Música
Daniel Lanois: «Es bonito que Dylan siga viniendo a mi casa para pedir mi opinión»
El legendario productor canadiense presenta su show instrumental «Night of Heavy Sun» en el Teatro Lara (28 de marzo), dentro de los conciertos SON Estrella Galicia
![Daniel Lanois](https://s1.abcstatics.com/media/cultura/2017/03/23/lanois-khIG--620x349@abc.jpg)
Ha producido discos de innumerables artistas de primer nivel como U2, Bob Dylan, Willie Nelson o Neil Young, pero Daniel Lanois (Quebec, 1951) también tiene una faceta como compositor con la que ha despachado más de veinte álbumes, empezando por «Arcadie» (1989) y terminando en «Goodbye to language». Precisamente este último trabajo, grabado junto a su colaborador Rocco Deluca, es el que inspira los conciertos de la nueva gira de Lanois, un tipo extraordinariamente afable y generoso al compartir anécdotas de sus increíbles experiencias con Dylan y otros iconos culturales de nuestro tiempo.
El espectáculo «Night of Heavy Sun» está basado en su último disco, «Goodbye to language». ¿Qué atmósferas genera sobre el escenario?
La intención es generar una atmósfera que transporte al público hasta el interior de mi estudio. Es algo parecido a enseñar cómo trabajo y hago música en soledad. Mostraré cómo hago mis trucos de remezcla, manipulación de sonidos y sampleado, inspirados en Lee Scratch Perry, Mad Professor y otros artistas jamaicanos que me han influenciado muchísimo. Bueno, Mad Professor es inglés, pero su música es cien por cien jamaicana. En mis shows tengo pregrabados de mis canciones favoritas, cajas de efectos, samplers y otros aparatos con los que creo música nueva y fresca cada noche. También habrá una parte dedicada a la guitarra pedal-steel, y lo haré todo en formato solista. He estado tocando mucho tiempo con banda y ya me apetecía hacer algo diferente. Estoy realmente emocionado con esta propuesta de llevar al público a mi estudio, mostrar cómo creo música, ver cómo éste reacciona en directo, sentir su presión, adaptar el groove y el ritmo e intentar darle lo que necesita en cada instante. Además viene conmigo una amiga que proyectará audiovisuales detrás de mí durante todo el concierto, y en la parte de la guitarra pedal-steel me grabará a mí para que pueda verse en la pantalla todo lo que estoy haciendo con mis manos.
El título «Goodbye to language» me parece fabuloso para un disco instrumental. ¿No cree que la música puede llegar mucho más lejos sin lenguaje?
Eso es exactamente lo que ha pasado en este disco. Siempre intento inventar algo musicalmente nuevo, y al principio, este disco iba a tener voces. Pero cuando empecé a trabajar con Rocco Deluca, que toca el lap-steel, poco a poco nos fuimos dando cuenta de que la música tenía mucha más profundidad, más significado, si prescindíamos de las letras. Ya se ha cantado mucho en la música moderna, y recordando a compositores como Erik Satie o Stravinski, me inspiré para llegar a la conclusión de que mi nueva música no tenía por qué tener necesariamente una voz. Por supuesto que adoro muchísimos discos vocales, obviamente, y esto no es ninguna declaración de intenciones ni nada parecido. Simplemente entendía que era el momento de darme un descanso de música vocal, y dejarme llevar por la instrumental.
¿Qué tipo de escenario es más adecuado para esta propuesta?
La verdad es que se presta mucho a escenarios al aire libre, no es música para quedarse sentado, desde luego. Intento que el ambiente no sea el de un club de folk, sino el de una fiesta de electrónica, un tipo de música con el que sigo obsesionado desde que trabajé por primera vez con Brian Eno. Me encanta jugar con la música electrónica para ver hasta dónde me lleva, aunque en realidad esté usando samples de música orgánica. En realidad, nada en mi música está basado exclusivamente en ordenadores, sino en grabaciones de músicos reales tocando música real. A veces es una apuesta arriesgada, incluso peligrosa, porque usamos muchos plug-ins, muchos elementos, y puede ser un poco heavy metal en ocasiones, con sonidos muy traviesos (risas). Pero bueno, mis fans saben que siempre ofrezco también otros momentos más agradables. La parte de pedal-steel se encargará de eso (risas).
«El hip-hop me da mucha envidia»
Por los vídeos que he visto, sabe realmente cómo conectar con la audiencia.
Esa es la intención. Yo estoy muy atento al público, a sus caras, intento captar qué les emociona, y reaccionar en consecuencia. Es sobre todo por eso que nunca doy dos conciertos iguales. Son las reacciones del público las que dirigen el desarrollo de la música. Si estoy yendo muy arriba y de repente escucho a alguien que lanza un grito de satisfacción, tiro más hacia arriba (risas). Se genera una interacción que te lleva al trance. Creo que llevo en esto lo suficiente como para saber cuándo el público ha tenido bastante de un ritmo y hay que cambiar a otro (risas).
¿Por casualidad no le gustará un artista de hip-hop llamado J Dilla, que trabaja de un modo muy peculiar con los samples?
