Música
Los cinco mejores discos de flamenco del año 2021
Reunimos todos ellos en una lista de Spotify donde disfrutar del cante y el toque de los maestros y nuevos valores que publicaron su álbum en estos últimos doce meses
La producción discográfica en el flamenco no es tan extensa como para elaborar largos listados con los mejores álbumes del año. Por ello, y para tener la opción de quedar mal con los artistas que no incluya, reduzco la cifra a cinco. Los cinco mejores discos del 2021; o, mejor, cinco que por diferentes razones han supuesto un hito, por pequeño que sea . Nos dieron que hablar. Suscitaron cosas. Proyectaron artistas al estrellato, nos descubrieron a algunos y nos confirmaron a otros. Siguen las relecturas del pasado, los cambios de prisma. Lejos de habitar en la vitrina de un museo, el flamenco sobrevive, «a pesar de los flamencos», como dice la investigadora Catalina León Benítez, que siempre tratan de matarlo. La guitarra toma altura entre promesas y leyendas. Otros instrumentos, como el contrabajo, se incorporan. Y el cante avanza tan lleno de intimismo a veces como a horcajadas de un caballo que rezuma y grita en este 2021.
'Herencia', de Rafael Riqueni
La capacidad creativa y el carácter sorpresivo de la música de Rafael Riqueni, en quien Bach se hace farruca y el Niño Ricardo un elemento propio, convierten su 'Herencia', en mi opinión, en el álbum más importante del año . Es, además, el primer disco flamenco compuesto por el de la Calle Fabié, una más de Triana, en este siglo. Después de 'Alcázar de cristal' (1996), y tras un Guadiana de retiro, guitarra y prisión, quien aunó el toque clásico con el jondo, prestando especial atención al nacionalismo musical de Falla, Albéniz, Turina y Granados, nos sorprende con su sonanta al desnudo. Toda llena de heridas, con cada una de las piezas dedicada a un compañero distinto, Paco de Lucía y Morente, Mario Maya, Tomatito o Manolo Sanlúcar, muestra el agradecimiento a sus coetáneos.
Pone la técnica al servicio de las ideas, siempre novedosas, pero pertenecientes a un universo propio, con acordes inventados y dibujos imposibles de prever, y logra una obra maestra llena de nostalgia y soledad. De recogimiento. También confesión. Lo hace gimiendo por seguirillas y susurrando en el trémolo de la granaína, que se desarrolla con naturalidad tras un contundente glisando. También haciendo de la sevillana un aroma nuevo, aunque siempre estuviera ahí, y de la minera un lugar donde vivir en la aspereza. Sus repeticiones envolventes. Los ciclos que de pronto escapan de la repetición por donde no se espera. Las dentelladas de las yemas… Todo eso que le bulle en el pecho y que después, de alguna forma, deja nacer en las cuerdas conforman su creación. 'Herencia', producido por Paco Bech, su mánager, y el guitarrista Manuel de la luz, encabeza por su enorme envergadura nuestra lista. La crítica, y el público, así lo han recibido.
'Se prohíbe el cante', de Esperanza Fernández
'Se prohíbe el cante', de Esperanza Fernández, queda en segunda posición; si es que el orden, injusto también, tiene sentido en esta selección. Partiendo de aquel cartel coercitivo que se colgó en numerosas tabernas en determinadas épocas, una de las cantaoras más solventes del panorama actual se mide al público en directo , enmarcando así doce registros sonoros de la máxima calidad artística. Con ellos da buena cuenta de su discurso propio. Hace lo más complejo: innovar sin salirse de lo más ortodoxo . Aportando sello, alargando aquí, cambiando la cadencia de allá, dejando en este otro espacio un silencio que suena en sí, que se levanta va y nos dice algo.
De alguna forma, la hija de Curro Fernández, también cantaor, reivindica la cercanía con los espectadores en tiempos de distancias prudenciales. Cuando lo que prima en otros géneros tiene más que ver con la postproducción, ella graba en directo. Y clama al cielo con la boca abierta en forma de bostezo por el flamenco en su estado natural . El primigenio. Lo hace a modo de retrato generacional, junto a sus amigos: Miguel Poveda , Arcángel , Rocío Márquez , José Valencia , Jesús Méndez , Marina Heredia , Tomatito y su padre comparten el escenario de muchas de las peñas que ha visitado. Está, por tanto, casi todo: contemporaneidad, viveza, variedad de palos y estilos, de estéticas, público, raza, corazón... Y cante.
