Elina Garanča: «Tras interpretar personajes masculinos empecé a soñar que entraba a los baños de hombres»

La cantante letona debuta mañana en Madrid con un recital en el Teatro de la Zarzuela #en el que interpreterá un programa español

Elina Garanca posa para ABC en el Teatro de la Zarzuela ISABEL PERMUY
J. G. Stegmann

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Elina Garanča tiene un carácter avasallador. Entra por la puerta como un torbellino, estrecha la mano con tanta fuerza que provoca un ligero dolor y mira a cámara con tanta soltura que la fotógrafa se queda apenas sin indicaciones que dar. « Lógicamente, no es la primera vez que lo hago », dice cortante.

Todas sus respuestas son en la misma tónica: concretas, concisas y, sobre todo, firmes. Como su mirada. Esta aclamada mezzosoprano letona, que debutará mañana en Madrid con un concierto en el Teatro de la Zarzuela , sabe perfectamente lo que quiere. «Vivo en un mundo donde me respetan, me escuchan, me tratan bien y muchas veces gano más que un hombre».

El ser considerada una de las mejores en el papel de «Carmen» , de Bizet, no es lo único que la une a España: vive en Málaga desde hace diez años, pertenece a la Hermandad de la Virgen de la Macarena y es una apasionada de la zarzuela.

-¿Qué supone para usted este debut en la capital española?

-Estoy nerviosa porque se espera mucho y estos últimos días la presión ha subido un poquito. Pero también estoy segura por el repertorio, no es la primera vez que canto «Carmen» ni zarzuela.

-Los programadores llevan mucho tiempo persiguiéndola. ¿Por qué se dilató la llegada?

-Los teatros programan con mucha antelación y dar una respuesta un año antes es casi imposible. Además, soy madre de dos niñas.

-¿Es fácil ser madre y cantante lírica al mismo tiempo?

-Es un complemento. Hacer solo de madre no sería suficiente y solo de cantante, tampoco. Pero me falta tiempo, no paro nunca. Cuando la más pequeña me dice por Skype que me echa de menos, me pregunto por qué estoy sola lejos de todos, sobre todo cuando la producción no va bien o el director es más duro.

-¿Vivir en España es lo que explica su pasión por su música?

-Sí, llevo diez años en Benalmádena, (Málaga). Ha ayudado, claro, pero yo siempre digo que lo llevaba en la leche materna. Mi madre era cantante de élite y adoraba a Falla. El sentimiento, el color de la música española lo mamé desde pequeña.

-¿Y el amor por la zarzuela también viene de su madre?

-No, viene por mi marido, que lleva 18 años aquí y me mostró algunas canciones. He grabado un disco, «Habanera», que lleva muchas zarzuelas también. Pero la pasión viene también por Teresa Berganza y Victoria de los Ángeles.

-¿Por qué le gusta tanto la zarzuela?

Comparto con la zarzuela el temperamento. Me gusta el idioma, las canciones de Barbieri o Chapí. Ese cambio brusco que tiene la zarzuela, que pasa de un sentimiento profundo a la chispa del fuego coincide con cómo soy yo. Tengo un temperamento sanguíneo melancólico, y la zarzuela es así.

-Dicen que es una de las mejores Carmen. ¿Por qué?

-No tengo idea, ja ja ja. Será porque soy rubia de ojos azules. No lo sé, actúo y canto como lo siento. Sí que es verdad que preparé este personaje y viajé por España buscando colores y gente. Estudiando el papel comprobé que no es una femme fatale que bromea con los hombres, es también una mujer viva, un poco como yo en mi vida normal. Es un papel que ha sufrido muchos clichés.

-¿Qué hay de usted en Carmen?

-En cada papel hay algo de mí. Y ellas, como yo, son mujeres que reaccionan, con espalda recta. Además, soy muy física, no soy una cantante que estabiliza el cuerpo para cantar bien el aria, siempre me pongo al límite.

-¿Le da miedo aburrirse de Carmen?

