Paul Weller: «Me encanta sentirme contemporáneo»
El artista británico, ex líder de The Jam y de The Style Council, publica «Saturns pattern», su duodécimo disco en solitario
Desde mediados de los 70, cuando era un adolescente que repartía sus querencias musicales entre el musculoso pop de los 60 y la energía del incipiente movimiento punk, Paul Weller se convirtió en referente de la escena británica. Líder hasta 1982 de The Jam, acaso la mejor banda inglesa de esos años, refinó su propuesta con The Style Council, acercándose a otra de sus grandes pasiones: el soul. La trayectoria de The Style Council fue irregular y acabaron separándose en 1989, cuando su compañía discográfica decidió despedirles.
Fueron los momentos más amargos en la carrera de un Paul Weller que resurgiría de sus propias cenizas en los primeros años de la siguiente década. «Paul Weller» (1991) era un disco algo errático, pero los soberbios «Wild Wood» (1993) y «Stanley Road» (1995) le hicieron recobrar toda su credibilidad, convirtiéndole en una especie de «padrino» del entonces pujante Brit Pop .
Ahora, absolutamente consolidado como una de las grandes figuras de la música popular de su país, Paul Weller publica su duodécimo disco en solitario, el espléndido «Saturns Pattern» , en el que se encuentran algunas de sus mejores canciones en mucho tiempo: «Creo que hay una equilibrada combinación de experimentación y clasicismo. Es cierto que quería un álbum más melódico, con canciones más fáciles de asimilar, pero tampoco quería renunciar a probar cosas diferentes».
Después de toda una vida haciendo canciones, Weller no tiene un «libro de estilo» definido, lo que para él es una ventaja: «La verdad es que con cada disco es diferente; normalmente, empiezo con algunas ideas previas, pero algunas de ellas se concretan y otras no. En todos los discos hay cierta planificación y cierta improvisación, aunque en cada disco varia el porcentaje de una y otra. Creo que eso es bueno para los discos. Me aburriría muchísimo si antes de empezarlos supiera cómo va a acabar cada uno».
Respetado por la prensa y por buena parte de la escena musical, Weller tiene el privilegio de haber podido conectar con varias generaciones: «A los amigos de mis hijos les gusta mi música, y en los conciertos hay mucha gente de mi edad, pero también ves a chavales. Eso me da energía; me encanta sentirme contemporáneo, no ser una especie de reliquia del pasado. Me inspira gente como David Hockney, que con casi 80 años sigue haciendo cosas nuevas».
Padre de siete hijos, de tres matrimonios diferentes, Weller no pone pegas a que sus vástagos se dediquen a la música: «Es un mundo difícil, pero es importante hacer lo que te gusta, inspira y motiva, y si es algo creativo, mejor. Vivir de la música es duro, pero maravilloso. Ahora es Stevie Mac (diez años) el que está todo el tiempo tocando en casa; toca la guitarra, canta y toca muy bien la batería… Reconozco cosas mías en él, pero creo que será mejor que yo».
Caracterizado por los comprometidos textos de algunas de sus canciones de sus primeros años, ahora prefiere otro tipo de letras: «Me gusta hacer cosas diferentes y tratar de mejorar; ahora escribo de una forma más abstracta. No tengo un mensaje que enviar a nadie, sino que me gusta sugerir, y que cada uno encuentre su significado»
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