajeros; ayer, Miguel Ríos reafirmó sus ganas de quedarse .

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