entrevista
McEnroe: «Nos sentimos como unos principiantes en cada nuevo disco»
La banda bilbaína presenta este sábado, en la sala But de Madrid, su quinto álbum, «Rugen las Flores»
Los bilbaínos McEnroe vuelven a la capital tres años años después de la publicación de «Las Orillas» con un quinto disco que les confirma como unas de las mejores bandas que ha dado la música independiente de nuestro país. «Rugen las Flores» (Subterfuge) ha sido grabado en Sevilla, en los Estudios La Mina, coproducido por McEnroe y Raúl Perez, y masterizado por Roger Siebel en los estudios SAE MASTERING en Phoenix, Arizona. De su gestación nos habla el cantante y compositor de la formación, Ricardo Lezón, que acaba de publicar recientemente su primer libro de poemas «Extraña forma de vivir».
-Hace poco presentó el disco en un acústico en Madrid, ¿qué tal fue?
-Con mucha emoción, y además con nervios extra porque íbamos a tocar dos miembros del grupo, pero mi compañero tuvo un problema y no pudo llegar. Así que me enfrenté al público solo, pero muy bien, mucha gente y muy contentos con las canciones. Luego estuve firmando discos, y los comentarios de los fans son muy agradables, parece que el disco ha gustado.
-Además, a los fans les encantará ver que seguís inspirados después de cinco discos. ¿Cómo os reinventáis en cada disco?
-Tenemos un funcionamiento muy particular, porque como todos los miembros vivimos en ciudades distintas no somos una banda muy estándar en cuanto a tocar. No ensayamos todas las semanas, ni siquiera todos los meses, ni tampoco tenemos una relación de amigos. Puede que solo hablemos cuando nos juntamos para un concierto o para grabar. Eso tiene su lado malo, porque a veces piensas que estaría bien disfrutar del día a día, de tocar más, pero luego tiene su parte buena, que es que cuando nos metemos con ello no ponemos de forma muy intensa, como si fuera la primera vez. Han pasado tres años desde «Las Orillas», y ahora nos sentimos así, como unos principiantes de nuevo, como unos maqueteros.
Atmósfera de complicidad
-Es curioso que ensayéis tan poco, porque los conciertos os han dado casi más notoriedad que los discos. Vuestros fans salen realmente alucinados de vuestras actuaciones.
-Aparte de que no ensayamos mucho, no somos grandes músicos. No somos de los que tocan tanto que llega un momento en el que cada concierto de la gira ya se ve como algo fácil, porque estás rodado y has cogido ese punto automático. Para nosotros cada concierto es un comienzo, por eso es tan intenso. Además, lo que recibimos del público nos afecta mucho. También el día que hayamos tenido, nuestro estado de ánimo, si los técnicos de sonido son simpáticos (risas)... Buscamos una atmósfera de complicidad. Somos un grupo pequeño, no tenemos muchos fans, pero los que tenemos, son gente con la que hemos conectado mucho.
-Has mencionado lo de vuestros estados de ánimo, y creo que vuestros discos los reflejan muy bien.
-Sí, la verdad es que cuando echas la vista atrás a nuestros anteriores discos, es exactamente así, una fotografía de un momento de nuestra vida. En las canciones, aparte de las influencias musicales, hay mucho de nuestras conversaciones personales. Porque claro, nos vemos tan poco que cuando nos ponemos a hablar de nuestras cosas, nos ponemos también bastante intensos y eso afecta a la música.
-Además de estados de ánimo, vuestros discos también reflejan vuestra filosofía de vida, como en este nuevo disco. ¿No?
-En «Rugen las Flores» hay un poco más de eso, sí. Está todo muy complicado, pero hay otro reverso de esta crisis, y es donde hay que fijarse. La esperanza, dejar de mirar al lado oscuro...
-¿Eso fue un concepto de punto de partida, o fue surgiendo?
Yo venía de hacer otro proyecto paralelo, Viento Smith, en el que escribí un disco muy oscuro y asfixiante, muy concreto y cerrado sobre sí mismo. Y cuando me puse con el de McEnroe, sí tenía en la cabeza el hecho de que ya me había quitado la parte dura, y quería enfocarlo desde el lado positivo. El punto de partida fue también el poema de Eduardo Lizalde , «Recuerdo que el amor era una blanda furia». Al leerlo pensé: «Quiero escribir desde aquí».
Tres largos años
-¿Cómo sonará este disco en directo?
-Nosotros somos un poco desastre para predecir ese tipo de cosas. Somos muy, muy impulsivos. Este disco arrancó con un WhatsApp, buscamos una semana para hacerlo y cuando llegamos al estudio habíamos ensayado las canciones dos veces. Fue como grabar ensayos, y por eso suena a nuestro directo, así que ni siquiera hemos nos hemos preocupado por cómo lo llevaremos a los escenarios. Nunca planteamos eso, simplemente cogemos el disco y lo tocamos en un escenario, en vez de en el local o el estudio.
-¿No habéis tardado un poco más de la cuenta en grabar este nuevo disco?
-Justo hoy estábamos hablándolo, y nos hemos dado cuenta de que han pasado tres años, Y ha sido como: «La leche, que han pasado tres añazos». Lo que pasa es que con nuestra forma de funcionar, es normal. Para otros grupos sería muchísimo tiempo. Tenemos sensaciones encontradas con eso, porque parece que ha pasado tiempo, pero a la vez, parece que no.
-Para terminar, una curiosidad. El disco fue masterizado en Phoneix, Arizona, y la mayoría de las bandas indies masterizan fuera de España. ¿No hay sitios buenos donde masterizar aquí?
-Es verdad, es una práctica que está muy extendida. Te voy a ser sincero: hasta hace un mes no sabía lo que era masterizar. Y bueno... ahora tampoco lo sé. Me fío de la persona que nos graba. Sí es cierto que una noche de post-grabación, tomando unas cervezas, le pregunté: «¿En serio tenemos que mandar el disco hasta Phoenix?». Me respondió: «¿Tú sabes lo que es masterizar? ¿No? Pues entonces te callas?» (risas). Pero oye nuestro disco «Tú nunca morirás» sí lo masterizamos aquí con Coque Yturriaga.
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