Críticas de los discos de la semana: Swans, Port Louis y Aldous Harding
Nuestros especialistas musicales hacen un repaso de las novedades discográficas más interesantes de las últimas semanas

Swans: 'Is There Really a Mind?'
(Autoeditado)
Por Jesús Lillo.

Quizá muera un día de estos Michael Gira y no le dé tiempo a completar un álbum cuya maqueta suena a despedida -acústica, para más inri-, pero al paso que vamos y con un movimiento vegetativo que en los últimos meses viene respetando el grado de la veteranía y se ceba con las nuevas generaciones de músicos, el compositor californiano parece tener margen suficiente para cerrar capítulo. Valga ‘No More of This’, conmovedor adiós con el que Gira concluye este disco, realizado de forma artesanal, para hacerse una idea aproximada del argumento que lo hilvana.
Sin los ingresos que plataformas como Spotify proporcionan a las estrellas del pop y sin posibilidad de realizar las giras que le permiten financiar sus proyectos, el fundador de los Swans recurre a la venta a domicilio de un álbum envasado en casa y pintado a mano, en distintas versiones que van de los cuarenta a los doscientos dólares y cuyas respectivas tiradas se agotaron en apenas unos días. La suma de los ingresos obtenidos por la edición de ‘Is There Really a Mind’ da la medida de lo que a Michael Gira le cuesta grabar uno de esos álbumes cuya interpretación sobrecoge por su grandeza, su ambición técnica y su depuración formal . Estamos ante una maqueta, pero también ante una lección de economía circular.
Tras reprogramar y finalmente cancelar la gira de ‘Leaving Meaning’, caer en una depresión y pasarlas canutas, Michael Gira salió adelante a través de la escritura y la composición. Nada nuevo, ahora sin el estruendo y la catarsis que definen la obra de los Swans, aquí reducida a salmodia vocal sobre acordes. Desenchufado, como un cuerpo en coma. ‘Unplugged’, que dirían los de la MTV. «A estas alturas del ciclo de mi vida, soy cada vez más consciente de que este esfuerzo podría ser el último. Estas canciones contienen parte de ese sentido de finalidad, y también la urgencia de contrarrestarlo ». Pieza de colección para fetichistas, manual de resistencia y supervivencia, esqueleto de una obra mayúscula y representación de la materialidad a la que amenazan la virtualidad de las redes sociales y el negocio de las plataformas digitales, ‘Is There Really a Mind’ es la agarradera con la que asir una genialidad en extinción.
-----
Aldous Harding - 'Warm Chris'
(4AD)
Por David Morán .

Si ‘Party’ y ‘Desinger’, con sus destellos de magia, sus ganchos pop y toda la inmensidad de canciones como ‘The Barrel’, ya apuntaban a la extrañeza como razón de ser y al puro gozo de saberse la más original y escurridiza del barrio, ‘Warm Chris ’ no hace más que reescribir el papel de Aldous Harding como bicho raro oficial (para bien, claro) del pop contemporáneo para ajustarlo aún más a sus dotes interpretativas. Porque, más allá de la omnipresencia del piano, de esos arreglos minimalistas en los que no cuesta demasiado intuir la huella de John Parish o de la apuesta cada vez más decidida por el folk de apariencia liviana y frugal; más allá incluso de esa colaboración con un Jason Williamson (Sleaford Mods) alejado de su griterío habitual, si de algo va el cuarto álbum de la neozelandesa es de lo que ocurre, de todos los universos que se expanden, cuando las canciones entran en contacto con su voz. O, mejor dicho, de sus voces, ya que no hay en ‘Warm Chris’ dos canciones que Hannah Sian Topp cante de la misma manera.
Ante el micro solo está ella, sí, pero por ahí deambulan también Laura Nyro y Kate Bush; Lisa Germano y Liz Phair. Una al lado de la otra o todas a la vez, tratando de entrar al mismo tiempo en ‘Ennui’, dándose la réplica en la juguetona ‘Tick Tock’ o amagando con irse a vivir al ‘After The Gold Rush’ de Neil Young en ‘She’ll Be Coming Round The Mountain’. Y por más que sobre el papel todo esto pueda bordear la esquizofrenia (hay momentos en los que se arranca a cantar a lo Joni Mitchell y de repente es si como recordase que en realidad quería sonar como Stevie Nicks), de lo que nos habla en realidad la autora de ‘Fever’ es de cómo las canciones nos transforman mientras ellas mismas cambian y se dejan metamorfosear; de cómo meterse en el pellejo de una canción como ‘Lawn’ y salir de ahí convertida en algo completamente diferente. Un homenaje a la creación en su concepción más libre, desafiante y también recreativa que acaba cristalizando en un disco francamente fabuloso.
-----
Port Louis - 'Un millón de errores después'
(Magic Room Records)
Por Fernando Pérez .

Un millón de errores después (la frase perfecta para el prefacio de cualquier logro vital), el barcelonés Pol Marcet, impenitente francotirador del pop de puertas para adentro , descorre todas las cortinas para regrabar y dar nuevo brillo a los mejores hallazgos de un cuarto de siglo de exploración sonora doméstica y excursiones esporádicas por las amplias llanuras de Bandcamp. Una estupenda colección de artesanales himnos menores de casiotone y acogedoras guitarras 'jangle' que encuentran cohesión en una personalísima visión costumbrista a veces sardónica ( 'La cajera del Intermarché' , oda ejemplar a la ceguera amorosa, parece un homenaje de Antonna a Carlos Berlanga) y otras entrañablemente irónica (esas celebraciones sin el mínimo atisbo de euforia de 'La Lotería de Navidad' y 'Me caso mañana').
Canciones no tan 'lo-fi', bien pulidas y con notables melodías, en las que hay mucha arqueología sonora de la buena: las bandas ochenteras de Cherry Red, The Go-Betweens (el espíritu de Robert Forster se apodera por completo de 'No me llames Humphrey Bogart' para desmitificar de una vez por todas la tontería esa del 'saber perder'), Lloyd Cole , la omnipresente y cada vez más alargada sombra de The Feelies... Pero en las que también caben referencias más cercanas. ' Azafrán y Albaricoques' o 'Después del ocaso ' remiten por ejemplo a los primeros LeMans . Y hay en 'Pastrana' ecos a la nunca demasiado reivindicada alquimia sonora de Los Brujos de Miguel Ángel Villanueva . Una delicia para colocar junto a otros hitos recientes del género 'canciones de felpa que raspan' , como 'Las Soledades' de Los Lagos de Hinault y 'Ataque de amor' de El Palacio de Linares. Ahora toca aprender a equivocarse así de bien mucho más deprisa. Sí, uno es extremadamente avaricioso con la orfebrería pop. Nunca es suficiente.