Críticas de los discos de la semana: Fajardo, Nell Smith, Yung Beef y Julie Doiron

Nuestros especialistas musicales hacen un repaso de las novedades discográficas más interesantes de las últimas semanas

Varios autores

Fajardo - «Intuición»

Cinco años después de debutar con su disco homónimo, Fajardo nos regaló aquella maravilla llamada ‘ Arrullo magnético ’ (Repetidor, 2015). El listón quedó alto en el universo del majorero, que ha tenido su continuación ahora, seis años después, con ‘ Intuición ’ (Repetidor, 2021), un álbum en el que el cantante y guitarrista parece haber concentrado lo mejor de cada una de las referencias que ha publicado entre medias, ya sea en formato de sencillos compartidos o con su otro proyecto más rockero, Conjunto Podenco .

Evitando metáforas más pomposas y rebuscadas, solo cabe decir que ‘Volcán’, ‘Accidentes’, ‘Geometría/Geología’, ‘Aprender-Desaprender’, ‘Intuición’ y ‘Deidad’ son canciones preciosas. La banda sonora perfecta para los tiempos de mierda que nos ha tocado vivir, a medio camino entre el folk y el rock, con la novedad de las secciones de viento y cuerda grabadas en el madrileño estudio Brazil y huyendo siempre de las estructuras fáciles del pop. Lo que más emociona, sin embargo, sigue siendo ese barniz de la islas que se desprende de la voz de Fajardo, imponiéndose por encima de cualquier instrumento, y con la que ha sabido crear un universo extraño, poético y, más importante aún, propio. A la espera de otras cumbres, se podría decir que Fajardo acaba de escalar su particular Teide.

Por Israel Viana .

Nell Smith - ‘Where the Viaduct Looms’

A ciertas edades, incluso en plena madurez, física o creativa, no debe de ser fácil sobreponerse a la experiencia que representa trabajar con los Flaming Lips , banda que ya puso en órbita a Miley Cyrus , felizmente recuperada del atracón de ácido que se metió en el disco que realizó a medias con los de Oklahoma, que llegaron a pedirle una botella de pis para añadirla a la mezcla de acetato, y que antes se las había tenido tiesas con Erykah Badu por el vídeo, pasado de leche, calentura y sudor, con que ilustraron su versión de ‘The First Time Ever I Saw Your Face’. A nadie se le ocurriría dejar a su hija de catorce años en compañía de los Flaming Lips. A Juana Rivas, a las madres empoderadas de Infancia Libre y a pocos más, gente que piensa a lo grande, al margen de la ley.

Los padres de Nell Smith son muy desprendidos y confiados. La niña se dejó fascinar por el circo que allí donde va monta el grupo de Wayne Coyne , muy infantil, e incluso participó como figurante en una de sus funciones de plástico y psicodelia. La cosa fue a más, hasta desembocar en un disco de versiones de Nick Cave . La niña canta y los Flaming Lips la acompañan en un repertorio, canciones viejas y nuevas, que el compositor australiano escribió para estremecer al público más curtido y que ahora suena en la voz a medio hacer de una niña consentida e irresponsable, inconsciente del material lírico que se lleva a la boca, como Miley cuando probó el ácido.

Es precisamente la falta de prejuicios musicales de la joven intérprete canadiense lo que permite que su candidez se mantenga intacta a través de las canciones de Nick Cave y los Bad Seeds , baladas cuya dramaturgia original suele condicionar cualquier reinterpretación, siempre pasada de rosca y trueno, pero que Nell Smith adapta desde la distancia que proporcionan el adanismo y el desconocimiento. Como aquellos niños que participaron en el Langley Schools Music Project y se pusieron a cantar a coro los himnos hippies que su profesor de música les enseñaba a mediados de los años setenta, Smith se atreve con ‘Red Right Hand’, ‘Into My Arms’, ‘No More Shall We Part’ o ‘Girl In Amber’, lo que le echen, mientras los Flaming Lips se repliegan en un acompañamiento musical de casiotone y discreción casi absoluta. Ellos se hacen aún más niños y Nell Smith pega el estirón mientras a los padres les quitan la custodia. O algo parecido.

Por Jesús Lillo .

Yung Beef - 'Gangster Original'

Yung Beef es uno de los artistas musicales clave en España en la última década (si no el primero). Dicho lo cual, ¿son todos sus discos sobresalientes y redondos? No, más si cabe por la prolijidad y afán experimental del granaíno, que acaba de lanzar ‘ Gangster Original ’, un álbum más sereno, calculado y maduro («Esta es mi situación de vida. Tengo 31 años, soy padre...» y «quiero centrarme un poco en la realidad, siempre he estado muy drogrado, volando en mi mundo», ha explicado en las Gallery Sessions, donde confiesa que por «primera vez» se ha marcado unos objetivos comerciales y por ello, observamos, está haciendo más promo que otrora en redes, sin repugnar tampoco, pues antes practicaba el antimarketing, la seducción desde el desdén a las convenciones de la industria).

El Seco comenzó con Kefta Boyz para disparar al cielo esa veta aguerrida e inquietante en PXXR GVNG y, luego, asentar su oscuridad artie en solitario en donde desde el space-punk, el caos hiperproductivo y la audacia del inoculador de sensaciones se sacó de la chistera-bandana hits generacionales como ‘Ready pa morir’ (el ‘Smells Like Teen Spirit’ del trap), ‘^.^’, ‘Beef Boy’, ‘Me perdí en Madrid’, ‘Metallica’ o ‘Si mañana me muero’, entre otros. Y en este ‘Gangster Original’, sin ningún petardo como estos, sigue en sus 13 genéticos pero, curiosamente, entendiendo que será un disco más atractivo a nivel generalista. ¿Pero qué busca? ¿Los grandes públicos como C. Tangana? ¿Llevar su reinado en el trap a mayor transversalidad?

