Elefantes: «Antes hacíamos música, hacíamos canciones… ahora somos músicos»

Elefantes están de vuelta. Con «El rinoceronte» , editado en 2014, rompieron una larga ausencia, recuperando la trayectoria del grupo más o menos en el punto en el que lo habían dejado ocho años atrás. El álbum funcionó bien y la gira de presentación sirvió de feliz reencuentro con un público que no les había olvidado.

Ahora el cuarteto de Barcelona presenta su nuevo disco, «Nueve canciones de amor y una de esperanza» , un álbum que, en opinión del principal compositor, cantante y guitarrista del grupo, Shuarma , se ha beneficiado de una situación relativamente nueva: «Cuando volvimos lo hicimos porque estábamos muy bien juntos, y la verdad es que todo lo que fue pasando nos encantó. Ahora la situación es un poco diferente. Tenemos más templanza, más serenidad, y podemos hacer las cosas con una visión y con una tranquilidad que antes no teníamos. Ahora siento que nos hemos adaptado perfectamente al hecho de ser músicos, a haber convertido una afición en nuestra profesión. Es como cualquier otro oficio. Antes hacíamos música, hacíamos canciones… ahora somos músicos, y nos sentimos muy bien y con mucha confianza».

Seleccionadas de entre casi cuarenta, las canciones del nuevo álbum dan forma a un disco casi conceptual: «Es así en el sentido de que están inspiradas en mi experiencia personal; son miradas distintas a una relación amorosa, y lo que me gusta es que no solo está el lado entusiasta del enamoramiento, sino también otros muchos ángulos».

No fue suficiente, sin embargo, el abundante material propio para completar el cuadro que querían ofrecer: «Las versiones nos han ayudado a que el disco quedara más redondo, tanto desde el punto de vista de las letras como el puramente musical».

Y es que hacer una versión de una canción de José Luis Perales («Te quiero») es toda una declaración de principios: «Es una reivindicación de un estilo que es una de nuestras influencias. No es lo que más escuchamos ahora, pero sí forma parte de mi infancia. Es una forma de recordar de dónde venimos».