ÓPERA
«Cosí fan tutte» en Aix-en-Provence: cuestión de conciencia
El festival francés arrancó con una producción de la ópera de Mozart dirigida por Louis Langrée y Christophe Honoré
El Festival d'Aix-en-Provence arranca con el propósito de interpretar la realidad: reinventarla, embellecerla o, simplemente, tamizarla a través de la creatividad del artista. La jornada inaugural, primera de las diez representaciones de la nueva producción de « Così fan tutte », ha proclamado estos princicipios desde la doble perspectiva de Louis Langrée y Christophe Honoré, director musical y escénico respectivamente. La opinión de los espectadores se ha revelado discreta en el primer caso y definitiva en el segundo. El abucheo a Honoré no hará época pero da que pensar sobre la necesidad de diversión en un momento de especial inquietud social. Marsella, referente de la cultura musulmana de Europa occidental, está a 30 kilómetros. Se entiende que armonizar el espacio mediterráneo sea una prioridad reconocible en la programación general del festival.
«Così fan tutte» (**)
Música de Wolfgang Amadeus Mozart. Libreto de Lorenzo Da Ponte. Intérpretes: Lenneke Ruiten
Kate Lindsey
Propone Honoré desarrollar el «dramma» de Da Ponte y Mozart en una ciudad africana durante el imperio colonial italiano de Mussolini . La idea queda lejos de la naturaleza «giocosa» de la obra y obliga a resolver el enredo amoroso y el juego de cruce de parejas en un ambiente violento y depravado, catalizado por el morboso celestino Don Alfonso. Parece evidente que verlo significa compartir un desagradable conglomerado de emociones , abandonar el mecanismo caricaturesco de la burla e incrustarse en una certeza incómoda, plagada de violaciones, dejaciones y desprecio a la comunidad negra ante la que sólo cabe el consuelo que proporciona la música de Mozart.
Pero la realización musical de Langrée se sumerge en un continuo muy poco estimulante , de manera que el sopor de la melopea apenas se gestiona con destellos de excepcionalidad gracias al trabajo de la Freiburger Barockorchester . Frente a la pulcritud de estos triunfa la monotonía del total, junto a la claridad de la textura y la extraordinaria comodidad de lo impecable habita la falta de vuelo y expresividad. Sandrine Piau aporta detalles de buen gusto, alguna media voz y gestos de cierta personalidad, mientras el tenor Joel Prieto gestiona una línea de canto agradable llevado por la intuición antes que por la sabiduría musical. Es lo más destacado de un reparto convencional, aburrido, tan poco sugerente que nada de lo que se diga tiene valor más allá de la irritante obviedad.