Entrevista

John Seabrook: «Me temo que toda la música acabará sonando igual»

En su libro «La fábrica de canciones», este articulista del «New Yorker» analiza la fórmula utilizada por la industria musical para encadenar grandes éxitos

John Seabrook rodeado de Katy Perry y Rihanna, dos de las artistas que aparecen en su libro
Pablo Martínez Pita

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Escritor y articulista del «New Yorker», John Seabrook solía llevar a su hijo en coche al colegio, y cuando este ya tuvo edad de ir de copiloto y manejar la radio, los oídos de aquel padre entraron en otra dimensión «¿Es esto música?, se preguntaba mientras sonaban los éxitos del momento (2009). Tras muchos viajes, este aficionado a las bandas clásicas se acostumbró a aquel estilo, incluso llegó a apreciarlo. Y se preguntó cómo era posible. Así comenzó una investigación que ha culminado con el libro «La fábrica de canciones. Cómo se hacen los hits» . Y se llevó alguna sorpresa, como que los productores suecos, herederos de ABBA , son responsables en buena medida de este nuevo estándar, pues son capaces de crear buenas melodías y de suavizar los sonidos agresivos del R&B y el hip-hop.

¿Existe una fórmula infalible para componer un «hit»?

Si existe, como el secreto de la Coca-Cola, nadie te lo dice. Este es un mundo con mucho secretismo, y la razón es porque hay una mentira en el centro de todo ello, y es que el artista escribe las canciones. Así parece que la canción viene del corazón del artista, lo que favorece una conexión íntima con el oyente. Antes esto no importaba, que Sinatra o Elvis no escribieran las canciones que cantaban. La industria quiere hacernos creer que aquello que empezó en los años 60 sigue vigente, que el artista se levanta a las cinco de la mañana y se sienta al piano a escribir una canción. En el sur de Europa perdura más la tradición del trovador con su guitarra que canta sus canciones, pero en EE.UU. ya no es el caso.

En el libro se pone en evidencia que las modas pasan muy rápido. ¿En cuál estamos ahora?

«Resulta curioso que el candidato que abrazó el rock clásico y la música de la vieja escuela, Donald Trump, ganara»

Creo que en la de los DJ. No la figura del DJ como mezclador, sino el que hace música original como un productor, y que también aparece sobre el escenario. La música que están haciendo ahora creo que combina electrónica y pop de una manera que se va a convertir en el «mainstream», si no lo es ya, de la música pop. Una mezcla de hip-hop y pop, o de dance y pop, a veces de los tres a la vez. Si miras por ejemplo el cartel del festival Coachella de este año, verás por primera vez a muchos DJ como Martin Garrix o DJ Snake en la segunda línea del cartel, justo por debajo de Radiohead. Y lo cierto es que muchos chicos irán a ver a DJ Snake y no a Radiohead, que son viejos para ellos. Otra cosa que está pasando es que cuando escuchas al DJ en vivo suena exactamente igual que cuando lo escuchas en «streaming» porque, claro, está todo pregrabado para la sesión y es perfecto, no hay fallos. Sin embargo, un cantante o una banda no van a sonar igual que en el disco, y puede que no vayan a ser perfectos. Para mi generación eso estaba bien, de eso se trataba. Me parece que a los chicos de ahora, que el directo no suene como en el disco no les gusta.

El «streaming» ha cambiado sin duda las costumbres.

Los jóvenes no escuchan un álbum entero hoy en día, escuchan diez canciones de artistas diferentes. Así que en lugar de ir a un concierto en el que cierto artista o grupo toca su música, prefieren ir a un festival en el que hay un montón de artistas y bandas diferentes. Tampoco escuchan discos que mantienen los géneros musicales separados, en «streaming» se mezclan todos y las paredes de los géneros comienzan a disolverse, y hay una música que combina todos los viejos géneros. Es algo muy nuevo que no sé dónde irá a parar, pero me temo, igual solo porque soy ya mayor, ¡que toda la música acabe sonando igual!

En el libro no cita a Adele, que es la artista que más discos ha vendido en los últimos años. ¿Cómo encaja este fenómeno?

