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El chotis de un alcalde a 45 revoluciones

Antes que Aguirre y Carmona, José Luis Álvarez hizo campaña en 1979 con un chotis, editado en vinilo

El chotis de un alcalde a 45 revoluciones abc

jesús lillo

Como tantos otros candidatos de la UCD, una formación que se parece de lejos a Ciudadanos, por su oportunismo, entonces legítimo y más o menos razonable, José Luis Álvarez ganó las elecciones al Ayuntamiento de Madrid, las primeras municipales de la Transición, celebradas el 3 de abril de 1979. Sin embargo, lo hizo por la mínima y fue Enrique Tierno Galván (PSOE) quien, con la ayuda de otro profesor, Ramón Tamames (PCE), se encargó de impartir una lección magistral sobre gobernanza, pactos y apaños a los millones de españoles que por entonces hacían un curso acelerado de democracia. Lo de Tierno, más que un bando, fue una clase práctica. Antes del cantazo, sin embargo, vino el cante.

Hasta que no llegó Álvarez del Manzano, el casticismo no remontó

Lo normal ahora es que una celebridad -del pop o del deporte, del cine o incluso del gatuperio- se meta a político, pero en vísperas de los años ochenta había tan poca vergüenza y tanta desinhibición en España que Álvarez, que era un señor muy respetable y con muchos estudios y escritos, hizo campaña con una canción. «El chotis del alcalde» se llamaba la pieza, editada como single y, como Dios manda, interpretada con organillo. La UCD la puso a todo lo que daba, una y otra vez, cuando un domingo invitó a los madrileños, gratis total, al Zoo y al Parque de Atracciones. En la Casa de Campo hicieron cola 300.000 personas.

En el año 79, con unos cuantos años de retraso, abundaba la canción protesta, y la Nueva Ola era algo marginal y testimonial, sin apenas penetración. Esto parece «Cuéntame». Lo más alternativo que había en las tiendas y emisoras era el Rollo, que daba sus últimos coletazos mientras se transformaba en el rock más o menos urbano o metálico patentado por Chapa . En este convulso contexto, José Luis Álvarez se lió la manta a la cabeza e inventó la canción antiprotesta. Hilando más fino se puede considerar «El chotis del alcalde» como antecedente de la tercera época de Gabinete Caligari, la de las madrileñadas y las chorreras, pero tiene más valor como canción conformista, un género por explorar, aunque, dada la coyuntura actual, poco prometedor.

Versos capados

A dos voces, con versos capados («Sepa usté que es pa elegir un alcalde y to un ayuntamén») y licencias fonéticas («Acuerdesé, cuando vote el día tres, que pa tener un Madrí limpio y curioso, con un alcalde rumboso, hay que votar a UCD»), el chotis, que acababa con un castizo «rediez», forma parte de un tiempo en el que la astracanada y el desafuero no se improvisaban, como ahora, en las redes sociales o los platós de televisión. Aquellas salidas de tono -oiga usté- eran genuinas y premeditadas superproducciones . Hay programas geriátricos en los que todavía se pueden bailar un chotis con la presentadora, pero aquello tan chulapón de Álvarez era, o pretendía serlo, de amplio espectro, con mucho «share».

Algunos consideran que la Movida nació en la Escuela de Caminos, con lo del concierto de Canito y todo eso, pero lo cierto es que, como cualquier otro paradigma, véase Thomas S. Kuhn, surgió como simple y llana reacción al chotis de José Luis Álvarez. Hasta que no llegó Álvarez del Manzano a la plaza de la Villa, la cosa del casticismo no remontó. Dos años antes, Gabinete Caligari ya le había echado la culpa de todo al chachachá.

El chotis de un alcalde a 45 revoluciones

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