Entrevista
Juan José Téllez: «Paco de Lucía y Camarón son nuestros Lennon y McCartney»
El escritor algecireño acaba de publicar «Paco de Lucía, el hijo de la portuguesa», un exhaustivo repaso a la vida del genial guitarrista
Juan José Téllez es el autor de «Paco de Lucía. El hijo de la portuguesa» (Planeta). Una biografía en la que pormenoriza la vida del genial guitarrista en todas sus facetas: infancia, familia, aprendizaje, pensamientos, amores, polémicas, sus revoluciones musicales... salpicado con cientos de extractos de artículos publicados sobre estas cuestiones, incluidas entrevistas propias. Pero la implicación personal del escritor y poeta algecireño queda patente cuando, en las últimas páginas, asoma el discurso que él mismo leyó en el funeral del músico, concluido con un «Viva Paco, pero recen, recen todo lo que sepan por el alma en pena de la guitarra».
-¿Cómo fueron aquellos días, hace poco más de un año?
-Terribles. Como en una de esas penumbras en las que uno se sumerge cuando el dolor, la perplejidad, lo anulan. Durante dos o tres días fuimos muchos los que anduvimos como zombies. Pareciera como si los dioses no pudieran morirse, y acababa de morir uno de ellos. Cuando su familia me propuso que dijera las palabras laicas de un funeral compartido con diversos sacerdotes, en una ceremonia tan mestiza como la música de Paco, por supuesto me sentí un privilegiado, pero por otra parte de lo primero que me acordé fue de Félix Grande -poeta y flamencólogo amigo de Paco-, que era quien tendría que haber hecho ese discurso si no hubiera muerto hacía unos días, así que sentí una especie de luto doble.
-¿Qué relación tenía usted con Paco de Lucía?
-Larga pero tampoco demasiado intensa. Somos los dos de Algeciras, pero él era once años mayor que yo, así que no coincidimos allí hasta que yo tenías más de veinte años, cuando él era ya una especie de «local hero». Nos veíamos en celebraciones y en noches más o menos bohemias y divertidas. En el ámbito profesional tuve el privilegio de que me concediera alrededor de treinta entrevistas.
La forja de un genio
-En el libro se pone de relieve su autoexigencia. ¿Fue eso lo que le convirtió en un genio?
-En gran medida, sí. Trabajaba mucho en soledad, en una tradición aprendida de su padre, que fue un maestro severo y disciplinado y le transmitió la necesidad de ser constante y perfeccionista. A veces en exceso. Yo distingo entre las personalidades de Francisco Sánchez y de Paco de Lucía. El primero estaba cansado de ese perfeccionismo que para ese otro yo era imprescindible. Guarda cierta semejanza con el drama de los superhéroes de Marvel . Spiderman disfruta de sus poderes arácnidos, pero también le provocan grandes problemas. Paco disfrutaba viajando con su guitarra, pero ésta de vez en cuando se volvía en su contra
-Otra constante era la nostalgia por la niñez. Algo curioso, cuando pasaba tantas horas ensayando.
-Eran tiempos duros y la infancia en los años cincuenta no se puede comparar a la de hoy. Paco sentía la necesidad de ayudar a su familia, aportar algo a casa. La guitarra entonces era simplemente una herramienta para la supervivencia. Su padre Antonio creó una escuela profesional casera, porque en Algeciras, en aquel momento, había bastante dinero en circulación, y los tratos del pescado o del contrabando se gastaban en ventas en juergas. El caso es que sobraban cantaores y faltaban guitarristas, y él pensó que era un buen oficio para la supervivencia de los hijos. Esa niñez perdida la buscó siempre. Paco hizo de su infancia su patria profunda.
-Un extenso capítulo está dedicado a Camarón. ¿No se entiende la vida del uno sin la del otro?
-Efectivamente, son como el yin y el yang, nuestros Lennon y McCartney . Fueron hermanos de sangre, como esos forajidos de leyenda que se atrevieron a irrumpir en el flamenco con una estética nueva, una forma distinta de decir los cantes viejos, y eso fue formidable en los nueve discos que grabaron juntos. Lo que da grima es que podríamos llevar muchos años elogiando la magia que hubo entre ellos y que cambió para siempre el flamenco y otras músicas, y nos hemos pasado buena parte de ese tiempo hablando de contabilidad, de polémicas absurdas sobre derechos de autor que no lo eran.
Enrique Morente
-¿Por qué no se cruzó nunca su música con la de ese otro gran revolucionario del flamenco, Enrique Morente?
-Tanto el mundo de Enrique como el de Manolo Sanlúcar estaban más en una senda de mayor carga intelectual, mientras que la de Paco y Camarón era más intuitiva, sin que una posición desmerezca la otra. Enrique adoraba la literatura, y lo demostraba cantando desde Cervantes a León Felipe pasando por Luis García Montero , pero para Paco las letras eran casi notas musicales. Lo que le gustaba era el soniquete de las palabras más que su significado. Enrique y Manolo son caballos de alta escuela, y Camarón y Paco potros salvajes.
-¿Quedan cosas por descubrir de Paco de Lucía?
-Creo que sí. La vida de una persona como Paco guarda numerosos rincones para el misterio. Hay muchas cosas por explorar, y grabaciones que probablemente afloren.
-¿Y esas juergas flamencas por el Madrid de los años setenta?
-Los silencios son tan varorables como los escritos explícitos. Creo que he contado lo que tenía que contar, Probablemente haya un lado salvaje de Paco que quizás lo cuente otro, pero a mí no me apeteció hacerlo.