No, no la canto demasiado. Desde 2009 hasta 2013 hice Carmen en todos los teatros, Londres, Viena, Berlín, Nueva York... Pero ahora la veo diferente, he cambiado yo, he tenido experiencias y por eso sé que le daré otro toque. Además, estoy convencida de que papeles como Carmen no viven sola, dependen del compañero. Mi Carmen cambia por el cambio de José. Hay Don José más deprimidos, inteligentes, orgullosos...Y con eso puedo jugar yo también.

-Habla de cambios en su experiencia que pueden influir en sus personajes. ¿De qué modo influye su vida en los papeles?

Cuando subo al escenario no quiero mostrar siempre a Elina sino al personaje. Pero, obviamente, las experiencias me ayudan mucho y de hecho, hay personajes que entiendo mejor gracias a ello. Se reacciona diferente en función de la edad, de los traumas que se han tenido en la vida...Se ve diferente con 30 o 45 años.

-¿Por qué ha titulado su biografía «Los zapatos son realmente importantes»?

Era un poco una provocación para los que pensaban que hablaba de Prada o Louboutin ja ja ja. Pero es en realidad porque siempre se necesita estabilidad en la vida para poder mantener este trabajo. Con zapatos cómodos estás más cómodo en la tierra. En el escenario esto es super importante para mí, cuando no tengo zapatos pisar no me molesta. Siempre estoy con zapatos planos.

-¿Qué opina de la enorme huelga feminista del jueves en Madrid?

Me parece muy bien pero es difícil comentar algo porque yo nunca he estado en una posición débil. Vivo en un mundo donde me respetan, me escuchan, me tratan bien y muchas veces gano más que un hombre. Lógicamente, me duele por aquellas mujeres que han sufrido abusos pero tampoco puedo comentar. Cada uno reacciona de forma diferente. Yo también he vivido situaciones no tan lindas y he decidido no pensar, dejarlo en el pasado y no mirarlo más ni lamentarme. No era mi culpa pero tenía dos opciones: o seguir adelante o lamentarme y elegí lo primero. Es algo que llevo dentro y quizás por eso soy tan fuerte en un mundo de hombres. Si alguien me da un golpe en el culete se lo voy a devolver, no lo voy a pensar dos veces.

Ya sea por la voz o por la personalidad o por lo que fuera si no me respetaban en un sitio me iba. Si no me quieres aquí me busco un sitio donde sí.

-¿Sintió alguna vez en el mundo de la ópera alguna discriminación?

No, ahí va por categorías: soprano, mezzosoprano... Quizás más con los directores de orquesta, que ahora están apareciendo más mujeres. Que se rompan los tabús me parecen muy bien.

-¿Qué papel le gustaría hacer?

-Estoy preparando mi primera Dalila, mi primera Dido en «Los Troyanos», mi primera Amneris en «Aida», mi primera… En la próxima década se acabará la voz y estoy pensando qué hacer.

-¿Le da miedo el futuro?

-No. Cantar es mi profesión, mi alma, pero también soy madre, me gustan las manualidades, enseñar canto e interpretación.

-¿Cómo se siente interpretando a hombres?

-Tras interpretar mi primer personaje masculino soñaba que entraba en el baño de hombres. Todos tenemos una parte masculina y femenina. No tengo vergüenza de tener partes masculinas en mi carácter. Así soy.

-¿Qué parte masculina tiene?

La fuerza física, pero eso también viene de trabajar de chica en el campo. También en el carácter. Trabajo mis problemas sola, dicen que los hombres se encierran en sus asuntos privados, yo soy así, no me pongo a hablarlo con los demás. Tampoco me gusta ir de compras; entro, compro y me voy, no vuelvo con veinte bolsas como Pretty Woman. Y cuando lo necesito, también hago el papel de tío, claro... Ja ja ja.

-¿Cree que las redes democratizarán la ópera? Muchos cantantes comparten su vida en redes ahora...

-Son todos exhibicionistas y cada uno hace lo que quiere. Pero yo no lo necesito. Me gusta el misterio. Pero cuando subo al escenario doy todo y allí sí me abro con el alma. No creo que haya un nuevo fanático de la ópera por ver el vestido que llevo en Instagram, tiene que venir y vivir la energía.

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