Crítica de discos: Niña Polaca, Sofa, Parade, Low y A Tribute to Velvet Underground & Nico
Nuestros especialistas musicales hacen un repaso de las novedades discográficas más interesantes de las últimas semanas
Niña Polaca - 'Asumiré la muerte de Mufasa'
Niña Polaca son abanderados de aquellos que más conocen: los que no son millennials del todo, tampoco generación Z y andan más perdidos que otra cosa. Esa generación vacía, que cantan los Carolina Durante . Con la publicación de su nuevo LP, ' Asumiré La Muerte de Mufasa ', la banda madrileña–alicantina regresa con un sonido depurado —guitarras más nítidas, melodías más complejas— y un coqueteo con otros géneros. Más allá de su indie rock, abrazan el punk flojito con 'Pdr Snchz', o el latente tontipop (¿tontirock?) con 'Tu belleza se merece una canción'. Trascienden de ese 'rollito' Leiva del que a veces hacían gala (en alguna canción se avista todavía, debemos decir), y evolucionan a un sonido mucho más interesante.
El disco crece cuando deja de lado el abuso de referencias a la cultura pop y abraza lo íntimo, como con 'San Francisco el Grande', o la probablemente mejor canción del álbum, 'Garabatos, despedidas'; ay, el momento en el que te das cuenta de que la cosa terminó. El empacho de esa reiterada narración referencial llega con 'Joaquin Phoenix': Netflix, la calle Pez, los Renoir, «ahora Madrid parece Nueva York»... En definitiva, un disco de temáticas tristes y sonidos divertidos que ganará a quienes se vean reflejados en sus letras o tengan ganas de melancolía marchosa. Nos dejan un par de himnos para gritar fuerte y hacer un pogo cuando, esperemos que pronto, desaparezcan las sillas de plástico de los conciertos.
Por María Alcaraz.
Sofa - 'Source Crossfire'
De Montreal conocíamos a los saltimbanquis del Circo del Sol; de Quebec, las calles que las productoras de Hollywood utilizan como escenarios urbanos franceses; de Otawa, los tulipanes que les regaló la Reina de Holanda, y de Montreal, el sello Constellation , hangar y madriguera de una compañía estable de hippies con pretensiones musicales y del que rara vez ha salido algo ajeno a su circuito cerrado de soflamas antisistema y desarrollos postrockeros, surgidos de la genialidad intermitente de Efrim Manuel Menuck y asociados. Hete aquí que la compañía canadiense recupera y adecenta ahora lo que en los años noventa -antes incluso de que que Godspeed You Black Emperor , nombre original, lanzara ‘ All Lights Fucked On The Hairy Amp Drooling ’- fue su vagido discográfico. Se trata de Sofa , banda mucho más ortodoxa que las que componen la plantilla titular de Constellation y que en sus días de pena y gloria y a través de ediciones sin apenas recorrido comercial se dedicó a desarmar el hardcore, como el que abre un vídeo VHS a ver qué tiene dentro, para ralentizarlo y llevarlo por unos derroteros, ahora sí, heterodoxos, y hacerlo lindar con la solemnidad gótica de Joy Division o algo medianamente parecido. Esto es hardcore, que diría Pulp , o esto es slowcore, que diría Codeine . Todo eso fue Sofa.
Por Jesús Lillo.
Parade - '¿Chispa o calambre?''
Ventanas abiertas, que el desfile se anima. Antonio Galvañ airea su repertorio con un mini elepé cargado de energía que confirma que sus recursos para explorar los rincones más dispares y fascinantes del universo pop, y hacerlos propios, son casi inagotables. ‘Intronauta’ indómito e infatigable y proverbial figura de culto, el compositor murciano lleva más de dos décadas imaginando desde su habitación mundos paralelos de consistencia sintética en los que, entre la ternura y la ironía, cobran nuevas e insospechadas vidas los clásicos de la sci-fi y los monstruos de la serie B. Historias breves de largo recorrido en las que también caben viñetas de cotidianidad entintadas en melancolía.
