Love Of Lesbian: «Estamos en un momento crucial para los músicos de nuestra generación»

La banda afronta tres días seguidos en La Riviera de Madrid (21,22 y 23 de abril), para posteriormente repetir hazaña en la sala Razzmatazz de Barcelona, del 28 al 30 de abril

NACHO SERRANO

Los miembros de Love Of Lesbian son unos chicos con suerte. No solo porque tengan miles y miles de fans, sino también porque estos están abiertos a todo, incluido el cambio de estilo de sus ídolos. De ahí el éxito instantáneo de «El Poeta Halley» , nuevo disco de la banda catalana, en el que se han sumergido en un universo paralelo mucho menos inmediato y urgente que el habitual. «Solo hay una canción llamada “El Yin y el Yen” que conecta con nuestros anteriores discos, que sirve de bisagra con nuestro lado más festivalero. Y por eso hubo serias dudas acerca de meterla en el disco. Incluirla ha sido una apuesta fuerte», asegura Joan Ramón Planell , encargado del bajo y los teclados.

Como era de esperar se han agotado todas las entradas de sus seis conciertos en Madrid y Barcelona (tres consecutivos en cada ciudad), que tendrán lugar en La Riviera y Razmatazz, respectivamente. «Preferimos este tipo de salas que los grandes pabellones, donde se pierde un poco la intensidad que da la cercanía» , asegura el cantante Santi Balmes , que no duda de que «ha nacido una nueva faceta de Love of Lesbian, en la que tratamos de rehuir de todo tipo de tópicos. Por ejemplo, lanzar un single de nueve minutos de duración es algo que se sale bastante de la norma».

La historia del grupo arrancó hace ya casi veinte años, por lo que la experimentación más pura y dura tenía que llegar antes o después. «Sí, de un tiempo a esta parte el desarrollo de Love of Lesbian consiste en completar todas las piezas de un puzzle», explica Balmes. No obstante, no todo vale en esa evolución. «Cuando terminamos una canción, además de encontrarla interesante, nos tiene que “engorilar”, como quien dice. Porque sabemos que si no nos engorila a nosotros, no va a engorilar a nuestros seguidores».

Otro aspecto fundamental en un nuevo disco de LOL es que debe ser un potencial creador de buenas vibraciones en directo, ya que las giras del grupo suelen ser larguísimas y necesitan tener un buen combustible para que la cosa aguante hasta el final. «Cierto –concede Balmes–, no hay nada peor que defender en directo durante meses unas canciones que no acaban de convencerte . Eso es mortal, es mi peor pesadilla». «Y no sólo eso –añade Oriol Bonet (batería y programaciones)–, también tienen que tener durabilidad, tienen que tener algo que haga que también te apetezca tocarlas dentro de diez años».

Un momento crucial

No ha debido ser del todo fácil encontrar ese equilibrio en canciones tan largas, densas y elaboradas como las de «El Poeta Halley», piezas susceptibles de mostrar nuevos colores y matices en cada escucha, y totalmente alejadas del concepto natural de música pop. Porque como afirma Balmes, en esta ocasión LOL «ha intentado salirse de la corriente, de esa tendencia que hay en la música de este país actualmente, que muchas veces se hace para que suene a unos bits determinados, y a una hora determinada».

Las sesiones de grabación en los estudios de La Casa Morada, en Tarragona, comenzaron con buen pie porque su productor, Ricky Falkner (miembro de Egon Soda y colaborador de un sinfín de bandas del circuito «indie» nacional) llegó dispuesto a exigirles más que nunca. «Dijo que estábamos en un momento crucial no solo para nuestro grupo, sino para toda nuestra generación de músicos , lo cual nos abrió los ojos, nos añadió una especie de obligación moral. Aquello nos metió un poco de miedo, pero a la vez nos hizo ver que estábamos en la misma página», cuenta Balmes. «Además, en cuanto le enseñamos nuestro nuevo material, nos dijo que era buenísimo, que no podíamos permitirnos cagarla, que esta vez había que trascender», añade Bonet.

Todas estas reflexiones llegaron después de «asumir, de integrar la idea de que en realidad nosotros hemos llegado hasta aquí por puro azar», asegura Balmes. «Cuando publicamos el disco “1999”, si alguien me hubiera dicho que lo iba a petar en todos los festivales de España me hubiera reído en su cara. Jamás pensamos que ocurriría lo que ocurrió, y está muy bien volver a recordar la suerte que tuvimos porque te da la perspectiva adecuada para evolucionar».

Varios meses después, el artefacto ya estaba editado en CD y en vinilo, con una bonita portada que muestra una especie de astronauta de juguete al estilo de los años cincuenta. «Es una estética que nos encanta, y que inspirará la escenografía de la gira. Se van a ver cosas muy chulas», aseguran.

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