Crónica del primer concierto «online» a puerta cerrada y de pago: éxito de convocatoria y un sonido mejorable

La actuación de Strad el Violinista Rebelde en vuvuzela.es tuvo tanto público que el sistema se colapsó, y se tuvo que derivar a parte del público a un canal de YouTube

Strad el Violinista Rebeldes YouTube

Nacho Serrano

Sábado 9 de mayo de 2020. Esa es la fecha que los anales de la música española recordarán como el día en que se celebró el primer concierto «online» a puerta cerrada de pago. Las expectativas para todos los que «asistimos» a este histórico evento seguramente eran de lo más variopintas, pero a todos nos unió un sentimiento. El de la nostalgia por los prolegómenos pre-concierto, las colas en la puerta de la sala, la espera ansiosa frente al escenario, los bailes y los aplausos. ¿Pero cómo salió, objetivamente, este primer experimento?

Stead el Violinista Rebelde, proyecto liderado por Jorge Guillén, tuvo el honor de ser el primer conejillo de indias de esta adaptación forzosa al «streaming». Y en principio, hubo éxito. Casi demasiado, incluso: el sistema del portal Vuvuzela colapsó por el aluvión de espectadores, y hubo que derivar a parte de ellos al canal de la plataforma en YouTube.

Como en los conciertos de verdad, todo empezó con un poco de retraso. Sin público al que mirar, la banda salió a las tablas y varias cámaras empezaron a captar los primeros segundos de su debut en pago por visión. El plató de esta «sala» de conciertos cuenta con casi todo lo que puede verse en un recital normal, con focos, luces estroboscópicas y demás, y por supuesto, es lo suficientemente grande como para que cada miembro de la banda toque a dos metros o más de sus compañeros.

Mientras la banda actuaba, el público podía interactuar entre sí a través de un chat, donde dejaban sus impresiones y chascarrillos sobre una actuación que arrancó con el violinista tumbado en una alfombra haciendo filigranas, un poco al estilo Ara Malikian, y que se basó en la presentación del disco «Mundos opuestos» y en la interpretación de versiones de clásicos del pop como «She's a maniac», de la película «Flashdance» o «Don't stop me now» de Queen, con una decente solvencia técnica. Pero el líder del grupo se perdió en interminables «speeches» bastante incomprensibles, cosa que los próximos grupos deberían evitar, y la calidad sonora de la emisión fue manifiestamente mejorable (ayer sobre todo con el violín, el instrumento protagonista). Por momentos se percibía más el sonido ambiente (con sus ecos) que el de cada instrumento por separado, y también se notaron algunos ruiditos típicos de las conexiones online, así que sería conveniente mejorar ese apartado para el futuro.

Comentarios logísticos y artísticos aparte, la iniciativa tuvo éxito y demostró ser una posibilidad para los músicos en estos lamentables tiempos de pandemia. Si cientos de personas pagaron siete euros por ver a Strad el Violinista (un precio considerable, teniendo en cuenta que el artista no era ni medio famoso y que hay conciertos de «verdad» que cuestan alrededor de diez), es que la cosa puede funcionar. Pero si el sonido no mejora habrá que ser muy, muy fan para rascarse el bolsillo.

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