Festival del Cante de las Minas: un eco rebelde que no cesa

Durante el recital el alcalde Pedro López Millán entregó al Consejero de Cultura y Educación de la Embajada de Alemania Peter Platte, el galardón «Catedral del Cante»

«Cabrero» en el Festival del Cante de las Minas EFE

PATRICIO PEÑALVER

En la primera gala del Festival del Cante de las Minas un cartel con dos sevillanos. Un veterano «Cabrero» que va para leyenda con cuarenta años de carrera y un Manuel Cuevas que viene arreando. Nada más salir José Domínguez «El Cabrero» al escenario ya se oye un murmullo y unos gritos de ¡Grande! El Cantaor ni se inmuta. Se sienta y responde: «Semos leves frágiles». Y arranca con una serie larga de soleares a la antigua usanza, sin concesiones y con una declaración de intenciones en sus letras: «Yo no creo en Dios, creo en la tierra y el aire, el agua y el sol», o cambiando al estilo trianero aquella otra: «El día que yo me muera que no doblen las campana, que me toque una guitarra por soleá de Triana».

El Cabrero que venía con muchas ganas comenzaba a pellizcar y se producía desde el principio una sinergia con el público y ya explicaba el sentido natural y la querencia natural del «Macho Montés», que cantaba por bulerías. Y de pronto interpelaba al respetable: ¿Qué tiempo hace que no se canta aquí una serrana ? Y después de explicar la dificultad de este cante que sube y baja, ahí dejaba su cante por serrana, marca de la casa, dedicado al poeta oriolano: «De cabrero a cabrero, quiero decirte/ que los niños yunteros también existen/ Miguel Hernández te dejaron morir/ ay, / Miguel Hernández te quitaron la vida cuatro cobardes». Pero estás vivo/ con la raíz tan honda/ como un olivo».

El Cabrero interactúa con el público y ahí les decía: Os voy a hacer unos fandangos y muy republicamos: «Como buen republicano/ tengo las ideas muy claras/ ya está bien de tanta lacra/ que llevan miles de años/ viviendo de otras espaldas», fandangueaba y cada letra era jaleada. Ahí se puso de pie y llegó uno de su grandes éxitos: «Pastor de nubes», un pregón por zambra y ya hizo un amago de irse pero obviamente el público quería más. Y llegaba otro tema muy conocido: «Si se calla el cantor», de Horacio Guaraní, que cantó por bulerías y otros fandangos: «No brilló por su cantar/ el trío de las Azores/ Los que dejaron atrás/ fueron crímenes atroces/ y la destrucción de Irak.». Se marchó pero el público quería más y más cantó por malagueñas y rondeñas. Y para terminar ahí dejó su luz de luna: Vengo del ronco tambor de la luna, en la memoria del puro animal, / soy una astilla de tierra que vuelve, hacia su antigua raíz mineral». Ahí dejo el eco rebelde , ahí dejo su gran noche de cante grande, acompañado siempre muy bien por la guitarra de Manuel Rodríguez.

La actuación de Manuel Cuevas

Antes la gala había comenzado con Manuel Cuevas, que fue «Lámpara Minera de 2002» , acompañado de la guitarra del Niño Seve, venía pleno de facultades con esa voz tan poderosa que demostró en los alargamientos de los tercios por malagueñas y los cantes abandolaos. Cuevas que tiene sus seguidores en La Unión desde que obtuvo el máximo galardón, dijo: «Antes de ganar el premio no me conocían ni en mi casa. Este Festival ha sido muy importante, a partir de ese momento comenzó mi vida artística». Proseguía con una serie de soleares muy bien cantadas que remató con bulerías y se entregaba cantando por mineras y tarantos.

Manuel Cuevas en el Festival del Cante de las Minas EFE

El cantaor muy centrado conectaba con el público y con sus palmeros cantaba por cantiñas con los aromas de El Pinini, y a continuación realizaba unos notables tientos que remataba con tangos. Y llegaba un momento muy especial para el cantaor que quería compartir escenario con su hijo , al que presentaba, y en una ronda de tonás a capela, conseguían un gran aplauso. A Cuevas también le gusta fandanguear y tiene una voz limpia y fuerte para ellos así que se lucía, piropeando de palabra al Cabrero y después cantándole uno con letra dedicada a él. Y terminaba su muy buena actuación cantando por bulerías, con un público entregado.

Durante el recital el alcalde Pedro López Millán presentaba al Consejero de Cultura y Educación de la Embajada de Alemania Peter Platte, que recibía el galardón «Catedral del Cante» , concedido a su país por la promoción y difusión del flamenco fuera de nuestras fronteras. El broche antes, en la tarde, lo puso la actuación de la Coral Argentum, que bajo la batuta de su director Bernardo Sáez, interpretaron un Lied de Félix Mendelssohn (1809-1847) titulado: «Despedida del bosque». Y ahí se encontraba Erwin Bechtold, el artista contemporáneo alemán afincado en Ibiza que ha realizado el cartel de la 56 edición del festival.

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