Concierto de Año Nuevo de Viena
Barenboim dirige por tercera vez el concierto: del Danubio Azul a la Marcha Radetzky entre mascarillas FFP2
El director argentino recuerda la «importancia espiritual de la música» en un espectáculo para mil personas con PCR negativa, donde no faltarán las sorpresas
El movimiento de traslación de la Tierra es de forma elíptica y marca la repetición cíclica de acontecimientos como el Concierto de Año nuevo de la Filarmónica de Vien a. Daniel Barenboim , que se encarga este año de la dirección, repite también de forma elíptica sus declaraciones sobre la preocupación que le produce la evaporación de la educación musical en Europa. «El mundo está olvidando la importancia de la música, no hay educación para los niños en los colegios», ha reiterado este año, sin ocultar su pesadumbre por el futuro de un continente en el que las nuevas generaciones centroeuropeas no saben leer una partitura. «Hay que recordar al mundo que la música es una de las actividades más importantes», ha dicho a periodistas en Viena, a los que ha confesado que espera «inspirar» a los políticos para que despierten a «la importancia de la necesidad espiritual de la música para la población... no solo a causa del coronavirus, sino en general».
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En la elaboración del programa, Barenboim ha perseguido también la cuadratura de la elipsis, el equilibrio perfecto entre lo viejo y lo nuevo, con quince piezas, de las que seis no han sido nunca interpretadas en este tradicional concierto. Además de las obras de Johann, Josef y Eduard Strauss , aparecen los compositores Carl Michael Ziehrer y Joseph Hellmesberger , una apuesta personal de este director, que cumplirá 80 años en 2022 y que lleva más de cinco décadas trabajando estrechamente con la Filarmónica de Viena.
Por supuesto, no faltará el esperado cierre con el ' Danubio Azul ' y la ' Marcha Radetzky ', que no por consabidas dejan de ser las obras más deseadas por el público, este año compuesto por mil espectadores vacunados y con mascarilla FFP2, que además mostrarán una PCR negativa realizada como máximo 48 horas antes del concierto; se erigen en representantes privilegiados de los millones y millones que lo seguirán en la retransmisión televisiva en directo para noventa países.
Barenboim también se siente « privilegiado » por dirigir este concierto por tercera vez, después de los de 2009 y 2014, años en los que ya expresó su angustia por el desapego creciente de la sociedad europea de la música clásica. «Mil personas no es el ideal, pero es soportable», opina el director, que insiste además en que « la música debe disfrutarse en directo » y que recuerda que «para que la música suene sin esfuerzo, hay mucho trabajo por parte de todos, de los que tocan la música y de los que la escuchan».
Barenboim ha distribuido el programa en áreas temáticas: además de la mitología, los cuentos de hadas y Oriente, figura el rapto nocturno. Y en su dirección ha dado prioridad a la naturalidad y a la creatividad espontánea de la Filarmónica de Viena, «como si estuvieran componiendo las obras en el mismo momento en que las tocan».
El presidente de la junta directiva de la orquesta, Daniel Forschauer , «casi llora» en el ensayo de la mañana del miércoles. «El apego de los maestros a este director es evidente, la química emociona, y el esfuerzo y la disciplina que exige tocar en estas condiciones me sobrecoge; es un milagro que finalmente podamos disfrutar de este concierto», ha declarado, en referencia al uso escrupuloso de la mascarilla durante los larguísimos ensayos, y a los test diarios a los que han estado sometiéndose los músicos, sin que se haya registrado ningún positivo.
Forschauer ha revelado que la Escuela Española de Equitación y sus elegantes caballos blancos han sido incluidos entre las sorpresas televisivas, a la altura de la 'Polca Ninfa'. También disfrutaremos de una 'danza humanoide' a cargo del Ballet Estatal de Viena en el Palacio de Schönbrunn, con vestuario de Arthur Arbesser . La televisión pública austriaca ORF aprovechará para difundir bellísimos paisajes del país alpino y el mundo volverá a girar por un momento a ritmo de vals y en torno a la Sala Dorada del Musikverein, pero sin abandonar su trayectoria de elipsis ni la elegancia inherente a la danza de los astros.