Críticas de los discos de la semana: NOUS, Laraaji & Arji OceAnanda, Soleá Morente, Parcels, Adele y Courtney Barnett

Nuestros especialistas musicales hacen un repaso de las novedades discográficas más interesantes de las últimas semanas

Varios autores

Soleá Morente - 'Aurora y Enrique'

En un disco que tiene una canción que se llama 'Marcelo Criminal', claramente, nada puede ir mal. Y si detrás del elepé en cuestión está Soleá Morente , más que claro que estamos, al menos, ante un trabajo interesante. ' Aurora y Enrique ', cuarto álbum de estudio de la mediana de los Morente, es un homenaje a su familia. Le canta a su padre y a su madre, Aurora Carbonell y Enrique Morente ; a su historia de amor. En su último trabajo (‘ Lo Que Te Falta ', 2020) Morente se curó el corazón roto a base de rumbas. En este le canta al buen vivir, al amor más puro y al querer bien, pero con sonidos más melancólicos.

Si algo define la casi indefinible música de Soleá, es su ánimo y capacidad de innovar sin dejar de ser ella, sin que todo tenga ese toque que le haga pensar a uno: «Ahí está Soleá». Esta vez deja un poco atrás las ya mencionadas rumbas con las que dio color a los peores meses de 2020 —a nivel personal, no hay canción que me levante más el ánimo que esa improbable versión del 'Cariño' de La Estrella de David — y tantea otros derroteros, haciendo gala de esa efectividad intrínseca suya. Y es que no hay canción en este nuevo trabajo que no funcione, toque el palo que toque. El disco abre con ‘Aurora’ y cierra con ‘Enrique’, un prólogo y conclusión bien sentías que cumplen su papel como engranaje perfecto y encapsulan todo lo demás: 'El pañuelo de Estrella', que entona junto a su hermana, Estrella Morente . La pista más flamenca de la muestra y en la que los sonidos electrónicos tienen más presencia. También 'Domingo', junto a Isa, de Triángulo de Amor Bizarro , que roza el post-punk; los siete minutos de Fe Ciega; las interesantes guitarras de 'El Chinitas' («Papi, ya no quiero Ducati, solo te quiero a ti», reitera año y medio después) y claro, la ya mencionada 'Marcelo Criminal', en la que colabora con el propio músico murciano; canción para animar días tristes. Bueno, que esta lista de piropos podría ser eterna. Una artista interesantísima, que nos deja un disco igual que interesante y disfrutable. Larga vida a Soleá.

Por María Alcaraz .

NOUS, Laraaji & Arji OceAnanda: ‘Circle of Celebration’

Se pone uno a improvisar, solo o en compañía de otros, que parezca un accidente, y averigua tú lo que sacas en claro. Si sale con barbas, san Antón, y si no, la Purísima Concepción, señala el proverbio castellano que anticipó las teorías del azar y el caos. El caso es que Christopher Bono vuelve a las andadas de la causalidad y la casualidad, de la probabilidad creativa y del albur de arte y no ensayo. El fundador de Our Silent Canvas se rodea en esta nueva entrega de los círculos compositivos que firma como NOUS de artistas como Laaraji y su fiel Arji OceAnanda , a los que, en un ir y venir, en un ser y casi no estar, se suma una compañía inestable de músicos procedentes de bandas tan radicalmente diferenciadas en su técnica y sus desarrollos melódicos como los Swans, Mercury Rev o Imago , a los que Bono, antes de meterse en el estudio, sometió a amables sesiones de calentamiento trascendental a través del yoga y la meditación, divinamente.

El resultado, muy regresivo, o involutivo, al menos en las formas, es una apreciable actualización de aquella ‘new age’ que ahora tratan de blanquear y sublimar algunos de los nuevos fabricantes de ‘ambient’. El tribalismo percusivo que impregna el álbum, la vocalización primitiva con que Bono apunta a la espiritualidad a través del trance y las disgresiones y distorsiones de sus invitados conforman el grueso de una obra, casi maestra, dadas las circunstancias en las que fue concebida y ejecutada, que los más soñadores pueden utilizar para viajar en el espacio mientras manosean las cuentas de un rosario, es cosa de ponerse, a ver qué pasa, o para trasladarse en el tiempo y recalar en unos años ochenta en los que a la gente le dio por elevarse a través de una música asfixiante, por ñoña y estática. Con ‘Circle of Celebration’ se puede respirar. Hay movimiento.

La secuenciación del álbum contribuye a permeabilizar su trama, a la que cuesta cogerle el hilo. De menos a más, los rezos de NOUS y su coro de orantes logran generar en el oyente un estado que de la curiosidad inicial pasa a la aceptación, casi capitulación, y que permite llegar hasta el final de esta misa negra, interpretada con los ojos en blanco.

Por Jesús Lillo .

Parcels - 'Day/Night'

Day/Night ’ no es un disco para escuchar con prisa, para ponérselo de camino al trabajo y dejárselo a medias. Es un disco para prestarle atención, para recrearse y observar su evolución. Entre otras cosas porque es largo de narices y tiene nada menos que dos discos en uno, con nueve y diez cortes respectivamente. Por supuesto, esto no quiere decir que una no pueda disfrutar de manera individual y despreocupada de los temazos que se intercalan en cada una de las partes que ya fueron adelantados como singles, como ‘Comingback’ o ‘Famous’, o incluso ‘NowIcaresomemore’, que aparece tímida entre esos sencillos más discotequeros para tocarte la fibra casi sin darte cuenta.