Creo que Adele es obviamente el caso de una vuelta a la antigua «pop star», todavía hay compradores de discos que son más mayores y Adele les gusta porque es como lo que solían ser las estrellas de pop, y su música se hace con instrumentos de verdad. Hoy en día se oyen muy pocos instrumentos de verdad en la radio y de esto va mi libro, del gran cambio en cómo la música se hace y cómo suena, y que se ha impuesto en los últimos veinte o incluso treinta años. Adele, además, trabaja con algunos de los mejores escritores de canciones del mundo. Se implica en la composición de sus canciones, puede que un poco menos que Taylor Swift, pero más que Rihanna, aunque no es estrictamente una compositora como lo era Jonh Lennon.

La mayoría de las divas del pop se movilizaron a favor de Hillary Clinton, y perdió. ¿Eso demuestra algo?

«El gran error fue demandar a Napster. Todo habría sido diferente si se hubiera llegado a un acuerdo»

A mí me llamó la atención también. En su momento me sorprendió que Beyoncé o Katy Perry, que se implicaron en ello, no consiguieran que la votara más gente. Igual es porque estas artistas han evitado la política en sus canciones durante años, a diferencia de la música de los 60 y 70. Además, si lo que quieres es que una canción sea escuchada por el mayor número de gente posible, no tiene sentido hacerla política, porque a la mitad no le va a gustar y no va a estar de acuerdo con ella. Así ha sido durante años y años, y de repente se ponen a hacer llamamientos políticos, y supongo que la gente no le da mucho crédito. Incluso Dylan, del que al principio decían que era un autor político, no quiso ser aquella persona... En fin, fue sorprendente porque crees que alguien como Beyoncé podría conseguir cualquier cosa, pero sin embargo no pudo lograr que la gente fuera a votar a Hillary.

¿No son incluso también responsables de lo ocurrido? En sus canciones y vídeos difunden un mensaje muy superficial. Nunca aparecen con un libro entre las manos.

Estoy de acuerdo contigo. Y fíjate: Trump ponía música rock en sus mítines. Como «You Can’t Always Get What You Want», de los Rolling Stones, que le dijeron que dejara de utilizarla y él siguió y la sigue poniendo. La gente escucha música rock de los 60 y 70, que puede interpretarse como la que hace América grande y escucha sus solos de guitarra y le gusta porque están familiarizados con ellos. Los nuevos sonidos que oyes en la radio ahora son bases que les suenan como espaciales. El candidato que abrazó el rock clásico y música de la vieja escuela ganó. Por lo que sea. Puede que lo que hizo a la gente votar por Trump y esa música sean parte de lo mismo.

¿Cuáles han sido los grandes errores de la industria discográfica?

«Los cazatalentos ya no salen a los garitos, están sentados en sus oficinas mirando YouTube»

El gran error fue demandar a Napster. Todo lo que ha ocurrido en los últimos 18 años habría sido diferente si hubieran intentado llegar a un acuerdo y la hubieran convertido en su iTunes Store, en lugar de esperar a que Apple llegara y diseñara algo que no encaja necesariamente con el modelo de negocio de la industria de la música, básicamente porque vendían canciones sueltas en lugar de álbumes enteros. Si hubieran tenido la vista como para darse cuenta de que la música en «streaming» era el futuro en el año 2000, se habrían evitado las pérdidas que trajo la siguiente década. Otro error fue que cuando la industria por fin abrazó a Spotify, los acuerdos, al menos en EE.UU., se hacían de una manera poco transparente, como se había hecho en el modelo antiguo de negocio. Creo que es un error adoptar el nuevo modelo de distribución musical manteniendo la, digamos, cultura antigua de la industria, de robarle a los artistas. Hay toda una tradición sobre cómo aprovecharse de ellos, sobre todo de los afroamericanos. Un legado vergonzante que con el «streaming» tenían la oportunidad de dejar atrás.

Otro gran cambio reciente es que antes los artistas emergentes podían desarrollarse sin presiones. Ahora ese proceso ha desaparecido. Si eres un artista, nadie te va a ayudar a desarrollar y mejorar tu trabajo, tendrás que hacerlo solo y luego hacer un vídeo y subirlo a YouTube, pero si no tienes al menos un millón de visualizaciones o más, los sellos no se van a molestar ni en mirarte. Los cazatalentos de los sellos ya no salen a los garitos a buscar a los siguientes Radiohead, están sentados en sus oficinas mirando YouTube, a ver quién tiene más seguidores. Eso no tiene que ver con ser un buen músico o con tener talento. Y a veces algunos chavales con talento son empujados ante la audiencia antes de estar listos para ello, y para esos chicos esa es la única oportunidad que van a tener. Es bastante cruel.

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