El disco, adornado por instrumentos como guitarras y pianos («estábamos por el sur, hay mucho sol y dan esos colores»), dentro de un contexto sintético, por supuesto, es la versión más amable del artista con un medallón de Satán, en lo musical, en donde se estila la balada o medio tiempo de R&B 'darkie' sobre el que flota su narcótico fraseo en neolengua yungbeefiana de toa’ la vida, hermano. En la producción ha contado con Kashlo , OldPurp, Rb One, Angel TGod, Roydee, 24/7 Music, Magic en el Beat, Mario Thugger o 4LX , amén de las 'colabos' de Zaramay, Pablo Chill-E, Vitavalaguer, Polimá Westcoast, Gloosito y el omnipresente Alex Fatt .

La mixtape se inicia con unos acordes difusos entre disparos y cristales rotos que marcan un tono amenazador y doliente, el del ‘Gangster Original’, en ‘Secretos’, una decisión, si busca lo comercial, atrevida con sus seis minutazos aunque bien surtida de 'barras' inspiradas y emoción. Un tema que cierra con su hijo comentando: «Papa, ¿cómo se llama tu nueva canción? Peces cuadrao ', bricks, cocaína», el estribillo de la siguiente ‘Sunydeis’, interrumpida, a su vez, por el monólogo de ‘ Scarface ’. El álbum, conceptualmente, pivota sobre el eje de la vida en las calles («Más calle que el Monopoly»), la mafia, la lealtad, la supervivencia y el crecimiento personal (de hecho, durante toda la cinta aparecen ‘Skits’ de Alex Fatt que, en modo Yoda puertorriqueño, ofrece perlas de sabiduría del código samurai del 'corner' y desliza algún pesar).

Y algo de esto es la síntesis del todo, porque Beef vuelve a ofertar una virtuosa capacidad para el trap barroco con su conflicto (beef) interno, pero exteriorizado, al que le «pone triste tener que ser un hijoputa», al que le afecta llevar diez años siendo mirado cuando pasea y quien, en definitiva, está lejos de la armonía: «La música y la calle me tienen inestable». El ‘Gangster Original’ es un poco emo, se sabía, vulnerabilidad en un mundo chungo y estresante («Esas niñas se ríen de mí», «Por la avenida con ideas suicidas», «Me puso las tijera' en el cuello, loco, no llevo ni tre 'eurillo…0 ¿Ahora qué hacemo'? ¿nos matamo'? Me cago' en mis muerto»). Y sí, el recurrente asunto de la vida en la calle es un tema trabajadísimo por el andaluz, como tantos raperos, pero ¿qué esperaban? ¿Que refutara a Noam Chomsky ?

Otras canciones destacadas son ‘Ya no quiero tus besos’ («Dándole a una puta que parece Humphrey Bogart »), de las más bonitas musicalmente de toda su carrera; ‘Trust Nobody’, una perla de pop espacial pesimista sustentada en sus juegos vocales; la de ‘Pastillitas’ («La depresión vive en mi salón. Pastillitas con alcohol. Y me da por registrarte el bolso, mi amor»); y ‘Las prendas - remix’. En resumen, Fernandito Kit Kat ha sacado un disco sólido en su línea arriesgadamente densa y exigente, menos agresivo y más suave en lo ambiental, y con varias canciones notables aunque sin superhits. Su gran tema, él, sigue pareciendo bien real (aunque sea «tan difícil ser real») y continúa construyendo un legado fascinante, y que nos fascina que fascine a tantísimo público, pero que no sabemos si, con este nuevo trabajo, lograra levantar, como cree, un puente más accesible a nuevas y mayores audiencias (aunque, al menos, será deslizante y peligroso como los de Calatrava ).

Por Javier Villuendas .

Julie Doiron - 'I Thought of You'

Se echaba de menos a Julie Doiron. Había pasado ya casi una década desde la publicación de su último disco, aunque no es que haya estado precisamente mirando al techo: amén de otras colaboraciones varias, ha descargado adrenalina con ha ayudado a enjugar las lágrimas de Phil Everum (Mount Eerie) y ha despachado dos nuevos volúmenes de sus desconcertantes pero entrañables incursiones en el idioma español para el sello Acuarela . Demasiado tiempo en cualquier caso sin toparnos con un primer plano de la exbajista de Eric's Trip, aunque con su música pasa lo mismo que con esos amigos de toda la vida con los que hace siglos que no hablas: en cuanto vuelves a cruzar dos palabras, la distancia y el tiempo perdido se evaporan y todo vuelve a estar en su sitio.

Las canciones en solitario de Doiron siempre han tenido la capacidad intrínseca de alcanzar un grado máximo de complicidad con el oyente, y la canadiense no ha perdido ese toque distintivo para apelar a la empatía. En compañía del omnipresente Daniel Romano ha bordado un cálido y vivo ropaje de country y folk, con eventuales ramalazos de indie pop y psicodelia (“Just When I Thought”) e incluso conatos de euforia rockera ("You Gave Me the Key") . Como un algodón que tratara de contener una herida abierta, “I Thought of You” ilumina con elegancia y naturalidad algunos rincones que siguen resultando muy oscuros los mires por donde los mires, pero en los que siempre parece haber un resquicio para encontrar una salida y echar a correr. Y canciones tan bonitas como la desnuda "Back to the water" te hacen creer que aún existe alguna posibilidad, por pequeña que sea, de acabar llegando a algún lugar mejor al final de la escapada.

Por Fernando Pérez .

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