El segundo álbum de estudio del conjunto australiano afincado en Berlín es una mezcla de antónimos, de ideas opuestas, es optimismo y desilusión, luz y sombra, amor y decepción; en definitiva, son los dos lados de la misma realidad que literalmente se presentan divididos en cada uno de los discos, titulados ‘Day’ y ‘Night’ respectivamente, como si de dos vidas paralelas y contrarias se tratase. Incluso en la funda del vinilo han tenido el detalle de poner una portada por cada cara del sobre de cartón, remarcando esa estructura binaria que actúa como columna vertebral del largo. Si no eres tan nostálgico de lo analógico, siempre puedes escucharlo en tu plataforma online favorita, pero eso sí, que sea todo seguido y dejándote llevar por todos los estados de ánimo por los que te conducen los amigos Parcels .

Por Julia P. Mateu .

Adele - '30'

Un fantasma ha estado acechando el nuevo disco de Adele . La cantante sintió su presencia mientras lo componía, mientras lo grababa, y también al final del trabajo, cuando sólo quedaba hacer las mezclas. Era el fantasma del miedo a estar contando cosas que no debía, cosas que la iban a exponer demasiado. Tanto fue así, que en cada una de esas partes del proceso estuvo a punto de pararlo todo y abandonar el proyecto. «Quizá no necesite sacar este álbum. Debería escribir otro», pensó la artista británica más popular de los últimos tiempos.

La traumática separación de su marido Simon Konecki y el posterior divorcio por las malas han marcado a fuego este ' 30 ', un trabajo confesional a más no poder en el que relata sus bajadas a los infiernos de la depre y sus coqueteos con el alcoholismo, pero que también proyecta un proceso de recuperación de la autoestima en el que, lo habrán adivinado por su increíble pérdida de peso, influyó mucho el ejercicio y la vida sana.

«Dejar de beber y hacer deporte me ayudó a reducir la ansiedad», le contó hace unos días a Oprah en una entrevista, en la que no escondió lo mal que lo había pasado. «Estaba avergonzada por divorciarme tan rápido, y me sentía culpable con mi hijo. Me había prometido a mí misma que, cuando tuviera hijos, mi pareja y yo estaríamos juntos. Y lo intenté durante mucho, mucho tiempo. Pero desmonté la vida de mi hijo por mi felicidad».

Toda esa presión fue la que le llevó a escribir las letras de '30', y luego también a arrepentirse de haberlo hecho. Pero afortunadamente, una pequeña recaída con el vino (su bebida favorita tal como canta en uno de los nuevos temas, 'I drink wine') entró en juego y garantizó que el álbum viera la luz. En febrero del año pasado, Adele asistió a la boda de una amiga e hizo eso que todos hemos hecho alguna vez: beber más de la cuenta al abrirse la veda de la barra libre. En un momento de subidón cogió un micrófono y exclamó a grito pelado: «¡Podéis esperar mi nuevo disco para septiembre!». Instantes después, claro está, había vídeos virales circulando por la Red y ya no hubo vuelta atrás. Aunque el álbum tardó un año más de la cuenta en salir por culpa de la pandemia.

«He aprendido muchas verdades abrasadoras sobre mí misma en el camino», dice ahora la cantante, cuyo corazón ahora vuelve a latir fuerte por un agente deportivo llamado Rich Paul. «Siento que finalmente he encontrado de nuevo el sentido a todo. Incluso diría que nunca me he sentido con más paz en mi vida. Así que finalmente estoy lista para lanzar este álbum».

Por Nacho Serrano .

Courtney Barnett - ‘Things Take Time, Take Time’

De las tres grandes cantautoras rock de la actualidad (Angel Olsen, Sharon Van Etten y, claro, ella misma), Courtney Barnett es probablemente la mejor dotada para el desgarro eléctrico y la intensidad en crudo. Lo vimos cuando pasó, arrolladora, por el Primavera Sound de 2019 y lo hemos oído cada vez que la australiana ha desenfundado su guitarra para ensartarla en el corazón de discos como ‘Sometimes I Sit and Think, and Sometimes I Just Sit’ y ‘Tell Me How You Really Feel’. Con ‘Things Take Time, Take Time’, sin embargo, las cosas han cambiado. No mucho, pero sí lo suficiente como para que por aquí asomen la cabeza baladas a piano, melodías algo más templadas y una sensación general de contemplación y espera.

La culpa, como de casi todo este año, la tiene la pandemia, gigantesca sala de espera de la que Barnett ha salido convencida de que quizá no es mala idea reducir un par de marchas e inyectarle un poco de calma a la vida. De eso va, por ejemplo, la inaugural ‘Rae Street’, ventana abierta a una artista que ha aparcado, se supone que temporalmente, acordes ardorosos y ritmos marciales para buscar nuevas alianzas en la electrónica sutil (‘Sunfair Sundown’, ‘Turning Green’), el pop (casi) ligero (‘Write A List Of Things To Look Forward To’) y los himnos con coraza levemente sintética (‘Before You Gotta Go’).

No desaparece la marca de la casa (ahí están, por ejemplo,’Take It Day By Day’ o ‘I Don’t Hear From You Tonight’), pero sí que impera un sentimiento de ligereza y recogimiento, de mirarse por dentro con un ojo y observar por detrás de la ventana con el otro, que, a pesar de cierto aroma maquetero y la sospecha de que alguna canción se ha quedado a medio hacer, acaba elevando esta sentida celebración de la vida cotidiana y aquellas pequeñas cosas que le dan sentido.

Por David Morán.

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