Bustamante exhibe su madurez musical en Fibes

David Bustamante ofreció ayer, en el Auditorio de Fibes, un concierto de presentación de su último álbum, «Vivir», y de baladas de sus 14 años de trayectoria

Bustamante exhibe su madurez musical en Fibes j. spínola

fran piñero

La madurez musical de un artista a menudo pasa por la contención. Por la emoción de los matices en vez del alarde. Por afinar un repertorio donde no hay cabida para el exceso. A tenor de lo ofrecido este viernes en Fibes, David Bustamante anda cerca de ese punto de inflexión.

Como segunda parada andaluza de su gira «Vivir», inaugurada en Málaga el pasado mes de noviembre, el cántabro llegaba a Sevilla para repasar, a lo largo de dos horas, el lado más pop y baladista de su carrera.

No tanto sus temas más icónicos, que cedieron el lugar a la interpretación íntegra de su octavo, y último, álbum de estudio, «Vivir», e incluso a la revisión de otros clásicos como «Cobarde», en una versión más cercana al swing que a la original.

Fue en contados momentos como ese donde Bustamante desplegó sus clásicos movimientos de cadera, para delirio de un público mayoritariamente femenino, que no dudó en corear y levantarse de sus asientos en los temas más rítmicos, como «Me arrepiento».

El recital daba comienzo pocos minutos después de las 21 horas, creando al instante esa atmósfera propia de los artistas que cuentan con una auténtica masa de fans. Con los que David interactuó en todo momento, haciendo gala de un afable carácter.

La vitalista «A partir de hoy» fue la encargada de romper el hielo, y de servir de precedente de un conjunto de letras que, aún cantadas al amor, no caían en sentimientos desgarradores.

Los momentos más intensos vinieron «de la partitura» de «Vuelvo a equivocarme», con un llamativo juego de luces en su tramo álgido, «Me salvas» o «Los amigos», con un Bustamante al piano.

La desconocida faceta del artista sirvió, además, para acompañar a su voz en una personal versión de «A mi manera», el primero de los dos covers de la noche, seguido de «Hoy tengo ganas de ti».

Fue en esta última canción donde comenzó a atisbarse esa llamativa voz de cabeza que le asemeja al mejor Cristian Castro, pero que ha dejado vía libre a ese estilo vocal más relajado que derrochó en «Feliz».

Unos registros más graves, pero siempre potentes y rematados en su característico vibrato, que cobraron especial fuerza en uno de sus temas más esperados, «Dos hombres y un destino».

La escenografía, sencilla, con unos peculiares cilindros que subrayaban los efectos lumínicos, y el vestuario, más cercano al de un «crooner» que al cantante «latino» de antaño, confirmaban la apuesta por la elegancia del espectáculo.

Canciones clave como «Mi consentida», que dedicó a «todas las bellas damas que están aquí esta noche», «Al filo de la irrealidad» o «A contracorriente» fueron completando un total de 21 temas que culminó con la reciente «Ya no quiero esperar».

Bustamante se despedía entre vítores y peticiones de más y más bises, pero sólo quedaba eso, esperar. A la siguiente cita sevillana. O a los tres conciertos que aún le quedan por ofrecer en Granada, Almería o Cádiz, por aquello de la cercanía. Esa que define el protagonista de esta crónica.

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