Críticas de los discos de la semana: Nick Cave, Jarvis Cocker, Helado Negro, Remi Wolf, Camouflage y Lana del Rey
Nuestros especialistas musicales hacen un repaso de las novedades discográficas más interesantes de las últimas semanas
Remi Wolf - 'Juno'
Con tan solo 25 años, Remi Wolf ha aparecido en nuestras vidas como si llevara toda la suya haciendo esto, como si Juno fuera su quinto disco, en vez de su álbum debut. La californiana se estrena con una sucesión de temas que rebosan energía y fuerza y, como poco, te hacen querer levantarte del asiento y caminar por una calle de Los Ángeles saludando y sonriendo a todo el mundo en un travelling eterno de buenrollismo. Como poco. Y si no, preguntad al ejército de fans que ha conseguido movilizar y que ya tienen nombre propio: remjobs.
Su voz dulce y vibrante nos recuerda a la mejor Lilly Allen , su presencia nos trae a la cabeza a la mismísima M.I.A y el dinamismo de su sonido nos evoca el caos equilibrado de Superorganism , lo que combina a la perfección con los temas de los que hablan sus letras: relaciones tóxicas, rehabilitación, salud mental, sexo y sentimientos sin tapujos, todo ello desde la madurez emocional propia de su generación, que no es otra que la Z. Como tal, expone sus problemas con una naturalidad más que admirable y los enmarca en una atmósfera pop llena de luz y mil colores que engancha inevitablemente a todo el que la escucha.
Y no solo en el contenido se aprecia su realidad y el reflejo de haber nacido cerca de los 2000. En la forma, Wolf también deja claro que su aproximación al género no la va a hacer como marcan los cánones, sino como ella lo sienta en cada momento, afirmando que su intención es innovar constantemente con los sonidos de la música pop y dejarse llevar por lo que le dicte su cuerpo, más que su cabeza. De hecho, su explosión como artista fue hace apenas un año a través de TikTok , poco antes de tener que ingresar en rehabilitación por sus problemas con el alcohol, y esa montaña rusa se evidencia en este primer largo de todas las maneras posibles.
Lo cierto es que la música de Remi Wolf es tan adictiva e impredecible como un capítulo de ' Euphoria ' porque es un fiel reflejo de su vida: loca, complicada pero divertida y, sobre todo, única.
Por Julia P. Mateu .
Nick Cave & The Bad Seeds - 'B-Sides & Rarities Part II'
Los discos de caras B y rarezas no suelen ser buen negocio –creativamente hablando, claro, del otro sí– por mucho que se empeñe Nick Cave en vendernos lo contrario en la hoja promocional: «Siempre me gustaron los B-Sides & Rarities originales más que cualquiera de nuestros otros álbumes. Es el único que escucharía de buena gana». Es cierto que en esos experimentos algunas veces se esconden joyas que superan a las canciones que tuvieron el privilegio de entrar en la discografía oficial. En ese sentido, Cave no iba a ser menos, acostumbrados como nos tiene a la excelencia.
‘Vortex’ podría haber sido single en cualquiera de sus álbumes ‘buenos’. ‘Lightning Bolts’ y ‘Animal X’ nos muestran la mejor versión del lado más oscuro y áspero de Cave. ‘Life per se', descartada de ‘ Skeleton Tree ’ (Bad Seed Ltd, 2016) por ser demasiado triste, es perfecta para regocijarnos en la miseria y ‘Accidents Will Happens’ para alegrarnos un mal día… a pesar de estar grabada de aquella manera. Hasta ahí todo bien, incluso la tolerable versión de ‘Free To Walk’ que canta con Debbie Harry . El problema es que son 27 pistas y una hora y media de música que se diluye en lo que parece una nueva operación de ‘marketing’ para mantener el barco a flote, mientras el australiano y su compañero del alma, Warren Ellis , trabajan en la banda sonora de ‘ Blonde ’, la película de Netflix sobre Marilyn Monroe con Ana de Armas . Por lo demás, nada nuevo en la industria…
Por Israel Viana .
