Entrevista

Jamiroquai: «Cometí excesos a finales de los 90, pero ahora estoy en el otro lado»

El músico británico Jay Kay publica hoy su nuevo disco, «Automaton»

Jay Kay, al volante de Jamiroquai y de uno de sus Ferraris CHARLIE GRAY

DAN GENNOE

En el jardín de la casa señorial de 300 años de antigüedad situada en Buckinghamshire , Jay Kay toma tierra. Llega a a los mandos de un helicóptero, y desciende vestido con un traje de solapas anchas, color camello, que es mucho más que un guiño a los 70 y a James Bond . Le retratan mirando aquí y allá, con expresión pensativa o con actitud de hombre de acción. Han pasado siete años desde la última vez que se escuchó hablar de Jamiroquai .

Decir que «Automaton» era un disco muy esperado es asumir que los fans de la banda de disco funk intergaláctico no habían tirado la toalla. «Probablemente haya muchos que pensaran que no nos iban a volver a ver», se ríe cuando por fin se sienta a hablar. «Pero, como soy un capricornio muy decidido, me gusta la idea de regresar y que la reacción sea: “¿Qué? Este álbum es mejor que el anterior”. La gente no ha escuchado lo mejor aún. Si no lo haces bien y logras hacer un álbum compacto, que te guste, con buenos ritmos y buenas melodías, que sea genial y positivo... ¿qué sentido tiene?» .

Casi 25 años después de que Kay, entonces un chico delgaducho con un patinete, un sombrero grande y una chulería arrogante, lanzara su primer single, «When You Gonna Learn?», ha vendido 27 millones de álbumes, y dice estar cansado del negocio y de la «constante rutina de componer, grabar, hacer giras, sesiones de fotos y entrevistas en las que intentan sacarte del mapa y te hacen preguntas estúpidas».

Así que, tras la gira posterior al álbum del 2010, «Rock Dust Light Star» , decidió tomarse un tiempo para disfrutar de la vida. Un año que se convirtió en dos y dos que fueron suficientes para hablar en tiempo pretérito. Como atestiguan la magnífica casa, los garajes llenos de Ferraris nuevos y vintage y el helicóptero, no necesita el dinero. ¿Por qué volver entonces? «Vale, has hecho un dinero. Genial. Puedes divertirte con tus juguetes . ¿Y luego qué? ¿Vas a hacer algo o te vas a quedar viéndolas venir?. Cuando te quedas calentando la silla es muy fácil darte a la botella».

Glamour setentero

La fascinación de Kay por lo que él define como el glamour de la jet set de finales de los 60 y principios de los 70 está presente en todo, desde los coches clásicos que conduce a la influencia en su música y su vestuario. «Automaton» está repleto de cuerdas disco, sintetizadores retro y canciones de amor bendecidas por el sol de la Riviera. Durante la conversación hace mención a Peter Sellers , Richard Burton , Peter O’Toole , y su preferido, Oliver Reed : «Eran de otra pasta. Mucho más divertidos. Cuando te fijas en lo planos de los actores y las estrellas del pop de la actualidad, no hay parangón».

La mayor parte de la atención de «Automaton» se la ha llevado el llamativo vídeo y el sorprendente nuevo sombrero de Kay. «Todo se basaba en cómo iba a reinventarme: ¿Qué iba a llevar en la cabeza? ¿Cómo iba a controlar a mi alter ego Jamiroquai? Entonces me vino a la mente el pangolín, una especie en extinción que es parecido al armadillo, con una piel que parece una armadura hecha de escamas y usa sus patas como balanzas sobre su cabeza. Quería algo que tuviese movilidad y resultase dramático».

Habla con la misma rabia que hace 25 años cantaba, aunque ahora desde una perspectiva algo distinta. Mientras que entonces su miedo al futuro del planeta era de cariz político, ahora se ha convertido en una preocupación personal por el mundo que sus hijas y los suyos heredarán. «Me preocupa el mundo de forma genuina. Está cambiando y nadie sabe lo que va a suceder en diez o veinte años. Países de Europa podrían convertirse en mucho más peligrosos y despiadados» . En este punto Jay Kay resulta más reflexivo: «Cometí excesos razonables en mi época, a finales de los 90, como muchos otros. Y me siento afortunado de estar ahora en el otro lado».

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