David Otero: «Yo tengo genética de multinacional»
El ex de El Canto del Loco actúa hoy en la madrileña sala La Riviera, donde ha colgado el cartel de «No hay entradas»
Hace un par de días se confirmó el «sold out» de David Otero en La Riviera , una sala que describe como «uno de los santuarios de la música más míticos de la capital». El músico madrileño reconoce que hace años «allí se podían presenciar conciertos con un sonido bastante raro, chunguísimo para ser sincero», pero tiene claro que «tras la remodelación, está en un momento espectacular».
Allí presentará su último trabajo, titulado «David Otero» como reafirmación de su cambio de nombre artístico (tras su salida de El Canto del Loco se hizo llamar El Pescao), y estará lleno de amigos. «Viene Jorge de Maldita Nerea, Iván de Efecto Pasillo... Dani Fernández, que cantaba en Auryn también. Es amiguete y está preparando su primer disco en solitario. Funambulista, Bombay haciendo la apertura, y algunos más que no diremos hasta que se suban al escenario».
La cita en La Riviera podría haber sido una de esas que se prestan a grabación en directo, pero David ni siquiera lo ha valorado porque «los DVDs no se venden nada». Él mismo confiesa que ya no pone DVDs en casa, «y además, lo que graba la gente con los móviles ya está al día siguiente en YouTube ».
A componer
Otero no suele escribir nuevas canciones cuando está en la carretera, «porque al componer siempre fuerzo la voz, y eso es algo que siempre cuido muchísimo cuando estoy de gira». Pero a partir de octubre rebajará el ritmo de conciertos, y cuando llegue la primavera de 2018 seguramente estará gestando su próximo álbum.
Lejos quedarán ya los días de «Nada Lógico» (2010), su disco de debut como El Pescao . «Lo que recuerdo de aquella época es empezar mi carrera en solitario con mucho ‘cague’, con mucho miedo. No sabía qué iba a pasar, si me iba a poder seguir dedicando a esto». Lo cierto es que se lanzó sin red, sin una gran discográfica detrás. Una decisión que llegó a calificar de error en una entrevista. «Yo creo que eso estuvo sacado de contexto», argumenta. «Cuando sacas un disco independiente, crees que vas a tener mucho más apoyo del que luego tienes en realidad. Por mi experiencia con El Canto del Loco, yo tengo genética de gran compañía de discos, de multinacional. Y con mi primer disco me di cuenta de que había cosas que no terminaban de arrancar sin su ayuda. Noté que había una especie de barrera de cristal. Pero no pasa nada, de todo se aprende. Además, sigo pensando que hay cosas muy buenas en la independencia artística».