Lana del Rey - 'Blue Banisters'
Con sus canciones de amor a quemarropa y esa melancolía bien servida de baladas con fractura y teclados sonámbulos, Lana del Rey podría presentar candidatura a diva lánguida y apologeta del desmayo pero, en vez de eso, prefiere seguir reivindicándose como rara avis cada vez más rara y singular del pop rompecorazones. Ya lo hizo a principios de año con ‘Chemtrails Over the Country Club’ y lo sigue haciendo ahora con ‘Blue Banisters’, segundo álbum que lanza en 2021 y octavo desde que rompió el cascarón con ‘Born To Die’. También aquí el piano es omnipresente y el espejo en el que se mira sigue siendo el del mítico y desmadrado Laurel Canyon de los setenta, pero todo suena más borroso y oscuro. Como si las reservas de optimismo estuvieran bajo mínimos; como si de pronto se hubiese encontrado sola en una fiesta y nadie se hubiese molestado en decirle de que ya era hora de volver a casa.
El confinamiento, se supone, habrá tenido algo que ver, como queda claro en canciones como ‘Black Bathing Sun’, pero las reflexiones sobre la soledad y esa tristeza azulada que se pega a la piel como una camisa empapada empiezan a ser tan endémicas, tan reconocibles, como la propia deconstrucción del cancionero estadounidense que viene perpetrando desde hace años. En este sentido, ‘Blue Banisters’ es un álbum abatido y doliente, sí, pero, mejor aún, es un disco libre y curioso: un trabajo con el que Lana del Rey utiliza la pena para moldear la canción de autor, deslizarse por los laterales de las 'torch songs' y exhibir versatilidad vocal mientras retuerce el esqueleto de ‘Beautiful’ o se precipita sobre la sobrecogedora y aterciopelada ‘Dealer’. No es, ni mucho menos, un álbum redondo, pero sí que añade nuevas dosis de misterio e ímpetu explorador a la carrera de la cantante. Eso y, claro, nuevos himnos como ‘Text Book’, ‘Blue Banisters’ y ‘Arcadia’.
Por David Morán .
Helado Negro - 'Far in'
Estar enamorado es una pasada, aunque no siempre sea fácil, o eso es lo que nos cuenta Helado Negro en ' Far In ', su quinto álbum de estudio. Estar enamorado es entrar en un viaje ensoñador, como entrar en este elepé, en el que se siente con todos los poros de la piel muy abiertos: se quiere fuerte, se recuerda de manera intensa y hasta se decide ignorar que el amado o amada sea géminis ('Gemini and Leo') en pro del amor. O tal vez todo esto sea solo efecto del ambient, que rebosa por los bordes. La cosa, que ponerse a escuchar 'Far In' es pasar una hora sumido en un rollo un poco astral y un poco cursi que funciona muy bien. Tanto que incluso se le compra a Roberto Lange , músico estadounidense detrás del proyecto, un híbrido inclasificable como ‘Aureole’: casi siete minutazos de ¿electrónica tropical?
Helado Negro es sinónimo de fusión de géneros e idiomas: un poco dreampop, un poco electrónica, un poco funky incluso, todo envuelto con un gran lazo del ya mencionado ambient. También, claro, una mezcla de inglés y castellano siempre perfectamente distribuida en una u otra canción. Y estas fórmulas, que lleva perfeccionando desde hace más de una década, funcionan como un reloj.
El tono onírico de 'Far In' no solo se sustenta en lo puramente musical. Más allá de esas melodías evocadoras, los sintetizadores y el halo etéreo que lo empaca todo, construye un relato a través de imágenes que solidifican sueños; «Los árboles cantando nuestra canción» (‘Thank You For Ever’). También se recrea en lo íntimo que da gusto — «Todo lo que me preocupa eres tú / y respirar» (‘Purple Tones’) — pero un poco de intensidad bien llevada siempre es bienvenida. Y aunque las letras en castellano son más sencillas, deja frases brillantes: «Hay algo dulce / en tus malas costumbres» (‘Agosto’). Así que ‘Far In’ es un disco muy disfrutable: perfecto para escuchar con los ojos cerrados, entregado a él, pero también para que te acompañe a lo largo del día. Un win-win.
