Críticas de los discos de la semana: Wet Leg, Daddy Yankee y Joe Crepúsculo
Nuestros especialistas musicales hacen un repaso de las novedades discográficas más interesantes de las últimas semanas
Wet Leg - 'Wet Leg'
(Domino)
Por María Alcaraz .
El álbum debut de Wet Leg empieza tan de golpe como ha llegado este dúo británico a nuestras vidas. Aunque Rhian Teasdale y Hester Chambers comenzaron su andadura en 2019, fue el año pasado cuando uno de sus singles, 'Chaise Longue' lo reventó; tiene casi 14 millones de escuchas en Spotify. Y solo unos meses después, tras unos sencillos que han hecho que la formación cope radios y festivales –forman parte del cartel del patrio Primavera Sound– llega su primer disco. Lo que decía, que uno se pone el elepé y al primer segundo una voz dulce y arrastrada dice «I need to lie down» que te engancha y no te suelta hasta el «I just need a bubble bath to set me on a higher path» que cierra el álbum.
Tal vez la persona que escribe estas líneas sea el público objetivo de este elepé porque justo «ahora tiene casi 28 años» («I wish I could care / And now I'm almost 28», cantan en ‘I Don’t Wanna Go Out’) y resulta que estas chicas hablan de la vida, más o menos, de todas las chicas de casi 28 años . Con esta premisa, despliegan un derroche de ingenio y mordacidad a lo largo de las canciones con el que retratan esa desazón vital del final de la veintena, cuanto te das cuenta que todo lo que creías resultó no ser así. Y sobre todo, se recrean en todos los pesados que una tiene que aguantar a lo largo de los días, los meses y, en especial, las noches de fiesta. Porque no, claro que «no quieren escuchar tu grupo» ('Angelica'), claro que «sienten pena por tu madre al ver en lo que te has convertido» ('Ur mum') y por supuesto saben que «no te enamoraste de ellas, aunque la sensación se parecía» ('Piece of shit').
Wet Leg opta por una especie de minimalismo en su sonido. Por ejemplo, en su superhit, la ya mencionada Chaise Longue', la mayoría de la canción solo escuchamos una batería, un bajo juguetón y la voz. Por lo general, las guitarras y sus voces son las mayores presencias del disco. Esas voces, por cierto, tiradísimas, que cantan lo que cuentan como si tuvieran pocas ganas, a veces casi solo hablan, y funcionan a la perfección. Algo parecido a eso que hacen las 'shego' en canciones como 'oh boi'.
La fórmula Wet Leg está pulidísima. En doce canciones demuestran que lo suyo era más que un 'one-hit wonder', pues cada pista funciona como un reloj. Un festival de rock y post-punk repleto de melodías pegadizas –a ver quién es capaz de dejar de tararear «on the chaise loung...»– y un retrato generacional que se mete por dentro. Puede que nadie haya explicado mejor qué pasa cuando te acercas a los 30 que Wet Leg en el cierre de 'Ur mum': «Vale, he practicado el grito más largo y alto posible / vale, vamos allá / uno, dos, tres, AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH ».
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Daddy Yankee - 'LEGENDADDY'
(El Cartel Records)
Por Javier Villuendas .
Daddy Yankee se retira. Conmoción en la fuerza del twerk. Eso sí, habrá un último baile de despedida con gira mundial y lanzamiento de este 'LEGENDADDY', primer disco en una década y adiós a la vez. Solo tiene 45 años , pero el 'Rey de Reggaeton' es el más veterano en estas lizas perreativas desde que de adolescente con DJ Playero inventara un término, un género, que acabó dándole la vuelta al pop mundial. Un respeto.
En el LP, el rapero de Puerto Rico lega varios 'temazos' para los aficionados al ritmo caribeño, un último do de pecho malote quien sabe si ya hastiado, pues aunque se jubila aniñado tiene una edad, hastiado decimos entonces del peso de ser siempre 'El campeón', de la lírica gravitacional sobre el rebote del culo femenino y la supercapacidad de hacer «dinero, dinero y no vamo' a parar». A ver a qué dedica ahora su sensibilidad, pero destacar que el rígido imaginario de Daddy se acompaña de unas tremendas producciones de trap, dembow, salsa, tecno bakala y reggaeton por parte de Nekxum, OMB, JBD, Play-N-Skillz, Luny o Dímelo Flow , entre otros.
