Joan Baez: «Me apena dejarlo ahora, tal como está mi país»

La mítica artista estadounidense se despide del mundo de la música con un último concierto en el Teatro Real de Madrid

Joan Baez ABC
Nacho Serrano

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Ser un icono global del folk desde la década de los sesenta es toda una responsabilidad. Es un estatus que no se puede mantener a marchas forzadas. Joan Baez ha notado que, esta vez sí, su voz ya no es la de antes. Por eso se despide con el disco «Whistle Down The Wind» , publicado el año pasado, y con la actual gira de conciertos que ya ha pasado por medio mundo, y que terminará en España pasando por el Festival de Jazz de San Sebastián (24 de julio), Sitges (25), el Festival de Porta Ferrada en Gerona (27) y el Teatro Real de Madrid dentro del Universal Music Festival (28).

¿Le da pena dejarlo ahora que su país está como está?

Sí. Yo siempre he hecho lo que he podido para ayudar al cambio social a través de la música, y ahora creo que deben hacerlo otras personas. Nunca he sido una idealista. Siempre he sido muy realista, consciente de las situaciones sociales que me rodeaban. Y la verdad, el estado actual de la política es peor de lo que pudriéramos haber esperado del futuro hace cuarenta o cincuenta años. Llevo tiempo reflejando mis inquietudes a través de la pintura, y eso es lo que seguiré haciendo a partir de ahora. Muchos de mis cuadros tienen trasfondo político.

Su nuevo disco está claramente conectado con el primero. ¿Quiso cerrar un círculo?

Así es. Tienen paralelismos, como la claridad del mensaje político, la sencillez de los arreglos, y transmite felicidad. En «Whistle Down The Wind» mi voz aún está fuerte.

Dejar los escenarios no tiene por qué significar que deje los estudios de grabación.

Me temo que sí. El músculo de mi voz ya no es lo que era, y no podría emplear tantas energías como solía emplear para grabar un disco entero. Creo que «Whistle Down The Wind» es un bonito álbum de despedida.

Ha conseguido entrar en el Rock and Roll Hall of Fame justo antes de terminar su carrera.

(Risas) Estoy segura de que habrá miles de personas que se preguntarán qué demonios hace esa cantante de folk ahí. Pero me alegra, me alegra mucho estar junto a tantos compañeros fantásticos en esa especie de museo (risas).

Creo que rechazó una oferta para actuar en el festival que iba a conmemorar el 50 aniversario de Woodstock, que finalmente ha sido cancelado.

Cuando me lo propusieron me lo pensé bastante, pero llegamos a la conclusión de que no era una buena idea. Tal y como se me organizó, no me acabó de parecer interesante.

¿Eligió España para dar el último concierto de su vida, o ha sido casualidad?

Me encantaría decir que sí, pero estas cosas son muy complejas de organizar, y así es como ha salido. Intentaré dar un concierto parecido a los primeros que di con esta gira en Estados Unidos. Arranqué en el sur, en Birmingham y Selma, con un repertorio muy marcado por canciones de libertad, y eso es lo que intentaré hacer en España. Quizá termine con «No nos moverán», cantándola en español.

Cuesta creer que ya no vaya a estar ahí cantando contra las injusticias, siempre ha sido una luchadora.

Ahora mi principal lucha será contra la gravedad (risas).

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