Música

Artistas flamencos muertos en la carretera

Una lista negra que incluye al Cojo de Huelva, Manolo Caracol, La Niña de Antequera y Pedro Bacán, entre otros muchos

Rotonda dedicada a Pedro Bacán ABC

Luis Ybarra Ramírez

Fueron muchos los artistas que perdieron la vida en el asfalto. Han corrido ríos de tinta sobre el trágico final, y siempre a destiempo, de Nino Bravo y Tino Casal, el de Cecilia, Jesús de la Rosa, el vocalista del grupo Triana, y, más recientemente, Àlex Casademunt, el joven que se dio a conocer en la primera edición de Operación Triunfo. En el flamenco, por desgracia, hay una larga nómina de cantaores, guitarristas y bailaores que fallecieron por accidente de tráfico. El último, el pasado mes de marzo, cuando sorprendió la noticia de la muerte de Armando Linares, promesa del toque, a los 27 años .

El estado de la red de carreteras de los 50 , sumado a las escasas medidas de seguridad con la que se diseñaban los coches (en comparación con el parque automovilístico de hoy, claro), la permisividad de las leyes y la falta de consciencia (sí, beber no era un problema) daban como resultado una auténtica bomba de relojería. Por esa bomba se movilizaban los artistas de fiesta en fiesta. Por los festivales, que entonces nacían, teatros, reuniones privadas y ventas que de madrugada unían pueblos con ciudades. Entre los muchos que perecieron en esa década destaca, entre otros, El Cojo de Huelva . De regreso del trabajo, un evento en Alcalá de Guadaíra para el que habían sido contratados, y junto al excelente fandanguero Pepe Aznalcóllar y el guitarrista Gutiérrez, quienes solo resultaron heridos, dejó viuda a su mujer. Fue en octubre de 1954. Después, en torno a ella, se celebraron varios homenajes para recaudar fondos, pues había de sacar adelante una casa con niños.

Pero lo peor, para este arte, ocurrió en los 70 . A todo lo anterior hemos de sumar la alta velocidad que comenzaron a alcanzar los vehículos. En 1972, perdió la vida La Niña de Antequera , figura del cante y de la copla que grabó un buen aluvión de discos, tuvo éxitos como el de 'Ay mi perro' y compartió carteles con Juanito Valderrama y Rafael Farina. También La Perla de Triana , una de las cantaoras gitanas que paseó por la nación la música del arrabal sevillano antes de toparse con la fatalidad del destino, teniendo ya una edad muy avanzada.

El día que murió Caracol

Estatua de Manolo Caracol

Al año siguiente, ocurrió el más sonado de todos los accidentes que aquí recogemos: el de Manolo Caracol . El genio de la Alameda, afincado en Madrid durante décadas, se dirigía a Los Canasteros, su tablao, en aquel fatídico febrero de 1973, cuando aconteció el infortunio. Se especuló en las crónicas de entonces sobre el hecho. Pero el hecha real, valga la redundancia, es que el mazazo para la cultura española fue prominente, pues el maestro era todo un icono que trascendió lo jondo. Representaba el sonido de una España que, sin La Niña de los Peines, Pepe Pinto ni Manuel Vallejo, agonizaba.

Disco de Antoñita Peñuela

Antoñita Peñuela , una folclórica que se acercó al flamenco a través de palos como el fandango, la rumba y el tanguillo, murió en 1975. Tenía 28 años y hacía una semana que había dado a luz a su segundo hijo. Casi 20.000 oyentes mensuales conserva aún en Spotify: sus fieles. Y es que 'La espabilá', después de todo, es un clásico, como 'El ganadero', 'Tarde de toros', 'Camionero' y las 'Carceleras del Puerto'.

En octubre de 1981 llegaron noticias desde México: Carmen Mora , la bailaora que formó el popular Trío Madrid con Mario Maya, con quien estuvo casada, y El Güito, había fallecido en una vía. También lo hizo su acompañante, el bailaor Félix Ordoñez . Paco Izquierdo, guitarrista, y Goyo Montero, bailarín y coreógrafo, así como la esposa de este último, Roma María, resultaron levemente heridos. La colisión tuvo lugar en Torreón, a mil kilómetros de México D.F., durante la madrugada.

Tal vez la última muerte por accidente automovilístico que causó un fuerte impacto entre la afición fue la de Pedro Bacán , el guitarrista y compositor de Lebrija que lideró el toque de acompañamiento durante décadas. Creó, avanzó, desarrolló la técnica desde su clasicismo y sacó a algunos de los suyos de la oscuridad: a su hermana Inés Bacán, por ejemplo, que ha confesado no superar jamás la ausencia «del más especial de la familia, el más culto e inteligente de las personas que he conocido».

Por la noche actuó con El Lebrijano en Lora del Río, Sevilla. Condujo hasta casa del cantaor y charlaron de proyectos futuros durante toda la noche. A eso de las nueve de la mañana, el guitarrista emprendió de nuevo el viaje de vuelta a su domicilio, pero, a la altura de Los Palacios, tuvo el choque. Pedro Bacán armonizó, modificó escalas, levantó espectáculos y dejó, con su desaparición, un espacio imposible de ocupar. El asfalto, y la imprudencia, ha robado tanto talento como la enfermedad y la droga.

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