El cantante de la icónica 'Gasolina' (1.414 millones de clicks en Youtube) y colaborador necesario en 'Despacito' con Luis Fonsi (7.811 millones de visualizaciones en Youtube) se rodea para tan especial ocasión de panteras como Bad Bunny, Becky G, Rauw Alejandro o Pitbull , entre tantos más. Incluso Nile Rodgers se marca unos rasgueos y punteos funkies en 'Agua', una balada sintética tipo Alizzz que define otra de las bondades del álbum, su versatilidad estilística con brillo. El resumen sería: algunos hits, notable ejercicio de estilo festivo en general, una segunda mitad más inspirada en las bases, sobresaliente capacidad para el estribillo pegagozoso, ritmo de fraseos estupendo y poética muy pedestre para quien la soporte (todo un 'challenge').
Destacamos aparte de las mencionadas: el loctite para el cerebro de 'Rumbatón', que huele a clásico, y su orgánica combinación con las más duras, oscuras e industriales 'Remix', 'Hot' y 'La Ola'. Apuntar también el segundo uso en menos de un mes del sample de Robin S. de 'Show me love', tras Charli XCX. Las ideas están en el aire para los 'genios', debe ser. Y hay por ahí dos declaraciones de intenciones a reseñar: contra el nihilismo, canta luminoso King Daddy: «A ella le gusta perrear, no el drill» . Settembrini estaría orgulloso. Y en 'Campeón', se pregunta con la guasa de quien se siente Dios: «Si LEGENDADDY no hubiera existido, ¿cómo se llamaría este género? Ja, ja, ja, ja». Cambió el mundo, vale, pero ¿Gatopardo o Guatepeor? Si respondes, ten cuidado con tu espalda en internet.
Joe Crepúsculo - 'Trovador tecno'
(El Volcán Música)
Por David Morán .
Mákina total, himnos para incendiar la pista de baile y tecno a paletadas para reasfaltar la Ruta del Bakalao. La fábrica de baile a la que le cantaba hace casi una década reconvertida en mastodóntico complejo industrial por el que circulan, sin protección ni prevención, Underworld, Camela, Chimo Bayo y Fangoria. Eurobeat a cholón, tecno rumba castiza y orgullo de extrarradio. Ese Jose House que baila como un ángel y esos trabajadores de Tecnocasa encurdándose cosa mala en los pisos que han de enseñar. Schopenhauer (sí, Schopenhauer) y el tren de la bruja. Joël Iriarte disfrazado de trovador tecno para firmar un disco que es puro júbilo electrónico, un delirio sintetizado que avanza sin respiro y a modo de implacable rodillo.
Y, lo mejor de todo: ni rastro de distancia irónica, nada de placeres culpables. Acompañado por su compinche Aaron Rux, el autor de 'Supercrepus' ha perpetrado un ejercicio de hedonismo disfrutón que tan pronto gasta zapatilla y troncha caderas que suelta cosa como “todas las cosas que no están dichas / formas barcos a la deriva” o “así soy yo, un niño en un cuerpo de señor, por eso dame barra libre por favor”.
No es la primera vez (ni, se supone, la última) que el barcelonés celebra la cacharrería electrónica, la sintonía de feria y los estilos supuestamente menores de la música popular, pero ‘Trovador tecno’ supone la colisión más aparatosa (para bien, claro) ente el tecno noventero más machacón y unos textos que no dejan de abrir puertas, activar resortes y conectar pasadizos secretos que nacen entre los neones de ‘Paranoia’ o las burbujas ácidas de ‘Jose House’ y desembocan en la electrobachata ‘Brindar’ o en esa gozosa 'Pensar el tiempo'. Arte y ensayo en el desguace de la electrónica.