Conozco su nombre, pero no he escuchado su música. Estoy muy interesado en el hip-hop, me inspira muchísimo. De hecho me da mucha envidia, porque cuando has hecho tantos discos de rock, hay cosas que te vuelan la cabeza. Especialmente con el sonido de las baterías, en el rock al final nunca se llega tan lejos. Hay cajas y bombos en el hip-hop que son absolutamente increíbles. Los bateristas de los grupos de rock no te dejan tocar mucho el sonido de su instrumento, de hecho puedes tener problemas sólo por proponerlo (risas). Dicho esto, tengo que decir que no hay nada más salvaje y más rock'n'roll que un baterista dándolo todo sobre el escenario. Para mí son los verdaderos ídolos.
Dígame el nombre de un baterista al que admire.
Brian Blade, por ejemplo. Lo conocí por casualidad, un día que iba paseando con Iggy Pop por Nueva Orleans. Los dos íbamos tan tranquilamente por la calle cuando escuchamos un ritmo increíble de batería. Recuerdo que Iggy dijo: «¿Qué coño es eso? Sigámoslo hasta dar con el tío que está haciéndolo». Así que anduvimos por dos o tres callejones hasta llegar a un club... y allí estaba. A mí también me gusta mucho tocar la batería, pero claro, no soy Brian Blade (risas).
Ha grabado y tocado muchos tipos de música diferentes. Si mira atrás en su carrera, ¿ve apartados sonoros, capítulos sonoros?
Intento no pensar mucho sobre mi carrera, y de todos modos no he ido cambiando sólo de estilo musical, también he cambiado siempre los lugares donde he grabado, así que es difícil ver un cuadro completo de mi trayectoria. Ha habido muchos sabores y olores distintos, y ahora lo único que quiero es ver a dónde me lleva el destino, ¿sabes? Si alguien me llama mañana y me dice «hey Daniel, ¿te vienes a Nashville a grabar unos temas?», cogeré un avión y lo haré. Estoy siempre abierto a todo.
Supongo que ha escuchado esta pregunta millones de veces, pero cómo no preguntar... ¿cómo es trabajar con Dylan?
Es muy bonito pertenecer a la familia Dylan, haber participado en su discografía. Hicimos un trabajo muy bueno juntos, una obra que la gente sigue admirando a día de hoy. Hace un par de años se presentó en mi casa sin avisar, para ponerme las canciones en las que ha estado trabajando últimamente, para los discos de versiones de clásicos que ha publicado. Dijo: «Hey Daniel, ¿puedo ponerte el material que tengo entre manos?». Como te imaginarás, es muy bonito que Dylan siga teniendo en cuenta mi opinión. Lo pasamos muy bien grabando juntos... «Oh Mercy» (1989) fue un disco oscuro y con bastante desnudez, y «Time out of mind» (1997) fue definitivamente una grabación de banda. Recuerdo que Bob tenía unas letras muy blues para ese disco, y que le dije a la banda: «Por favor, no toquéis blues». No quería esas guitarras de blues genérico que ya se han hecho tantas veces... Sin ánimo de ofender, si quiero escuchar a Howlin' Wolf me lo voy a poner, ¿sabes? Los dos discos salieron muy bien en mi opinión, Bob siempre me dijo que estuvo muy cómodo conmigo.
Cuando trabaja con un artista en el estudio, ¿se comunica con un lenguaje técnico, o emocional? ¿Dice cosas como «quiero eso en Re menor»? ¿O dice «quiero que suene triste, luminoso», etc...?
Empleo los dos lenguajes. Siempre intento trabajar con músicos que saben lo que quieren, normalmente con veteranos con los que siento cierta empatía. Normalmente tardo poco en saber por dónde quieren
«Para los chicos de U2 es muy difícil no sentir la presión»
ir, y lo mismo ellos conmigo. Es diferente cuando trabajas con un solista que con una banda, donde hay más diferencias de opiniones. Incluso cuando trabajé con Brandon Flowers, al final había que hablar todo con su banda de acompañamiento. De todos modos, creo que soy un tipo bastante diplomático. Si algo no me gusta, no paro y digo «eso es una mierda», sino que sugiero algún ligero matiz con el que, insistiendo mucho, se puede ir hacia otro lado distinto, más sugerente o atractivo. Por ejemplo, cuando empecé a trabajar con U2, al principio solían traer ideas muy básicas y los mejores estribillos salían dando muchas vueltas a las canciones. A veces, lo mejor como productor es echarse a un lado y dejar tiempo para que pasen cosas, más que estar encima todo el rato. Y que el botón de grabar esté siempre pulsado, ¡nunca pares de grabar!
¿Le gustó el último disco de U2, producido por Danger Mouse?
Oh, sí. Todavía soy muy fan de ellos, y me gustaría trabajar siempre con ellos. Pero para ellos es muy difícil no sentir la presión, siempre sienten que tienen que dar lo mejor de sí mismos, y por eso es bueno dejarles espacio para que prueben cosas nuevas, con otros productores. De todas formas acabo de volver a trabajar con ellos, haciendo algunos remixes para la reedición de «The Joshua Tree» que se publicará el próximo verano. La de «With or without you» creo que ha quedado genial. Hablo con ellos muy a menudo, y es un honor formar parte de su familia también.
