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Dire Straits, el grupo que mató al vinilo

Con «Brothers In Arms», la banda de Mark Knopfler logró hace ahora treinta años la primera victoria del disco compacto sobre el de plástico

Dire Straits, el grupo que mató al vinilo Helge Øverås

jesús lillo

No había más que darle la vuelta a los sencillos de siete pulgadas que fueron saliendo de «Brother In Arms» (1985) para advertir el peligro y sentir en la nuca el aliento del lobo: «Philips Compact Disc presents Dire Straits Live in 85» . Un total de 248 conciertos dio el grupo británico a lo largo de un año en el que trabajaron en exclusiva para la compañía que junto a Sony planeó el asalto a las discotecas domésticas . Los Dire Straits, que por entonces eran los más grandes, tocaban sus canciones, Philips anunciaba sus aparatos reproductores y las discográficas se relamían con la idea de una reconversión tecnológica , primera de una serie interminable y ruinosa para el consumidor, que iba a llevarlo a cambiar sus discos de toda la vida en un tocomocho histórico .

La banda de Mark Knopfler fue la primera que consiguió que la edición digital de un disco superase en ventas a la de vinilo, una victoria que cobra aún más significado a partir de las babilónicas cifras comerciales de «Brothers In Arms» : diez semanas como álbum más vendido en el Reino Unido, nueve en Estados Unidos y más de treinta millones de copias facturadas en todo el mundo . Si el vídeo mató a la estrella de la radio, los Dire Straits le dieron la extremaunción al disco tradicional.

«Brothers In Arms» fue etiquetado como «DDD»

Despachado como una de las primeras grabaciones totalmente digitales de la historia, y etiquetado con aquel DDD que anunciaba una calidad sonora nunca oída, «Brothers In Arms» contenía, además de muy buenas canciones, una parafernalia tecnológica que terminó de engatusar al público. Con el inestimable apoyo de la MTV, otra señal de los nuevos tiempos, el vídeo de «Money For Nothing» presentaba a Dire Straits metidos en una pantalla de televisión. Renovarse o morir. Hechizados por las supuestas virtudes de una nueva era musical que en el pecado llevaba la penitencia , los seguidores del grupo no solo compraron su ejemplar digital de «Brothers In Arms», sino que se pusieron a adquirir todo el catálogo de los Dire, como eran conocidos en una España que no tenía idiomas y que tendía al compadreo, en su nueva versión. Como veinte años antes y por encargo le había escrito Rafael de León a Carmen Sevilla , «Familia Philips, familia feliz» . Sarna con gusto no pica.

Ahora que las discográficas anuncian la edición de discos presuntamente clásicos «por primera vez vinilo» -la vuelta de la misma tortilla, receta bandolera -, merece detenerse en el origen de una fiebre cuyo contagio fue meticulosamente programado y que tuvo como cómplice necesario al grupo que por entonces más vendía. Nada fue causal en 1985. No había más que leer el reverso de los singles de «Brothers In Arms» para darse cuenta de quién estaba detrás de todo aquello y por dónde iban los tiros.

Dire Straits, el grupo que mató al vinilo

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