Música
Por qué El Lebrijano es uno de los cantaores más disruptivos de la historia del flamenco
Cerca de cumplirse cinco años de su muerte, repasamos lo más destacado de su obra valiéndonos de una lista de Spotify
Se produce un fenómeno extraño cuando el aire zigzaguea por la garganta del Lebrijano y se desprende a trompicones por la boca. Gabriel García Márquez dijo que cuando cantaba se mojaba el agua. Otros han hablado de dolor supremo, de queja irracional. Lo han copiado y venerado. Ese aire, que parecía proceder del mismo estómago o de la tierra adentro, partió de las formas de Antonio Mairena para encontrarse con los giros más elocuentes de la Niña de los Peines, con quien convivió una larga temporada. Y así, sumando sello propio, sangre de ancestros y debilidades de sus coetáneos, el hijo de la Perrata creó los cimientos de uno de los universos artísticos más poderosos de la segunda mitad del siglo XX. En el disco 'De Sevilla a Cádiz' está tal vez El Lebrijano más inspirado con un trocito de raíz y otro de ala en las amígdalas. Niño Ricardo y Paco de Lucía le secundan en las guitarras. Tiene ahí el desgarro y la suerte del compás. El eco lleno de esquinas, su porvenir en las manos. Y anunciaba al grito de «Pensamiento, a dónde me llevas» el laberinto de música y emoción en el que estaba a punto de sumergirse, el de un artista cargado de tradición, pero lleno de ideas revolucionarias.
El prisma desde el que mirar los siguientes pasos, donde iré desglosando sus principales innovaciones, tiene en ese punto su casilla de salida. El Lebrijano era diferente cantando una soleá de Alcalá de siempre, porque le aportaba un sinfín de matices, inventaba melodía, paraba donde nadie, sonaba como pocos . Por eso lo viejo volvía a nacer en él y se hacía nuevo. De pronto. Había ya un motor creativo en su pecho que no dejará de funcionar hasta su muerte, de la que se cumple un lustro el próximo 13 de julio.
En el año 1972 publicó una herejía. 'La palabra de Dios a un gitano' , primer álbum donde se adaptan versículos de la Biblia a los palos del flamenco, fue entendido así en su salida al mercado. Un pecado que poco a poco fue convirtiéndose en bendito. La obra, armonizada por un coro sublime donde cada voz suena en sí, parece la confesión temprana de quien no dejará nunca de gozar y padecer a un mismo tiempo.
Persecución del pueblo gitano
Hilvanándolo todo por el ojillo de la revolución, la siguiente parada que hemos de mencionar es 'Persecución' (1976). Iba paseando junto al periodista Jesús Quinterio por el centro de Madrid cuando, conversando, como siempre surgen las ideas más provechosas, decidieron algo: contemos la historia del pueblo gitano. El Loco de la Colina puso en contacto al de Lebrija con el poeta Félix Grande , quien firmaría las letras, y grabaron aquel disco emblemático y peligroso para su época. En él, se cuenta el acoso a los gitanos en tiempos de los Reyes Católicos. Además, 'Persecución' incluye otra de sus grandes aportaciones a la música flamenca: la invención de un palo, las galeras, sobre el compás de la bulería.
Fue uno de los primeros cantaores en pisar el templo nacional de la ópera: el Teatro Real, donde grabó un álbum en directo en el 81. Poco después le mostró al mundo la única disrupción que el público general le atribuye: 'Encuentros' (1985). Aquello no consistía en cantar en árabe, cosa que otros, como Antonia La Negra y su hija Lole Montoya, ya habían hecho, sino en envolver el cante con la Orquesta Andalusí de Tánger. Echar un lazo por el estrecho y acercar los continentes. Cordón umbilical que se desarrollaría más adelante en 'Casablanca' , 'Lágrimas de cera' y. Esas incursiones abrieron puertas a la generación que le sucedió. Fue un mirarse las heridas para compararlas con las del otro, a través de los pentagramas, con laudes y guitarras, buscando siempre nexos con los que abrazarse.
La hazaña de Colón
Los hallazgos continuaron por el 92. Sevilla celebraba la Exposición Iberoamericana y El Lebrijano, por su parte, el descubrimiento de América. Lo hizo con el álbum '¡Tierra!' , escrito por Caballero Bonald. El hecho resulta curioso: él inició la hazaña marinera de Colón y, tiempo después, su sobrino, el pianista David Dorantes, la de Magallanes y Elcano. Escuche 'La roda del viento' (2020), su trabajo más reciente, y diviértase relacionando conceptos. Hay un mundo en Juan Peña, 'El Grande', como lo bautizaron algunos, del que necesariamente hay que beber. Las veredas, o muchas de ellas, se inauguran con él, manchadas de belleza, radicalmente originales y dispuestas para crecer dentro de otros talentos.
Clamó a la libertad y adaptó con el letrista Casto Márquez la prosa de García Márquez , no sus poemas, dentro de una estética particular, y ahí está 'El coronel no tiene quien le escriba', por seguirillas. Imaginó música y la soltó deprisa, como vivió, cometiendo excesos de lo más variados. No dominó todos los palos, sino que los hizo suyos para contar lo que creía. Colocó el mensaje por delante de la técnica y se rompió varias veces el corazón para ofrecérselo al público. No pecó de tópicos. Se hizo universal. Voló con la lengua por las nubes y terminó como depositario de una obra excelsa y a reivindicar, pues dormita tristemente inusitada. Su espacio está entre los mejores. Y así lo voy a escuchar, libre como el viento por el que caminó en vida.