Las diez canciones del verano de Georgie Dann
El artista parisino pasará a la historia como el mayor icono de los hits de temporada
Hay quien refunfuñará por esto, pero la muerte de Georgie Dann marca el fin de una era tanto como lo hizo la de David Bowie. Al menos en España, el país que más ha celebrado su música bailando todos y cada uno de los hits veraniegos que nos proponía cada vez que llegaban las vacaciones.
Después de varios intentos con 'Si yo canto' (publicada en 1964, un año antes de venir a España), 'Se acabó' (1966), 'Ay mama Mallorca' (1966) y 'El mundo es así' (1967), en 1969 logró su primer gran éxito con 'Casatschock', un tema que era una especie de versión libre del tradicional 'Katyusha' ruso. Muchos años después, en 2018, la regrabó con nueva letra y nuevo título, 'Buenrollinski', con motivo del Mundial de Rusia.
Después vinieron 'Santiago' (1970), 'El dinosaurio' (1972) y 'La rana' (1974), tres temas que funcionaron bien pero que no llegaron a la altura comercial de 'El bimbó', la canción con la que dio uno de los pelotazos de su vida, en el verano de 1975. La cantante italiana Gigliola Cinquetti también grabó este tema con cadencia bailonga, pero no alcanzó ni de lejos las ventas de Georgie Dann.
Ese mismo año también triunfó con 'El campesino', que aprevechó el tirón de 'El Bimbó' usando descaradamente el mismo ritmo, y en la segunda mitad de los setenta publicó 'Paloma blanca' (1976), 'Mi cafetal' (1977) y 'Eres como una paloma' (1977). Sus primeras apuestas para los veranos ochenteros fueron 'Moscú' (1980), 'El jardín de Alá' (1980) y 'Koumbó' (1982). En 1983 llegó la samba de 'Carnaval, carnaval', que arrasó en las fiestas de los pueblos de toda España.
En 1985 volvió a triunfar con 'El africano', una canción que tomaba prestado el gancho del merengue 'Mami qué será lo que quiere el negro' del cantante dominicano Wilfrido Vargas.
Después de un 1986 flojo con 'Macumba', Georgie Dann volvió con fuerzas renovadas en 1987 con 'El negro no puede', donde dio con otro estribillo infeccioso a más no poder.
El año 1988 marca la segunda era dorada de Georgie Dann como rey de la canción del verano. Aquellas vacaciones, no hubo nadie que no escuchara cientos de veces 'El chiringuito', un tema que sin duda define el arte del músico parisino a la perfección.
Después de un merecido (y agradecido por algunos) descanso de canciones del verano tras las ventas millonarias de 'El Chiringuito', Georgie Dann volvió con fuerza en 1993 con uno de sus temas más gamberros, 'Manolo tiene una cosa', con una letra digna de la edad dorada de las mamachicho: 'Manolo tienen una cosa, que te la quiere enseñar / Manolo tiene una cosa, mamá qué cosa será'.
'Manolo tiene una cosa' funcionó bien, pero nada que ver con lo que ocurrió en 1994, cuando Georgie Dann se superó a sí mismo con el otro gran hit de su carrera, 'La barbacoa'. Seguía la misma fórmula infalible de repetir el título de la canción una y otra vez en el estribillo, y de cantar con cercanía a los placeres de la vida sencilla.
Durante los años siguientes no hubo gala televisiva que se preciara que no contara con Georgie Dann en sus actuaciones musicales. En los años dos mil volvió al mercado veraniego con 'Vamos a la Pista' (2003), 'Dale dale' (2004) o la irreverente 'Mecagüentó' (2007), un «homenaje al sufrido padre de familia español, que organiza las vacaciones, va a la playa a descansar y resulta que pierde seis kilos y acaba con dolor de riñones», y en el que cantaba: 'Me cago en el chiringuito, me cago en la colchoneta, me cago en el veraneo, me cago en tó'. Pero no acabó de dar con la tecla de un público que ya prestaba más atención a lo que triunfitos y reguetoneros tenían que ofrecer para los chiringuitos de playa. Ya lo dijo él mismo poco después de aquel lanzamiento de 2007: «No se puede luchar contra la multinacional. El mundo es del dinero. Yo siempre he sido artista y, al estar respaldado por multinacionales, no me preocupaba por nada, pero desde hace cinco años las discográficas tienen otra política y el mercado está muy mal. Hay que ser valiente para meterse en estudio». El cambio de década no fue muy diferente con 'La gallina cha-cha-cha' (2010), 'El veranito' (2011) y 'A viajar' (2012), pero apelar a nuestras debilidades más veraniegas le funcionó con 'La cerveza' en 2013.
Cuando a Georgie Dann le funciona algo, lo repite sin dudar. Por eso su siguiente hit veraniego no fue otro que 'Viva el vino', en 2017.
La última vez que Georgie Dann saboreó las miles del éxito fue en 2018, con el mencionado 'Buen rollinski' que lanzó como 'himno' verbenero del Mundial de Fútbol que tuvo lugar en Rusia aquel verano. Tres años después, se marcha habiendo cumplido lo que todo artista pop desea, tal como dijo en una de sus últimas entrevistas con ABC: «Mis temas se cantan de generación en generación, y la gente se sabe la letra, mientras que hay canciones de otros de las que nadie se acuerda ni quién las canta, ni de la letra».