Festival Flamenco On Fire

Duquende y El Granaíno «se pelean» por Camarón

Vibrante duelo de los dos cantaores en el homenaje por el 25 aniversario de la muerte del genio

El Granaíno y Duquende, durante su actuación Toni Juliá/Flamencomanía

DAVID CALZADO

Los acordes de la lorquiana Nana del caballo grande y una luz cenital junto al órgano hacían entrever una noche de pellizco. Por un lado del escenario aparecía Pedro El Granaíno , una de las voces más impactantes del flamenco actual . Por el otro salía con sombrero y barba de forajido el eco camaronero intenso de Duquende , agarrándose las tripas en cada estrofa . Fuego cruzado de flamencura en cada quejío y alguna voz a destiempo forjaron una noche para el recuerdo.

La irrupción de Pedro Heredia El Granaíno en el flamenco actual es una de las sensaciones de los últimos años. El cantaor tiene un coro de chaborrillos metido en la garganta, pero lleva tiempo preparándose para convencer desde el conocimiento además desde el metal de su voz. Su soleá, templada y rotunda, así lo confirma. A él debemos el diseño musical de este homenaje de la V edición del Festival Flamenco On Fire de Pamplona. La voz de El Granaíno suena a Camarón pero luce especialmente jonda en los fraseos de Morent e y lo demostró en el Baluarte en los tientos de La Leyenda del Tiempo.

Duquende es una de esas gargantas llenas de tierra que engrandecen el flamenco, pero su carrera está llena de altibajos y recitales en los que la apatía es tónica dominante. La energía y la rabia con la que lanzó su cante en el homenaje a Camarón fue la gran noticia de la noche . Llegó con brillantes a La tarara desde los cantes de Levante pero fue en la seguiriya donde se rompió de manera soberbia y con ello arrastró a un público que le jaleó –quizá de manera desmesurada– desde el minuto uno.

La noche tenía un invitado especial, Antonio Guadiana, coetáneo de Camarón, un maestro que está más escondido de lo que debiera. Si no lució con más rotundidad en la soleá por bulerías fue probablemente por haber estado más pendiente de la letra lorquiana del Romance del Amargo. Pero pudo lucir su voz esplendorosa en el fin de fiesta en el que fue flanqueado por Duquende y El Granaíno, como marcan los cánones entre la gitanería.

De menta y canela

Antes de llegar a ese colofón, el cantaor de Granada se explayó en unos fandangos en los que además destacó su guitarrista, Antonio Patrocinio, también muy jaleado toda la noche. «De lo divino a la ciencia, de la ciencia lo mejor/ y era de menta y de canela, era de bronce su voz/ era de menta y de canela el cante de Camarón», lanzó Heredia arrancándose el micro de diadema para que el público pudiera oírle al natural decir esa letra que José Monje dedicaba a Caracol.

La guitarra de Paco Heredia y la de Patrocinio, los coros de los Mellis –que también cantaron las sevillanas camaroneras–, los teclados de Cristian de Moret y las percusiones de Paco Vega, además de los tres cantaores, remataron la noche con unas bulerías a todo tren que se fundieron en unos tangos. Al compás de Rosa María se marchaban los actuantes del escenario pero el público les hizo volver. En el bis improvisado Duquende terminó bailando al cante de El Granaíno . Afortunadamente, la sangre no llegó al río.

Duquende y El Granaíno «se pelean» por Camarón

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