Diego S. Garrocho
C. Tangana y la Catedral de Toledo: Refugium Peccatorum
«No soy tan osado como para comparar a C. Tangana con San Juan de la Cruz, pero sí es obvio que hay una continuidad entre el pulso de carne, su cultivo y hasta su castigo, y el ascenso espiritual»
No hay noticia en que C. Tangana intente provocar. Ni siquiera en que lo consiga. Tan obvia era la zapatiesta que iba a generar el clip de ' Ateo ' que en el propio vídeo se preludian, de forma un tanto obvia, las tertulias indignadas que habría de causar el invento. La provocación hace demasiado tiempo que no debería tener ningún valor artístico y la enésima contienda entre ofendidos y ofensores, en principio, no acusa ningún significado cultural. O sí.
No me corresponde a mí decidir si la autorización del rodaje fue o no atinada. Sí tengo claro que una vez grabado y emitido la única opción astuta, inteligente y cabal es la que demostró el entonces deán de la Catedral de Toledo. En un gesto de finezza vaticana, Juan Miguel Ferrer le dio la única salida posible al caso: adelantando las disculpas para quien pudiera sentirse ofendido, nos recordó en un comunicado que la bachata de Nathy Peluso con el madrileño habla de un amor mundano por el que se accede a una conversión religiosa. «Yo era ateo, pero ahora creo», se canta el estribillo. Pues ni por esas. A las horas, el arzobispo, quien también habría merecido una disculpa por no haber sido informado debidamente, hizo dimitir al deán en un rapto de encogimiento puritano y se comprometió con que jamás de los jamases volvería a ocurrir tal cosa. Ni vídeos lúbricos ni explicaciones complejas, entiendo. Nunca Máis .
Que la causa de la conversión de la que habla la canción sea un amor con explícitas referencias sensuales no sólo no entraña novedad alguna sino que reproduce un tópico presente a lo ancho y largo de la más eximia tradición literaria cristiana. Las referencias van desde el 'Cantar de los Cantares' hasta la mística de Santa Teresa . No soy tan osado como para comparar a C. Tangana con San Juan de la Cruz , pero sí es obvio que hay una continuidad entre el pulso de carne, su cultivo y hasta su castigo, y el ascenso espiritual.
En la tradición laica, Lorenzo de Médici sostuvo con acierto que el amor es un apetito de belleza, y lo bello, bien lo sabemos, suele entrarnos por los ojos. Siglos antes el propio Platón , por ejemplo, reconoció en Eros el origen de nuestro anhelo por el bien, la verdad y la belleza, que son, en la doctrina del pensador de Atenas, fuente de toda verdad posible. Confío, de hecho, en que todo nacido de mujer haya sabido reconocer los rastros de otro cielo a través del amor mundano.
También merecería la pena asumir que la religión cristiana fue y será la religión de la carne: en tal resurrección confían sus fieles y en carne se convirtió ( sárx egéneto ) el Lógos, según leemos en el Evangelio de Juan. Me atrevería a decir, incluso, que la tolerancia clemente que tradicionalmente ejerció la Iglesia católica con respecto al Sexto Mandamiento la distinguió, muy hábilmente, de otras derivas más pacatas del cristianismo reformado.
Confieso que el vídeo de Tangana me ha gustado no por lo que tiene de rompedor o novedoso sino todo lo contrario: por la ortodoxia que exhibe. En la grabación se muestran vestiduras litúrgicas, arcos apuntados, pintura sacra, ruido de campanas y la sensualidad eterna entre dos cuerpos que creen porque se aman. Y, después de todo, seamos serios: en el peor de los casos, si todo hubiera sido un error y un disparate, qué inmejorable ocasión para recordarnos que no sólo la Virgen, sino la Iglesia entera, es y será el refugio de todos los pecadores.