El pianista David Peña Dorantes
El pianista David Peña Dorantes - francis jiménez
música

Dorantes: «Me siento músico, no pienso en si lo que hago es revolucionario»

El internacional artista sevillano regresa a Cádiz después de años para ofrecer un recital junto a Francis José y Javi Ruibal

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De tal árbol genealógico, tal curriculum. La ascendencia de David Peña Dorantes ( hijo de Pedro Peña Fernández, nieto de María la Perrata, sobrino de Juan Peña El Lebrijano) resulta tan impresionante como su trayectoria profesional. El pianista sevillano, genio revolucionario del flamenco, ofrecerá el próximo 30 de abril un recital en el Palacio de Congresos de Cádiz. Lo hará en formato trío, junto al contrabajo de Francis José y la percusión de Javi Ruibal.

–El formato que trae a Cádiz goza de excelentes críticas, ¿cuál es el secreto?

–Lo principal es el trabajo. Entre los tres hemos conseguido un sonido diferente al del típico trío de jazz. Considero, y así la crítica lo dice, que es un sonido original.

Hay mucho de flamenco, pero también jazz, clásico y música contemporánea. La clave es la comunicación entre los tres, se dispara hacia el público y el público casi se vuelve uno más de nosotros.

–Y la receta de la brillante carrera de Dorantes, ¿quizá la libertad?

–Quizá sea la libertad, y también que pongo por encima de todo la expresión, el contar y transmitir, la música es eso. Lo tengo muy claro, aunque en momentos haga cosas extrañas, lo hago para transmitir algo.

–¿A qué se refiere con 'momentos extraños'?

–Momentos de posibles ambientes que pueda crear. Cuando toco voy buscando el equilibrio desde que empiezo hasta que acabo, pero todo no está pensado y cerrado, y en medio pueden salir otro tipo de momentos.

–¿Le asustan los debates sobre el purismo o las críticas?

–Yo tuve una época que pensaba mucho en ello, pero ya con los años que llevo no me lo planteo. Todo lo resumo en que tengo que hacer mi música y transmitir con ella.

–Y que piensa cuando le cuelgan etiquetas como la de «patriarca del moderno piano flamenco»?

–Me alejo de esas etiquetas. Yo lo único que me siento es músico y quiero tener siempre la ilusión de hacer cosas, de hacer música. No pienso en nada de cómo me ve la gente o de si lo que hago va a provocar una revolución. Me preparo continuamente, lleno la mochila de recursos constantemente y entonces el resultado, previsiblemente, será que haces cosas que antes nadie había hecho.

–¿No persigue entonces una revolución?, ¿qué busca?

–Lo que busco es hacer composiciones nuevas, siempre. Para no aburrirme, está claro. Llega un momento en la música que uno parte de lo mecánico, de lo que ya tiene, de los vicios. Pero a mí no me gusta no me quiero dejar llevar de lo que ya hago. Huyo de lo mecánico.

–Y ahí se cocinan las fusiones...

–Es música, con recursos diferentes, pero música y ya está. Tampoco nunca me he sentado y he dicho, voy a coger jazz, flamenco y músicas árabes y voy a hacer un guiso. Simplemente es que escucho de todo y a la hora de componer pues se refleja.

–¿Qué música le obsesiona ahora a Dorantes?

–La música turca, que es árabe pero muy diferente. Voy mucho a Turquía para tocar con un trío, partiendo de los gitanos, me he metido con ellos. Ahora estoy engorilado con esa música.

–¿Todo vale para el piano?

–Sí, todo vale. El piano no debe tener límites y dios quiera que no lo tenga. Todo lo que tenga sonido vale para el piano y para cualquier instrumento.

–Está en Cádiz y hemos hablado de revolucionarios de la música. ¿Paco de Lucía?

–Ejemplo clarísimo de lo que es revolucionar el flamenco, crear un nuevo lenguaje. Creó una gramática instrumental para el flamenco y luego lo ha llevado por muchos países, ha repartido flamenco a expuertas. Gran músico, increíble. Él sí es un gran revolucionario.

–¿Chano Domínguez?

–Otro gran músico, gran jazzero. El siempre parte del jazz al flamenco y hace cosas muy bellas. No he estado demasiadas veces con él, pero cada vez que lo he visto hemos tenido charlas muy interesantes. Recuerdo una vez en Cuba, cuando yo empezaba

–¿Es usted músico y persona de ídolos?

–Sí tengo varios ídolos, los he ido persiguiendo de forma obsesiva. Pero después me he ido encontrado a otros, a pequeños satélites que me quedo prendados de ellos, incluso de un músico callejero.

–Por cierto, ¿y qué del joven Javi Ruibal?

–Lo admiro muchísimo, hemos actuado mucho los dos solos. Es genial. Lo decimos siempre, que hay una comunicación continua entre los dos. Tenemos mucho en común y en décimas de segundas nos entendemos, parece que nos hemos criado juntos. A Javier Ruibal padre también lo admiro muchísimo.

–Ha hablado de tres músicos de esta provincia, ¿le falta algo musicalmente?

–Yo soy medio de aquí, la mayoría de mi familia vive en Cádiz, sobre todo en Jerez. Esta provincia tiene grandes intérpretes del flamenco. No le falta nada musicalmente, aunque no se proyecte tanto porque no sea comercial.

–Usted que recorre el mundo con su obra, ¿se siente más querido fuera que en España?

–No, no me siento menos querido. Sí es verdad que me acogen de una manera diferente, pero porque los circuitos y ambientes, culturas son diferentes. Ven la música desde otro punto de vista.El respeto al instrumententista en algunos lugares como Japón es exagerado. Casi que no aplauden para no molestar.

–Cuando un artista es polifacético preguntamos con qué se queda, ¿en su caso?

–La composición es dura, lo que más me gusta es tocar, sentir al público, el directo.

–¿No le ocurre como le pasaba a Paco de Lucía, que el instrumento era su obsesión?

–Hay algo, pero no me obsesiona tanto como a él. Pocas veces huyo del piano, disfruto mucho con mi trabajo.

–¿Acostumbra a hacer balance, usted que no para?

–Sí, estoy pendiente de los balances. Me gusta saber de dónde vengo y dónde voy. Intento controlarlo. El último resumen que puedo hacer es que estoy muy contento. He trabajado mucho, desde pequeño estaba obsesionado con la música, no paraba de tocar. Mi conclusión es que todo el esfuerzo que he hecho ha tenido mi recompensa.

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