Música

Enric Montefusco: «He pretendido hacer un disco, no un producto de usar y tirar»

El ex Standstill lleva la intensidad y belleza de «Meridiana» al Teatro Lara, dentro de los conciertos SON Estrella Galicia

Enric Montefusco ABC

NACHO SERRANO

Después de casi veinte años al frente de Standstill , Enric Montefusco se ha estrenado en solitario con un disco que remite al espíritu y aroma de la canción popular, eludiendo los clichés del rock y generando momentos de gran intensidad y belleza. Fiel a su clásica concepción de música como catarsis pero más autor que nunca, Enric Montefusco entrega en «Meridiana» once nuevas canciones escritas, grabadas y producidas por él mismo y que, arropadas hasta por doce músicos distintos, vuelven a redefinir su sonido con audacia. Este jueves sonarán en el Teatro Lara de la mano de los conciertos de SON Estrella Galicia .

Su disco ha tenido un gran recibimiento, lo cual además de agradar debe tranquilizar, tratándose del debut en solitario tras veinte años en una banda.

La verdad es que sí. A ver, aunque ha sido un poco loco y aventurado, en el fondo yo tenía confianza con este salto a la carrera en solitario. Lo que no me esperaba es que el reconocimiento fuera tan rápido. Los seguidores de Standstill enseguida se han enganchado al disco, lo han entendido, y se han adaptado muy rápido.

Es cierto que es uno de esos discos que normalmente tardan en calar.

Claro. Siempre intento hacer discos que necesiten varias escuchas para ser explorados a fondo. Que no sea un producto de usar y tirar.

Las canciones transmiten mucho trabajo de artesanía, ¿en algún momento ha sido duro?

Pues ha sido uno de los discos que más he disfrutado, si no el que más, tanto componiendo como trabajando en el estudio. He dedicado mucho tiempo en mi local a cada canción, a cada pequeño detalle. He podido contar con los músicos que quería, he conocido a nuevos músicos... Ha sido un soplo de aire fresco, y creo que el mimo se nota en el resultado.

¿Hubo alguna idea como punto de partida?

En cuanto a instrumentación y tipo de sonido, he querido huir de lo eléctrico y hacerlo todo muy orgánico, con instrumentos que sonaran a madera, a tierra, que sonaran a algo atemporal, alejado de modas. Tanto por mi viaje personal, como para ser coherente con el contenido del disco, me apeteceía una instrumentación más clásica y más popular.

¿A qué es lo que más vueltas le ha dado a la hora de crear esta obra?

Yo creo que a las letras. Son lo más importante para mí a la hora de componer. Me vuelvo loco para conseguir que el contenido de las palabras deje un poso en el oyente. Aunque algunas las escriba más rápido que otras, tengo que conseguir que te lleves algo a la cama cuando termine de escuchar el disco.

El disco está editado por su propio sello, Buena Suerte. ¿Le puso el nombre inspirado por lo que le deseaba la gente al enterarse de que iba a montar un sello, en plan sarcástico?

¡Jajaja! Sí, me hizo gracia poner en primera línea el desamparo que hay cuando intentas montar tu propio proyecto en un mundo tan complicado como el de la música. Es más fácil sobrevivir cuando estás bajo el amparo de alguien, que cuando defiendes lo tuyo. Tienes que pelearte con todo y con todos. Da mucho trabajo, pero gracias a internet se facilitan algunas cosas. Y cuando ves que la gente responde, te regocijas pensando que al menos estás en la lucha adecuada.

¿Cómo fueron los primeros conciertos?

Primero dimos uno en Córdoba y otro en Tarragona, y después en Barcelona y Valencia, más oficiales. Volver a salir a la carretera con el horizonte de un proyecto nuevo por delante, con compañeros nuevos, con la ilusión renovada, es impagable. Eso de entrada. Porque a nivel artístico mola mucho, y la relación con el público está siendo preciosa. En el disco todo está pensado para ser compartido con el público, para crear una atmósfera coral.

¿Cuántos músicos son en el escenario? Lo digo por la complejidad instrumental de las canciones.

Somos cuatro, pero somos músicos que con la mano derecha tocamos un instrumento, con la izquierda otro, con el pie otro, con la boca otro...

Cuatro hombres-orquesta.

Sí, sí, ya lo verás, además son muy buenos técnicamente y muy polivalentes.

¿En los conciertos está tocando el disco en su orden original?

No, es muy parecido, pero es un repertorio distinto, que también está muy pensado. También incluye algunas canciones de Standstill, porque tiene gracia refrescarlas con este formato orgánico de vientos y cuerdas, y también alguna versión. Estamos haciendo una de Albert Plá, «Todo es mentira», que me gusta mucho la letra. También le damos una vuelta instrumental que es muy interesante, porque le da otra energía completamente distinta.

¿El final de Standstill le dejó un sabor agridulce, o todo terminó donde tenía que terminar?

Yo creo que la apuesta era esa, ser fieles a nosotros hasta el final, en el sentido de no arrastrar nunca algo que ya no funciona a nivel interno y nivel de energía. Estamos muy contentos y orgullosos de cómo fueron nuestros años con el grupo, pero también de cómo ha acabado. Estamos orgullosos de hacer lo que teníamos que hacer, y la gente está viendo que todos seguimos con la música de otras formas.

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