Críticas de los discos de la semana: The Parrots, Hard Feelings, ABBA, VVV y Snail Mail
Nuestros especialistas musicales hacen un repaso de las novedades discográficas más interesantes de las últimas semanas
The Parrots - 'Dos'
Hasta que no lo hizo Mujeres , o se entregó a ello Sen Senra, lo suyo no despegó: tras varios álbumes íntegros en inglés, comenzaron el coqueteo con el castellano, terminaron por abrazarlo por completo y ahí empezó lo bueno. El amago lo hacen ahora The Parrots en ‘ Dos ’, segundo elepé del dúo formado por Diego García y Álex de Lucas y en el que, aún sin dar el salto completo, componen la mitad de sus canciones en el idioma materno. Al lío, que aunque ‘It’s Too Late To Go To Bed’ o ‘You Work All Day And The You Die’ sean temas sólidos, que tienen su hueco en el disco y ayudan a dar forma a la obra, la formación vuela alto con muestras como ‘Lo dejaría todo’ o ‘Fuego’. También con ‘Maldito’, claro, la colaboración con C Tangana , single del disco, y que, incluso si ese riff de guitarra potentísimo se dice que es ‘prestado’, es una canción incontestable de principio a fin; perdónenme la expresión, pero vaya, que es un pepinazo. Y ‘Romance’, la colaboración con los Nastys (grupos hermanos; grupos espejo), en la que los sonidos de ambos hacen simbiosis, dejando un cierre redondo para el disco.
Los Parrots (¿cambiarán ese ‘The’ por un ‘Los’ si dan el salto de lenguaje total?) traen así un disco en el que evolucionan sin dejar de lado esa vertiente gamberra y de sonido un poco ‘guarro’. El dúo mantiene el garage, pero tira hacia un rock en el que sigue habiendo barullo, y aun así ese desorden está de lo más cuidado. Meten sintetizadores, cajas de ritmos, ¡saxos!: un montón de elementos nuevos, sin renunciar a su esencia. Y aunque los dos entonan sus frases sobre recurrir a los amigos cuando uno está en la mierda, y que el trabajo ideal es no trabajar y la nostalgia y un poquito de desamor, por supuesto, es Diego el que lleva la voz cantante, de forma literal: su grito es el que mejor se ajusta con las melodías propuestas. Dejan The Parrots un disco chulísimo (desde aquí, siempre a favor de la utilización de ‘chulo’ como adjetivo) con unos cuantos ‘hits’ para gritar bien alto.
Por María Alcaraz.
Hard Feelings - 'Hard Feelings'
Lo mejor de un grupo viene cuando se separan y comienzan a verse las partes del todo. A veces basta con que se den un tiempo, como dicen esas parejas cursis que se empeñan en perderlo. Contra el igualitarismo de rebaño -cada oveja con su pareja y su mastín-, individualismo sin cadenas. Por ahí anda Sonic Boom grabando el ‘So Far Away’ de los Dire Straits junto a Cheval Sombre y dándole sopas con onda a los que, más cándidos y dóciles, adaptan hasta el aburrimiento el repertorio de la Velvet mientras que la otra mitad de Spacemen 3 , el de Spiritualized , insiste en flotar y hacer el giróvago ingrávido en el espacio que conquistó en 1997.
El caso de Hot Chip también da para mucho. Al poco tiempo de que Alexis Taylor se despachara en ‘Beatiful Thing’ con una colección de baladas que poco tiene que ver con la obra de su banda nodriza, en la que ejerce de vocalista, Joe Goddard se junta con Amy Douglas , cantante invitada de los más desaforados saraos y compositora de gente tan exigente y dotada como Róisín Murphy , y graba un álbum que vindica con exquisito gusto y gran conocimiento del medio el sonido de las pistas de baile en las que a finales de la década de los setenta eclosionó el Hi-NRG , aquí sublimado y contenido por el tacto de Goddard y muy próximo, sin tanta ordinariez, al que precisamente Murphy volcó el año pasado en ‘ Róisín Machine ’.