'Al toque', de Pablo Martín-Caminero
Pablo Martín-Caminero, contrabajista a medio camino entre la música clásica, el jazz y el flamenco, alcanza en su quinto trabajo de estudio, 'Al toque', una cima de la belleza. En formato de trío , junto al percusionista Paquito González y el pianista Moisés P. Sánchez, se embarca con arrojo, por lo que siempre tiene de osado versionar composiciones emblemáticas , en una hazaña de pentagrama y seso.
El vitoriano se adentra en la razón de ser de obras de Paco de Lucía y Moraíto , en sus tuétanos. También de Sabicas , Rafael Riqueni , Manolo Sanlúcar , Pat Metheny , Cañizares y Gerardo Núñez . Pero su único alarde tiene que ver con la sobriedad. Le coloca un velo de elegancia y jazz a todo lo que toca, y los emblemas relucen con un brillo diferente. Nada se agita, pero todo se mueve. Cambia de lugar. El fandango al Niño Miguel, la danza arábica, 'Nacencia', 'Alcázar de Sevilla', los tangos 'Rocayisa'… Lejos de arrastrar o dejar ileso, eleva lo ajeno por otros derroteros. Eso lo conduce, como poco, a este tercer puesto.
'Amor', de Israel Fernández y Diego del Morao
Israel Fernández, en el cuarto, ha sido la gran revelación del 2021 para las masas. Publicó 'Amor' con la guitarra de Diego del Morao como acompañante, y lo vimos después por televisión. En programas de gran popularidad, como La Resistencia, de Movistar. En la radio, en prensa, como cabeza de cartel en el Festival Flamenco On Fire de Pamplona y agotando las entradas de la Suma Flamenca madrileña. Ha grabado para Colors, la productora de Berlín que llama a figuras talentosas de todas partes del mundo, y ha protagonizado, en definitiva, un año dorado en su carrera.
Son muchas las claves de su éxito : un timbre laíno y quebradizo, una puesta en escena contundente y disruptiva, una imagen poderosa… Todo ello ha atraído a cientos de seguidores. Videoclips como carta de presentación, sustancia si comenzamos a hurgar en su garganta, desgarro, compás… El de Toledo, con 'Amor', ha empujado a los jóvenes al interior de los teatros para que lo escuchen cantar por la Niña de los Peines y por seguirillas, que en su caso duran tan solo tres minutos. Y esa es otra de las claves, la brevedad: si la gente, con un ojo en la pantalla del teléfono y una oreja en la televisión, no presta atención a siete minutos de cante, él ofrece tres. Y así pueden acceder con facilidad a sus recursos. Por soleá, por bulerías, por Camarón, por sí mismo… Cantes cortos, directos y para todos. Sin alejarse de la profundidad.
'Mar verde', de David de Arahal
Por último, en quinto lugar, por el descubrimiento que supone para todos y por su incorporación a los carteles, destaco a David de Arahal. El joven guitarrista ha publicado 'Mar verde', su ópera prima . Frescura, originalidad, técnica y, sobre todo, una madurez impropia para los 21 años. Y lo mejor: precoz, pero no definitiva. No es una figura, sino una promesa de lo que podría llegar a ser. «Qué difícil es comer despacito cuando hay ganas de comer», sentenció una vez Curro Romero.
Las colaboraciones con las que cuenta para la ocasión, Miguel Poveda , Israel Fernández , El Galli , Sandra Carrasco y Antonio Canales , no restan protagonismo a sus cuerdas, sino que le aportan algún matiz. Él puede pintar con la melodía. Crear paisajes que antes de su empeño no existían y hacer de sus golpes tarareos memorables. Algo así sucede con la malagueña y el fandango, con la bulería, la farruca… Se cuela por los palos en desuso, también la petenera, y los devuelve contra un espejo. Toca con intimismo, pero es también enormemente efectista. Es decir, le gusta gustar. Y, por el momento, lo consigue. Por eso es su apuesta la que cierra un 2021 caudaloso, como convulso, para el arte.