Cuando trabaja con un nuevo artista por primera vez, ¿se sienta y tiene una charla sobre lo que quieren buscar? ¿o lo mejor es ponerse manos a la obra?
Sí, pero intento que sea una charla natural, nada en plan ponerse serios. Los invito a mi casa y nos sentamos a comer algo en la cocina mientras hablamos de música y esto y lo otro. Con una buena conversación natural puedes averiguar muchas cosas sobre lo que quiere. De todas formas, como te decía suelo trabajar con gente a la que ya conozco, así que las ocasiones en las que me pongo a trabajar con un completo desconocido son muy raras. De hecho diría que nulas, porque incluso si voy a grabar a un grupo nuevo, me paso por su local de ensayo a ver cómo suenan, voy a verles en directo para ver cómo las gastan con gente delante... Aunque hubo una excepción. A mediados de los noventa leí en alguna parte que Emmylou Harris decía que le encantaba mi producción de los discos de Bob Dylan y mi disco en solitario, así que viajé a Nashville y pregunté por ella de club en club, hasta que di con su dirección. Llamé a la puerta, me presenté, nos pusimos a charlar y resultó que teníamos gustos y formas de pensar muy parecidos,y al cabo de unos días ya estábamos grabando «Wrecking Ball». Digamos que al final sólo produzco a gente con la que me iría a tomar un trago (risas).
Hay quien dice que Rick Rubin, Brian Eno y usted son los tres productores más importantes de los últimos 40 años.
Quien piense eso es muy amable conmigo. En realidad no soy más que un gran fan de la música, siempre me he sentido cautivado por ella, desde que tengo memoria. Así que poder decir que mi ocupación es la de trabajar con música, me hace sentir un privilegiado. Y siempre intento tener muy presente ese pensamiento, siempre recordar la suerte que tengo. He visto crecer mi estudio, he disfrutado con mi fascinación con las máquinas de grabación... Y siempre he intentado sacar lo mejor de ellas. ¿Sabes? Ahora hay mucho productor, y no diré nombres, que aseguran hacer «producciones lo-fi». ¿Qué crimen es ese, hombre? Llamar a tu propia creación «lo-fi»... Incluso aunque tengas la grabadora más cutre del mundo, tu deber como productor es obtener la mejor fidelidad que puedas, ¿sabes lo que quiero decir? ¡Ese es tu trabajo!
Acaba de fallecer Chuck Berry, y últimamente están muriendo muchas leyendas de la música del siglo XX. ¿Siente que termina una era? Cuando murió Bowie esa fue la sensación general...
Sí, lo de Bowie fue exactamente así, es cierto. Definitivamente estamos viviendo el fin de la era del rock clásico. Y lo de Chuck Berry fue tremendo... justo ese día estuve escuchando sus canciones con unos amigos míos en mi casa de Toronto, en la que tengo una juke-box donde sólo hay Chuck Berry, Little Richard, The Clash y música jamaicana. Al día siguiente nos enteramos de que había muerto y fue todo un shock. Chuck era un gigante, pero el tiempo pasa. Lo de Prince, lo de Lemmy Kilmister, también me afectó mucho. Cada generación tiene sus héroes. No sé quién será el siguiente, pero por mi parte, puedo decir que trabajaré con aquellos artistas que me remuevan el corazón, independientemente de la cantidad de discos que vendan. Así que quizá no sea su productor adecuado (risas).
¿Qué le parecen los nuevos héroes, Justin Bieber, Miley Cyrus? Héroes entre comillas, claro.
(Risas) No sé mucho sobre su música, así que no puedo comentar mucho sobre estas celebridades. Al menos Justin es canadiense (risas).
Pero sí podrá opinar sobre su sonido, alguna vez los habrá escuchado.
Es muy predecible. Y cuando los escucho a ellos y a otros nuevos héroes del pop, me sorprende cuántos «oo-o-o, oo-o-o» pueden repetir a lo largo de una canción. Les encantan los «oo-o-o, oo-o-o» (risas). Está todo tan calculado, tan editado, tan programado... Incluso a mí, que vengo tanto del mundo analógico como del electrónico, me cuesta encontrar la creatividad en lo que oigo en la radio. Si escuchas un disco de Prince y después uno de Bruno Mars, entenderás de lo que estoy hablando.
Para terminar, ¿tiene algún nuevo proyecto interesante entre manos?
Sí, estoy trabajando con un artista canadiense llamado Venetian Snares que hizo una remezcla de un tema mío que me voló la cabeza, y vamos a dar unos cuantos conciertos juntos. Es una onda más electrónica. También viajaré con mi banda a Escandinavia, y algunas cosas más que estoy preparando. A principios de año intenté darme unas vacaciones de la música en mi casa de Jamaica, no pensar en ella durante un par de meses. Pero fui incapaz. Así que sigo a tope sin parar.
Daniel Lanois en el Teatro Lara de Madrid, 29 de marzo a las 22:30h. 19 euros anticipada en SON Estrella Tickets .