Por María Alcaraz .
Comouflage - ‘Meanwhile 30th Anniversary Edition’
Además de haber sacado un cuatro raspado en la ESO, a los aspirantes a críticos de cine y televisión, medios cuyas producciones vienen a ser lo mismo desde hace varias temporadas -la plataforma es el mensaje, que dijo McLuhan - les piden ahora un máster en distopías, término que define su universo y en el que se agota cualquier exégesis peliculera. De ahí no salen. Todo es distópico. Notable alto. En el mercado de la música también estamos a un paso de la deslocalización temporal, la pérdida de brújula y papeles y el apocalipsis. Cualquier día pasa algo malo, como en La Palma. Se notan los temblores de la distopía y el magma de las reediciones se lleva por delante los inestables muros de un presente que es a la vez pasado y futuro.
La recuperación -en edición aumentada, como la realidad- del ‘ Meanwhile ’ de Camouflage , banda alemana perdida en la colada de los años ochenta y noventa, nos lleva a 1991, año en el que según Sonic Youth el punk rompió aguas mientras el común de los mortales, con otra distorsión, redescubría y formateaba las discotecas desde dentro. Es entonces cuando Camouflage, que venía de hacer pop electrónico en su pueblo y de tener cierto éxito fuera de Alemania, se pone a probar sonido desde presupuestos orgánicos, o analógicos. Incluso el saxofón, vade retro, se escucha en un álbum que podría haber sido grabado diez años antes, o treinta años después. Ahora mismo.
Es el absoluto desnortamiento del grupo germano, ajeno al neopunk de Sonic Youth y a la rítmica de la sobrevalorada infracultura de clubes, el que hace grande este disco, por desinhibido y desconectado de su tiempo. ‘Meanwhile’, cuya nueva edición se hace acompañar de remezclas que lo ponen a tono, puede sonar a OMD , a Simple Minds , a Depeche Mode , a los INXS e incluso a Bon Jovi . Todo esto pasaba en 1991 y vuelve a suceder en 2021, como en una película de plataforma y pago por visión de las que tanto entretienen a nuestros críticos distópicos. Es el comportamiento normal en un volcán, repiten los observadores del Pevolca.
Por Jesús Lillo .
Jarvis Cocker - 'Chansons d’Ennui Tip-Top'
Como si el ‘ Lluvia de Estrellas ’ de Bertín Osborne fuera, Jarvis Cocker se traviste de Françoise Hardy , Jacques Dutronc o Dalida para recrear esta colección de hits de los 60 y 70 franceses, en un álbum asociado a la nueva película de Wes Anderson , ‘ The French Dispatch ’, aunque no sea su banda sonora propiamente (pero sí cuele su cover de ‘ Aline ’, de Christophe ), en lo que viene a ser, en conjunto, una nanovuelta de tuerca de 0,01 grados de aquellas canciones que tanto sonaban en la radio de la época en la que discurre el filme (por ejemplo, algunas tonadas de éxito de bandas sonoras como la joya garagera ‘ Mao Mao ’, incluida en ‘ La Chinoise ’ (1967), una de Serge Gainsbourg aparecida en la bso de ‘ Le pacha ’ (1968) o el sobado ' Paroles, Paroles ' (1973), con Alain Delon y la misma Dalila ). Revisitadas por su banda JARV IS ... , algunas versiones se vuelven pelín más orquestales, pelín más largas, en un disco susurrante-sensual de alma festiva. También hay una potencia reverdecida respecto a las originales, pero la audacia y el buen gusto de la selección no logran darse la mano en una finísima playlist de riesgo cero. Hasta Bertín Osborne se la jugó más con solo el título de su último disco de rancheras: ' Yo debí enamorarme de tu madre '.
Por Javier Villuendas .