Los Inhumanos, cuatro décadas de himnos irreverentes montados en un Simca 1000

La banda celebra sus 40 años con un concierto en el WizinkCenter esta tarde

Los Inhumanos
Nacho Serrano

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Un soleado día del verano de 1980, doce colegas que pasaban la tarde en la valenciana playa de El Saler decidieron montar un grupo. Al principio vestían camisas hawaianas y no eran muy conocidos fuera de Valencia, pero en 1983 cambiaron sus atuendos por túnicas de monjes y, cuando lanzaron su primer disco dos años después, tuvieron tanto éxito que decidieron ampliar la alineación hasta la treintena.

«Nuestras vidas eran como las de cualquier estudiante que tiene permiso de sus padres para hacer el gamberro siempre que lleve buenas notas a casa y se labre su futuro», dice Sergio Aguado, el líder del conjunto tras la marcha de su hermano Alfonso. «La fama nos permitió vivir unos años inolvidables , visitar todas las televisiones, codearnos con los artistas más importantes del país, firmar autógrafos continuamente (no existían aún los selfis) y tener fans en todos los pueblos del país».

Los cinco años siguientes fueron fantásticos para esta nutrida banda, que arrasaba por toda España con los divertidos himnos de «Manué» , «Pilar» , «Las chicas no tienen pilila» , «Qué difícil es hacer el amor en un Simca 1000» , «Me duele la cara de ser tan guapo» o «Duba Duba» . Son canciones «que rompieron los estereotipos del pop del momento», dice Sergio. Pero poco a poco su llama se fue apagando y, aunque siguieron grabando discos, ya no volvieron a la primera línea del pop nacional. «Como cualquier artista, hemos tenido crisis y momentos duros , y nos costó mucho recuperar la idea original del grupo».

A esa recuperación no ayudó la actitud de algunos ex componentes, «que, con el pretexto de haber estado en el grupo, sin ningún mérito específico, se visten con las túnicas inhumanas y participan en festivales junto a otros artistas de la época», lamenta Sergio.

Ahora, a las puertas de 2020, han decidido relanzar su carrera («con la guinda del regreso de Alfonso», celebra su hermano) preparando un nuevo disco del que quizá adelanten algún tema en el concierto que darán hoy en el Wizink Center, dentro del Oktoberfest. «Es como los meses previos a una boda. Muchos nervios, actividad, planificación, risas…», dice Aguado, un tipo plenamente consciente de que ya no pueden decir las cosas que decían hace treinta años. «Ahora hay que tener cuidado con la ironía , porque puede entenderse lo contrario a lo que quieres expresar», explica.

«No existe la censura, pero sí que tienes que repasar cada palabra de lo que dices o escribes . Cuando nosotros cantamos alguna canción de los 80, como “Las chicas no tienen pilila” , explicamos que el tema se compuso parodiando a los colegios de curas de los 70, donde no había chicas y los sacerdotes nos daban educación sexual simplemente con esa frase lapidatoria. Precisamente el tema se hizo para criticar aquella educación y no para ser excluyente. Hoy en día, o explicas eso o piensan que estás en contra de la diversidad sexual ».

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