Es el pluscuamperfecto equilibrio entre la sofisticación formal que aporta Goddard y las ganas que le pone Douglas, desvergüenza de laboratorio, lo que hace de este homónimo ‘ Hard Feelings ’ un álbum en el que la atemporalidad rima con la contemporaneidad, o al menos con la tolerancia hacia un sonido superado y que solo sobrevive, crudo o retocado, en el ambiente. Que apenas dure 45 minutos lo hace aún más grande. No necesita remezclas.
Por Jesús Lillo.
ABBA - 'Voyage'
Después de más de cuarenta años sin novedades, que no en silencio (en este tiempo han añadido ceros a sus cuentas con recopilatorios y apariciones en musicales y bandas sonoras), ABBA renacieron de las cenizas de la nostalgia hace un mes y medio, cuando lanzaron los sencillos ‘I Still Have Faith In You’ y ‘Don’t Shut Me Down’, prometedores adelantos de ‘ Voyage ’, su nuevo álbum y a la vez su canto de cisne, y por ende el acontecimiento discográfico del año. La presentación del proyecto en una rueda de prensa online tuvo un impacto mediático de primer orden, ya que que a los pocos días ya se habían reservado 120.000 copias solo en Gran Bretaña, y la impresión de los correspondientes LP de vinilo ha acaparado estos últimos meses la producción de las fábricas europeas de cara a la campaña navideña.
A aquellas dos canciones, pura marca de la casa, les siguió un tercer y último adelanto publicado hace unos días con el título de ‘Just a notion’, que fue compuesto a finales de los setenta y llevaba todo este tiempo en un cajón. Se trata de un estupendo tema, probablemente el mejor de todo el álbum, que misteriosamente quedó descartado del repertorio final del disco ‘Voulez Vous’ de 1979, y que guarda una diferencia notoria con los otros dos singles: éstos se han grabado con motivo de la edición de ‘Voyage’, pero las voces de ‘Just a notion’ son las originales de la grabación de septiembre de 1978.
Tras el arranque con la balada épica de la mencionada ‘I Still Have Faith In You’, ‘Voyage’ acierta de pleno subiendo las revoluciones rítmicas con el aire celta de ‘When you dance with me’, una ‘feel good-song’ de manual que puede funcionar tan bien en la grandiosidad de un estadio como en la calidez de una casa con chimenea en Navidad. El tercer corte es ‘Little things’, que también apela a los días de Santa Claus pero con una delicadeza titilante algo empalagosa, y el cuarto es el ya conocido 'Don't shut me down’, que seduce al instante al girar en la misma órbita de clásicos como ‘The winner takes it all’, 'Dancing Queen’ o ‘The Day Before You Came'.
Las flojísimas ‘I can be that woman’ y ‘Keep an eye on Dan’ solo pasarán a la historia por haber sido incluidas como relleno en el último trabajo de ABBA, y el disco se acerca al final con ‘Bumble Bee’ (nada que ver con la demo ‘Free as a Bumble Bee’ de 1978 que circula en la Red), una melodía celestial y onírica que tiene más gancho gracias a un eficaz contrapunto de ritmo castrense. En el estribillo de ‘No doubt about it’ sí brilla el poderío habitual de la banda sueca con un sing-along en condiciones que pone en valor su buena forma vocal y consigue evocar los mejores tiempos de ABBA, pero el intrascendente cierre monástico de ‘Ode to freedom’ provoca otra torcedura de gesto en el peor momento, el del final del disco, fulminando las ganas de repetir al completo un ‘viaje’ que tiene tres o cuatro paradas atractivas, pero otras tantas con poco que ver.
Por Nacho Serrano .
VVV - 'Turboviolencia'
Populismo musical de alta estofa. Hits bakalas para hacer el cabra. Negruzquismo espiritual entre sintes y bombo rápido o a contratiempo. O sea, del post-punk al tecnaco grueso pasando por el drum&bass en una posible banda sonora ideal de la muerte para nueva peli de after de Gaspar Noé . Entre Crystal Castles , unos Salem espídicos, el Steve Lean de PXXR GVNG , un poquito de Joy Division , Erik Urano ... para la rabia suya. Esto, más o menos, es VVV , 'Turbioviolencia'. Perdón ' Turboviolencia '.