Pero poco resquicio para la congoja hay en un regreso pos-Covid que ya arranca al trote de Sigue Sigue Sputnik con 'Cuando luchan los kaiju', una suerte de vibrante rockabilly electrónico en el que el narrador se oculta en un refugio subterráneo mientras Godzilla y otras mutaciones anfibias anejas arrasan con todo en su lucha de poder. El encierro, el miedo ante una amenaza impensable, el ansia de libertad… Experto en buscar esas grietas por las que lo fantástico se introduce en la realidad, Galvañ hilvana una estupenda alegoría del apocalíptico mundo pandémico. No es el único momento desmelenado, e incluso potencialmente bailable, de un disco de vocación catártica. 'Nanorobots' bebe declaradamente de Devo , pero con ese estribillo taladrador bien podría ser uno de esos hits lapa que They Might Be Giants se sacan de la manga cuando les viene en gana. El trote rítmico también acompaña a 'Mi jefe es el mal', una delicia conspiranoica, y a 'Avecrem', la crónica humorística de un matrimonio sin sustancia. Rebajando el ímpetu, los aromas a los cincuenta de ‘Plot twist”, una entrañable oda al 'spoiler' de inesperado desenlace, revalidan la versatilidad de un músico que, superada la travesía de los meses de oscuridad, parece haber decidido que es el momento de descorrer las cortinas, respirar hondo... y poner los sintes en órbita.
Por Fernando Pérez.
Low - 'Hey What'
«He aguantado el nuevo de Low 56 segundos», aseguraba Antonio Luque ( Sr. Chinarro ) en su perfil de Twitter hace una semana. «Una pena, porque a partir del segundo 57 es maravilloso», «¡Dale otra oportunidad, es un discazo!» y «Si solo has escuchado 56 segundos, son ganas de incordiar», le afearon rápidamente algunos de los seguidores que la banda de Duluth (Minnesota) ha hecho en España desde que fichó por Sub Pop en 2005 con el sorprendente y elogiado ‘ The Great Destroyer ’. «Vamos a ver. Es que no me gustan, lo siento», replicaba el sevillano.
Pero si Low tiene un mérito es haber conseguido que su pequeña legión de seguidores devotos no le abandone ni ante la deriva más experimental que tomó con ‘Double Negative’ (Sub Pop, 2018), su anterior trabajo, y continúa con el reciente ‘ Hey What ’. Una búsqueda constante de la belleza en la que Alan Sparhawk (guitarra y voz) y Mimi Parker (batería y voz) parecen empeñados ahora en transitar por los caminos más largos y difíciles, como queda de manifiesto en la primera parte del álbum. ‘White Horses’, ‘I Can Wait’, ‘All Night’, ‘Disappearing’... Huesos duros de roer, ásperos y claustrofóbicos, que no dejan entrar la luz hasta que aparece la balsámica voz de Mimi sobrevolando las alargadas notas del órgano en ‘Hey’. Entonces el disco despega y reluce, por fin, con ese habitual rompepiernas de la banda que tan bien mezcla la delicadeza y el caos, las melodías casi místicas y el ruido y la distorsión. De ‘Don’t Walk Away’ a la sacudida de ‘More’ y, sobre todo, ‘Days Like This’, una de esas piezas que bien merecen un elepé entero. Habrá que tener paciencia… el sendero continúa.
Por Israel Viana.
'I’ll be your mirror: A tribute to The Velvet Underground & Nico’
Cuenta la leyenda que sólo un puñado de personas compraron el álbum de debut de la Velvet Underground pero que casi todas ellas acabaron en algunas de las bandas más relevantes de la historia del rock. Uno de los que pasó por caja en su día fue Michael Stipe , por lo que tiene algo justicia poética que el cantante de R.E.M sea ahora el encargado de abrir este ' I’ll Be Your Mirror' , sentido homenaje a (1967) a cargo de una docena de artistas de la órbita más o menos alternativa. Un proyecto capitaneado por el productor Hal Willner , fallecido víctima del covid en abril de 2020, y que coincide con el estreno del documental de Todd Haynes sobre la banda neoyorquina.
Nuevas salvas para celebrar el legado de Lou Reed , John Cale , Maureen Tucker y Sterling Morrison (vale, también de Nico y Andy Warhol ) y rodillas hincadas ante la eternidad de un ‘Banana Album ’ que, décadas después, sigue inspirado atrevidas y angulosas relecturas como la asilvestrada ‘European Song’ que firman Iggy Pop y Matt Sweene y o la narcótica ‘Venus In Furs’ de Andrew Bird y Lucius . ¿Momentos estelares? Unos cuantos: la vaporosa ‘Femme Fatale’ de Sharon Van Etten ; Thurston Moore y Bobby Gillespie midiéndose con la perversa ‘Heroin’; Kurt Vile tratando de domar una desbocaba ‘Run Run Run’: Courtney Barnett bordado ‘I’ll Be Your Mirror’; St. Vincent y Thomas Bartlett transformando ‘All Tomorrow 's Parties’ en un cuadro cubista; la calidez que desprende el ‘Sunday Morning’ de Michael Stipe… Nadie desentona en este baile de máscaras al que todos los invitados han acudido de etiqueta para celebrar que, 54 años después, aún ha de nacer quien pueda estropear canciones como ‘I’m Waiting For The Man’ o ‘There She Goes Again’.
Por David Morán.