Música

Lío de llaves en el flamenco

Las disputas por la entrega de este premio, que solo se ha concedido cinco veces en la historia, se reavivan cada cierto tiempo

Antonio Mairena con la tercera Llave de Oro al Cante junto a Antonio El Bailarín ABC

Luis Ybarra Ramírez

Se canta en Triana por soleá que «de las cosas más ocultas/el tiempo tiene la llave/que a la corta o la larga/con el tiempo 'to' se sabe». Pero el tiempo, único elemento matemático que permite la ambigüedad, también ejerce la fuerza opuesta, y a su paso lo va llenando todo de olvido. Pone los sucesos en orden y difumina el origen de las cosas. Mistifica a base de leyenda y realidad, a su antojo. Hace del rumor imperio y alza relatos cimentados en la duda. El tiempo se va y vuelve. Trae de nuevo viejas ideas, en espiral. Y es tan desleal que deja su llave en manos de cualquiera. Entre las muchas discusiones en torno al flamenco que cada lustro regresan sin que jamás se hayan ido del todo, está la de la Llave de Oro al Cante y sus cinco galardonados . Si lo merecían, si no... Si hay artistas trascendentales que no recibieron tal galardón. Si nadie podrá conseguir otra en el futuro; o, mejor, que quién diablos va a conseguirla el día de mañana si ya no existen ídolos ni figuras. El tiempo, al fin, que solo necesita una efeméride, una charla, lo que sea, para volver con este lío de llaves que nos traemos en el flamenco para sembrar cuestiones endémicas.

Entiendan la envergadura del conflicto: en la música jonda el Nobel se entrega cada varias décadas, no cada año . Imaginen, por tanto, la dialéctica que esto genera. No es ya que Borges y Delibes no lo hayan obtenido, esa argumentación tan recurrente al hablar de literatura y de las decisiones de la academia suiza, sino que por aquí no lo posee casi nadie. Ni la Niña de los Peines ni Chacón ni Enrique El Mellizo. Tampoco Pepe Marchena ni Enrique Morente. El Lebijano, no. Ni Caracol ni Manuel Torre ni ninguno de los que podría cruzarse ahora por nuestra mente. La Llave de Oro al Cante es una rareza que, como muchos otros premios, parte de la radical subjetividad y de la coyuntura. Es un invento que dice poco, porque además no siempre la otorgaron los mismos. Una ocurrencia que, como sentenciaría Umbral, está bien si me la dan a mí. Las distinciones en el arte parecen herramientas perfectas de indeterminación. Se mueven, a menudo, en el terreno de la ambivalencia, pero nos permiten, a su vez, adentrarnos en lo estrictamente artístico. Cumplen así su función: nos cabrean antes de invitarnos un rato a la reflexión.

Imagen de archivo de Tomás El Nitri ABC

De esta forma, la primera Llave de Oro la recibió Tomás El Nitri en 1868, o eso se cree, año arriba año abajo. Pero añadan más sombras al asunto: este cantaor del Puerto de Santa María murió a los 38 años en 1877, por lo que no tuvo ocasión de registrar su voz. Dicen que jamás se midió ante Silverio Franconnetti, uno de los más influyentes de la historia. Dudan de su nombre completo, creó una de las seguirillas que más interpretadas hasta hoy e inauguró en circunstancias desconocidas, una fiesta de cabales, al parecer, donde varios se rompieron las camisas, la cronología de las llaves.

En 1926 llegó el turno de Manuel Vallejo , quien la recibió en el Teatro Pavón de Madrid de manos de Manuel Torre, ese hombre enigmático que inspiró parte del 'Romancero gitano' de Lorca. Podría haberla ganado La Niña de los Peines, emperadora de la Ópera Flamenca, o Antonio Chacón, el gran maestro de entonces. Pero fue para el de la calle San Luis de Sevilla, tal vez con la intención de buscar una proyección mayor y, cómo no, tras mucha discusión. Que si este es mejor que aquel. Que tal y cual. Lo típico. La semana pasada, cuando se cumplieron 130 años de su nacimiento, recuperamos otra vez la disputa, puntuales a la cita.

Manuel Vallejo en la entrega de la llave ABC

Antonio Mairena , en 1962, se hizo con la suya a través del Premio Nacional de Córdoba. Un certamen que, según comentan las malas lenguas, o quienes han contado el relato, estaba resuelto en la casilla de inicio. Era la tercera y el maestro de los Alcores la utilizaría como un valor diferencial durante su trayectoria. La ganó e instauró de forma natural lo que se ha conocido como el mairenismo: su visión del cante gitano andaluz como verdad inamovible que adoptó una mayoría.

Llaves del futuro y a título póstumo

Camarón de la Isla ABC

Volvió a sonar el manojo allá por el 2000, cuando se la conceden a Camarón de la Isla a título póstumo; las ideas, como los problemas, vienen cuando vienen, y esta llegó ocho años después de su fallecimiento. Lo hizo la Junta de Andalucía ante la petición de una amplia nómina de artistas. Finalmente, en 2005, se abrió la puerta de Foforito , cantaor de un corte muy diferente al anterior. Camarón fue sangre y disrupción. Fosforito, conocimiento y base, aunque le haya dado al cante aportaciones esenciales en palos como la bambera, la soleá apolá y el zángano.

Fosforito ABC

Quién entrega la llave y cuánto vale queda algo en el aire. Quién merece la siguiente, también. Artistas, aficionados y estudiosos han apuntado algunos nombres. Unos mencionan a Pastora Pavón , argumentando que no se la concedieron en su época por ser mujer. Otros a Carmen Linares , con lo que en cierto sentido se haría justicia poética con lo anterior. Entre los futurólogos, también los hay quienes apuntan al vacío: la próxima será para nadie. Y, mucho mejor, los que creen que quien se la llevará aún no ha nacido; algo así como un mesías del porvenir. Así andamos con una maraña de llaves en el bolsillo, pues hasta las que no se han dado son reñidas. También las que nunca se darán. A ver, si a la corta o la larga, el tiempo decide ponernos de acuerdo. Que con el tiempo, pues eso, ya se sabe.

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