El inicio es un tsunami de desprecio con 'Nadie es leal', en donde una Siri rara presenta en femenino al grupo y nos informa que nos quieren, para destapar del tirón la Caja de Pandora de agudos inquietantes con la voz burlona y yungbeefera de Adrián Bremner vomitando ironía sobre el tapiz satírico de un apartamento (o El Apartamento) en el que se habla de una hipotética revolución que «seguro», replica con sorna, van a conseguir alumbrar... ¿El atrezzo? Una mesa con botellas de Campari, extinta ya de drogaína, y en la que hay que hacerse stories (¡traete amigas!) entre peloteo falso sobre lo que molan los grupos de todos los presentes.
El tercer álbum de Trippin'You sigue la marca malrollera de su anterior y ya excelente ' Escama ' (2020), en un enfatizado hasta quizá el regodeo nuevo canto a la desolación, la sordidez, la tristeza y lo aterrador de un decorado-mundo en el particular contexto socieconómico de una juventud precaria o parada que no por ello se cree el camelo nazi de que el trabajo te hace libre o dignifica (¿en cualquier puesto? ¿en cualquier proporción de horas-salario? ¿hacer un flashmob para redes con gorros de Papá Noel por ocurrencia del CEO te hace libre y digno?). En fin, diversos esputos de desesperación cantados sobre música máquina. «Terror en tu tripa», dicen ellos que hacen.
Con la 'Hiedra verde', también para dar botes pero más melodiosa, logran VVV una tremenda dupla inicial que tiene en otra dupla un bastión, al unir la balada 'Monstruo' seguida de la antisutil 'Odiar frontal', en un tenis suave-hardcore de manual que les queda muy eficaz. Destacar también las gotas de humor entre el frondoso bosque de intensidad generalizado, la valentía a insinuar complejos, los sumatorios juegos de voces y coros, y, por supuesto, el portentoso tridente de canciones de cierre, con algo de pop gótico entre su witchhouse rápido, incluso con una voz femenina en la destacadísima 'Amianto', y con un Bremner más nebuloso para una bajada fiestera por todo lo alto en belleza. Era uno de los discos más esperados del año y ya es uno de los discos del año.
Por Javier Villuendas .
Snail Mail- 'Valentine'
Estrella casi por sorpresa y heroína indie de la noche a la mañana gracias a su debut, Lindsey Jordan es la viva imagen de lo que puede ocurrir cuando una dejar reposar la fama, esquiva con delicadeza cualquier idea preconcebida y se fija en el camino que han seguido antes que ella grandes voces del momento como Sharon Van Etten, Courtney Barnett o Phoebe Bridgers. A todas ellas, igual que a Jordan, las une cierta pátina noventera, esa canción rock de la escuela Liz Phair servida entre temblores eléctricos y pespuntes folk que, sin embargo, ha sabido enriquecerse a fuerza de rozarse con el siglo XXI. De ahí nace ahora ‘Valentine’, trabajo con el que Jordan, principio y final de Snail Mail, echa mano de sintetizadores, injertos digitales y envolventes arreglos de cuerda para voltear el rock confesional de su estreno de 2018.
Las cicatrices siguen ahí (no hay más que aguantar hasta el final y dejarse atropellar por la pena infinita de ‘Mia’) y las emociones se mantienen a flor de piel, pero la coraza rasca un poco menos. Al menos en apariencia. Otra cosa es que bajo la superficie todo sigan siendo guiños a e.e. cummings y apuntes al natural sobre rehabilitación, vigilancia y suicidio. Puede que, después de todo, los años y la producción Brad Cook hayan eliminado parte del turbio misterio que rodeaba a ‘Lush’, pero canciones como ‘Ben Franklin’, ‘Glory’, ‘Madonna’ o ‘Headlock’ acaban inclinando la balanza a favor de esta nueva encarnación, algo más sofisticada y con las antenas orientadas hacia el gran pop inglés de los ochenta, de la estadounidense.
Por David Morán.