Hizo reconocibles a los Stones
Jagger y Richards han admitido repetidamente que el sonido de la banda nunca habría sido el mismo sin Charlie Watts

Hay actores secundarios que, por azar, se convirtieron en protagonistas. Y protagonistas que decidieron mantenerse en un eterno papel secundario. Charlie Watts fue de los segundos. Como le ocurriera a Ringo Starr en los Beatles, tuvo que acostumbrarse a vivir a la sombra de dos superestrellas como Mick Jagger y Keith Richards , con la diferencia de que el sueño de los de Liverpool apenas duró ocho años, y sin embargo 'Sus Satánicas Majestades' llevan en activo, sin solución de continuidad, casi seis décadas. Y cada vez que a sus compañeros se les ha preguntado por la importancia de Watts en la historia de los Rolling Stones, ambos han respondido de manera contundente. «Es el auténtico líder de la banda», llegó a proclamar Richards hace muchos años, quizás de forma un tanto exagerada. Y más recientemente, cuando a Jagger le cuestionaron por Dave Grohl, el que fuera batería de Nirvana y ahora líder de Foo Fighters, afirmó algo que puede dar perfectamente la clave de lo que significó Watts en el sonido de los londinenses: «Charlie y Dave tienen un estilo y sonido muy definitorios, y sabes quiénes son cuando los escuchas, son muy reconocibles».
Watts quiso ser un baterista de jazz, y quizás en ese 'pecado original' se halle gran parte del secreto de su aportación al sonido de los Stones. No en vano, su ídolo de juventud, por el que dejó de tocar el banjo y se pasó a la percusión, era un virtuoso del jazz, nada menos que Chico Hamilton , auténtico referente del West Coast Jazz, el sonido que triunfaba en California en los años 50. «La diferencia entre tocar jazz en clubes y tocar rock and roll con los Rolling Stones -afirmaba- es el volumen. Además, en el jazz estás más cerca del resto de la banda».
Volumen y cercanía. Esas parecían ser las dos únicas diferencias para el bueno de Watts. Por eso, cuando un año después de la creación del grupo, lo llamaron a sustituir al batería fundador, Tony Chapman , él no encontró ningún problema estilístico; solo pensó en el aspecto económico: «¿Voy a ganar dinero? Porque yo toco por dinero, lo necesito, vivo de ello», les advirtió. Los primeros tiempos no fueron fáciles, ambas partes no terminaban de ensamblarse. Sus nuevos compañeros echaban de menos un poco más de ímpetu rockero. Watts tocaba con demasiado swing, el que tenía Chico Hamilton , el que rezumaban los Blues Incorporated, con los que había asombrado a los Stones cuando visitaron los clubes londinenses de la época.
El final de la historia es de sobra conocido: Watts se quedó para siempre en los Stones, y estos dieron gracias cada mañana del día en el que lo llamaron a filas. Todo el mundo sabe que los Stones podrán girar por el mundo tantos años como sobrevivan con un mínimo de salud sus dos grandes estrellas, Mick Jagger y Keith Richards, pero ellos dos también son conscientes de que jamás sonarán igual sin el respaldo de ese dandi tranquilo, siempre en su sitio, que no daba un golpe malo y que hizo más reconocible el sonido de una de las grandes bandas -para muchos la más grande- de la historia del rock.