Coldplay: hasta el infinito y más allá

El grupo británico tocará en Barcelona el jueves 26 y el viernes 27

El salto estratosférico, ese con el que salieron de órbita y tras el que ya no hubo vuelta atrás, vino con «A Rush Of Blood To The Head», su segundo trabajo. Desde entonces, no ha habido más talla para Coldplay que la XXL, y donde antes había salas de pequeño aforo, reverencias a Jeff Buckley y Echo & The Bunnymen y estribillos de inocencia desarmante encontramos ahora estadios cada vez más grandes, injertos de electrónica vitalista y un puñado de himnos servidos entre neones chillones y épicos crescendos.

Esa es, a grandes rasgos, la imparable línea ascendente que los británicos han trazado desde que se estrenaron en 2000 con «Parachutes» y, acto seguido, empezaron a medirse con el reflejo de U2 en la pugna por el cetro del pop de estadios. A los irlandeses, es cierto, aún no hay quien les tosa, pero Chris Martin y los suyos no hacen más que comerles terreno en una maniobra de asalto que, redoble de tambor, alcanzará su cénit la semana que viene, cuando se instalen durante dos noches en el Estadio Olímpico de Barcelona. Un doblete solo al alcance de los más grandes –el último en conseguirlo fue Bruce Springsteen en 2012– que servirá para presentar en España «A Head Full Of Dreams!», trabajo con el que los londinenses se han querido sacudir las penas del mortecino y grisáceo «Ghost Stories» para reiniciar la euforia en tecnicolor de «Mylo Xyloto». Un nuevo cambio de rumbo –otro más– con el que los autores de «Viva la vida» dan esquinazo a los problemas amorosos de Chris Martin –«Ghost Stories» era, sobre todo, la crónica musicada de su separación de la actriz Gwyneth Paltrow– para sacudirse esa cabeza repleta de sueños y sembrar el campo minado del pop de himnos para el fin de semana, diversión y, en fin, días asombrosos.

Pensando en el directo

En busca aún de otro himno capaz de reproducir las oleadas de euforia, entusiasmo y pegajosidad de «Viva la vida», los londinenses han vuelto a colaborar con Avicii, rey Midas de la electrónica trotona, y se dejan acompañar por Beyoncé y la diva sueca To Love para rematar un disco que picotea del R&B, la música disco, el pop épico y las excursiones africanas. Un trabajo que parece diseñado específicamente para el directo y que, a juzgar por el desarrollo de la gira latinoamericana, será la base de su regreso a Barcelona siete años después de su última actuación en la ciudad.

En aquella ocasión, los de Chris Martin se estrenaban en el Olímpico después de haber pasado por prácticamente todas las salas y pabellones de la ciudad y pagaron la novatada con un festival de cortes de sonido y problemas técnicos que acabaron desluciendo la actuación. Venían tirando del hilo de «Viva La Vida Or Death And All His Friends», álbum que les aupó definitivamente a un olimpo del pop al que parecía que no le acababan de coger las medidas. Ahora, convertidos ya en una gigantesca maquinaria de pop y cómodamente instalados en ese panteón que han ido surtiendo con trabajos tan exitosos como irregulares, los británicos regresan para meterse en el bolsillo de una tacada a 130.000 personas y ofrecer las dos únicas paradas españolas de una gira que marcará un nuevo hito cuando la banda actúe durante cuatro noches seguidas en el estadio de Wembley.

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