Chanel en Madrid: «Perdonadme, de tanto llorar tengo conjuntivitis»

La artista actuó en Madrid pocas horas después de su bronce en Eurovisión, visiblemente agotada pero agradecida por el recibimiento de sus fans

Chanel como redención, por Juan Carlos Girauta

RTVE

Nacho Serrano

Chanel ha conseguido que ocurran cosas insólitas . Que nos den el mayor número de 'twelve points' de nuestra historia, que alcancemos el mejor puesto en lo que va de siglo y la puntuación más alta jamás lograda, que la izquierda modernuza sufra un ataque de puritanismo y la derecha alabe su culo al aire… definitivamente, la actuación de Chanel (que no ella misma, aún) es un fenómeno pop con todas las letras, tan magnética como controvertida.

Este domingo, apenas diez horas después de arañar el cielo de Turín y seguramente sin echar un sueñecito, la artista de Olesa de Montserrat exprimió sus últimas gotas de adrenalina dándose otros baño de masas en la Plaza Mayor de Madrid , que se llenó con dos horas de antelación para ver a la heroína eurovisiva.

Con casi media hora de retraso, Chanel subió a las tablas vestida de negro, con gafas de sol para ocultar ojeras y lloreras. «Perdonadme, que llevo gafas de sol porque de tanto llorar tengo conjuntivitis», dijo la artista antes de deshacerse en agradecimientos a sus seguidores: «¡Gracias! ¡Gracias! Todo vuestro cariño, vuestra pasión, vuestra buena energía, vuestras veletas y vuestros buenos deseos nos han llegado a todo el equipo. Cuando nos bajamos del escenario nos sentimos ganadores morales ».

Si hay una palabra que defina la interpretación del 'SloMo', esa es precisión. Pero esa virtud, en su cita con los madrileños, casi no venía ni a cuento. Ella es una 'pro' del 'show business' que si sube al escenario es para buscar la perfección, pero en su aparición sorpresa en las fiestas de San Isidro se soltó el pelo para disfrutar del momento, sin atender a coreografías ni efectos visuales. No tenía el cuerpo para más, sus fans lo entendieron perfectamente y la aplaudieron a rabiar durante los tres minutos y pico de 'SloMo'. Que claro, después de toda la tarde esperando al sol, debieron saberles a poco.

Tengo que confesar que al principio pensé que la canción de Rigoberta tendría más 'chance' que Chanel en Eurovisión, con esa melodía fusilada al Himno de la Alegría y un estribillo con repetición de sílabas (ma-ma-ma-ma-ma-ma), golosina típica del certamen. Pero a la vista del criterio que ha articulado las decisiones del jurado, por una vez RTVE ha acertado de pleno. Especialmente al no llevar a Tanxugueiras , a la luz del resultado obtenido por una propuesta tan parecida como la de las bretonas que han dejado a Francia en penúltimo lugar. Tampoco creo que la Bandini hubiera tenido mucho más apoyo popular, porque el de Chanel ha sido abrumador. Y merecido: su tercer puesto (¡y qué poco faltó para el segundo, que hubiera sido victoria moral!) dignifica el resultado artístico de una edición marcada más por la política que por el sentido del espectáculo.

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