De las gasolineras al estrellato: la increíble historia del ascenso meteórico de Camela

El dúo publica «Camela por Camela» (La Esfera de los Libros), donde cuentan su historia

Dionisio Martín y Angeles Muñoz, de Camela ABC
Nacho Serrano

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La historia de Camela es bastante increíble y seguramente única, tan bizarra que sería digna de ser llevada a la pequeña pantalla en una de esas series de Netflix que transcurren con giros inesperados y una banda sonora de primera. Para eso habrá que esperar a que un director con buen ojo le eche el guante a « Camela por Camela » (La Esfera de los Libros), la biografía que acaban de publicar. «Contamos cosas muy curiosas, por ejemplo cómo fueron nuestros inicios, grabando casetes en la casa de mi abuela en Vallecas», dice Dioni. «Enchufamos un micro y un teclado y así grabamos las primeras maquetas –continúa–, que ahora son auténticas reliquias». «Sí», añade su socia y cuñada Ángeles, «son tan difíciles de encontrar que no las tengo ni yo». Efectivamente, las primeras grabaciones de Camela fueron distribuidas por gasolineras de toda España y volaron como los pepitos de ternera, poniéndolos en el radar de una compañía discográfica que los fichó y quizá se aprovechó de su desconocimiento del negocio. «Nos hablaban de “ royalties ” y nosotros no sabíamos ni lo que eran. No sabíamos lo que firmábamos, y dejamos de percibir bastante dinero», confiesa Dioni.

La actitud del dúo no era la de dos aspirantes a famosos, sino la de dos personas normales y corrientes a las que le gustaba hacer música, y que se sentían como un pulpo en un garaje cuando su éxito los aupó a las altas esferas de la industria. Cuentan las páginas de «Camela por Camela» que, en una comida con capitostes de EMI para firmar un contrato, Dioni abrió una botella de vino carísima y la mezcló con gaseosa. «Yo nunca me había visto en restaurantes con estrellas Michelin, y cuando trajeron el vino yo hice lo que hacía en mi casa de toda la vida. De pronto se hizo un silencio sepulcral en la mesa», recuerda el cantante. «Al salir del establecimiento, nuestro mánager me echó la bronca, con cariño eso sí. Me dijo: “Gitanillo, que sea la última vez que mezclas un vino de 16.000 pesetas con gaseosa”. De lo que no se dio cuenta es de que lo que yo había estropeado no era el vino, sino la gaseosa (risas)».

En cualquier caso, aquella reunión fructificó y los discos de Camela se siguieron vendiendo por millones, hasta colocar al dúo en el segundo puesto de los grupos españoles con más éxito comercial del siglo XXI, sólo por detrás de La Oreja de Van Gogh . Y a pesar de eso, la crítica no parecía valorar sus logros. «Hubo gente que sí nos hizo caso desde el principio», dice Ángeles, «pero cuando llegaban las entregas de premios nunca estábamos en las nominaciones». Sin embargo, como dice Dioni, «afortunadamente los tiempos cambian» y ahora tienen un reconocimiento prácticamente unánime en la industria del pop nacional.

Nuevo single

Los dos también están «emocionados e ilusionados» por el lanzamiento de su nuevo single, «Su locura, mi placer», un primer adelanto de su próximo disco que viene acompañado de un videoclip que hace un guiño a «Los Simpson». «No es que seamos muy fans de la serie, más bien fue idea del director», reconoce Dioni, siempre con la sinceridad y la humildad por delante.

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