Un espectáculo para no cortar las alas de los niños
La cantante y actriz argentina Jimena Ruiz Echazú presenta su tercer dicos, «Canciones para remontar el vuelo», producido por el cantautor Ismael Serrano
Jimena Ruiz Echazú llama a su tercer disco, «Canciones para remontar el vuelo», el más « redondo de sus hijos ». Viene detrás de «5 canciones para dormir y 1 para despertar» (2017), banda sonora de su obra de teatro, « Oliverio y la Tormenta » y de «Canciones de Navidad», que llegó tan solo un año después, en 2018. Todos ellos, dirigidos a un público determinado: el infantil . Aunque no el único, porque también están invitados a escucharlo los padres, aunque de una manera diferente.
¿Por qué? Porque esta actriz argentina de dulce voz insiste hasta el cansancio en que al «bordar» sus canciones y espectáculos piensa de lleno en los niños . No hay un lenguaje «de adultos» para que los padres que acompañan a sus hijos no se aburran; ni tampoco se lanzan manidos y, a su juicio, equivocados mensajes para los más pequeños como: «No temas», «No llores», «No uses falda porque eres niño»...En definitiva, «no vueles».
«Canciones para remontar el vuelo» se presenta este sábado 14 y domingo 15 de diciembre en el Teatro Cofidis Alcázar y «cuenta con temas propios y de autores que escuchamos y admiramos, con los que tenemos una poética y una mirada del mundo infantil compartida », cuenta Echazú a ABC.
Habla en plural porque en este proyecto la acompaña su marido, el cantautor Ismael Serrano, quien además de productor del disco es autor de dos canciones: «Candombe para despertar» y «Un hada diferente». Serrano formará parte de la banda en vivo que acompañará a Echazú junto con Jacob Sureda (teclados) y Juan Carlos Melián (El Pana), encargado de las percusiones.
El concierto también tiene algo de teatral ya que se colará en el escenario el ya famoso Oliverio (por Ane Miren Lafuente), el ratón al que Echazú y Serrano le dieron vida a través del musical infantil que nació hace dos años como un obsequio a la hija del matrimonio (Lila) y que tiene, de alguna manera, la misma mirada que el disco: empatía, respeto, capacidad de escucha ...
Pero el paso del tiempo ha dado lugar a más: «He evolucionado como madre, mujer y artista. Pero, sobre todo, me encuentro más involucrada con la desigualdad . Si bien ese es el mensaje que siempre quisimos dar, el de la empatía, se fueron abriendo mundos nuevos cuando entré en contacto con familias con niños del espectro autista después de que una madre me preguntara si su hija podía asistir a un espectáculo nuestro».
«Activista por la inclusión»
Echazú denunció que estos niños (y sus familias) viven en una « invisibilidad absoluta » y sufren discriminación en sus propios colegios y en la sociedad. «Recuerdo cómo algunas madres contaban en una charla sobre niños con autismo cómo determinadas familias se movilizaban para dejar fuera del colegio a la niña con este trastorno; hay tanta maldad», lamentó.
El conocimiento de esta dura situación la sensibilizó tanto que pensó en convertirse en una « activista por la inclusión ». Y tiene una poderosa arma para hacerlo: su voz. «La música infantil genera una comunidad, es un lugar de encuentro y así apareció gente para los cuales la vida es un reto muy diferente respecto al de la mayor parte de la gente. Ellos nos han dejado una lección. La diferencia enseña muchas cosas», sentencia Serrano.
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